A poco de haber lanzado su último disco de estudio, In the Raw, Tarja Turunen tuvo que recluirse en su casa de Málaga para atravesar la pandemia. Junto a su marido y manager, el argentino Marcelo Cabuli, y la pequeña hija de ambos, la cantante finlandesa se enfrentó por primera vez a la quietud en un sentido casi estricto. “Había una energía rara y nadie entendía nada. A mí me encanta moverme, hacer deportes, vivo de gira, y de repente… Todo había cambiado”, recuerda la soprano en charla con Tiempo.

Este año, por fin, Tarja retomó su rutina. Como parte del Raw Tour 2022, se presentará este jueves y viernes en Rosario y Buenos Aires. “Me encanta la idea de volver a encontrarme con el público argentino, familia y amigos. En el Teatro El Círculo de Rosario grabé mi DVD en vivo, embarazada de cinco meses”, puntualiza la cantante.

La irrupción de Turunen como cantante de Nightwish fue una verdadera revolución para la escena del heavy metal de los ‘90. El cruce de estilos se hacía todavía más singular con su registro de soprano y su impronta operística. Como solista desde 2005, Tarja mantiene esa línea. In The Raw (2019) no es la excepción, con temas donde el rock pesado se transforma con arreglos orquestales y coros. Turunen se aboca también, y con constancia, al repertorio clásico y al folklore de su país natal, donde es una verdadera estrella. Además, a fines del año pasado vio la luz Outlanders, el proyecto que lleva adelante con el productor alemán de música electrónica Torsten Stenzel, y del que participan guitarristas invitados de la talla de Al Di Meola o Vernon Reid.

“Me gusta producir y todo el tiempo hay una lucha en mi interior por progresar, ser mejor artista, aprender cosas. Tengo estándares muy altos y siempre fui muy dura conmigo. Era de esas que lloraba tras bambalinas si cometía un error. Pero con la edad pude perdonarme, olvidar y aceptar que no existe la perfección”, confiesa Turunen. La cantante responde en inglés, con súbitas intervenciones de palabras en castellano, herencia de sus años transcurridos en Buenos Aires y de su presente en España.

Esto de no parar, no siempre significa correr. La colaboración entre Tarja y Stenzel es un reflejo de eso. “Oultlanders es un proyecto que empezamos hace más o menos diez años. Yo se lo sugerí a Torsten, me debía hacer algo de electrónica. Así que empecé a escribir. Los dos tenemos casa en la isla de Antigua. Entonces, cada vez que me iba de vacaciones con mi familia, grabábamos algo. ¡Pero era un proyecto eterno! (risas). Parecía que nunca iba a salir, hasta que dije: ‘basta, hay que terminarlo’. Finalmente él terminó la producción y yo terminé de grabar las voces acá en casa, y me puse a contactar a los guitarristas. Hice una lista según el estilo de las canciones. Es un hermoso proyecto, totalmente distinto y que me dio la posibilidad de experimentar con mi voz, es algo totalmente progresivo”.

La relación de Tarja con el rock y la industria tuvo un comienzo particular: la cantante suele contar que antes de Nightwish no escuchaba heavy metal. “Creo que la única banda de metal que conocía en ese momento era Metallica, era la época del Black Album, que fue un gran éxito comercial. Incluso en Finlandia, que es un país realmente metalero, yo estaba abocada a la universidad, con mis estudios de música y canto clásico. Vivía en una especie de caja, ocho horas por día de clases de piano, era otro mundo cuando entré a Nightwish”, rememora. “Rock sí escuchaba, porque siempre amé la música: Bon Jovi, Whitenaske, Alice Cooper, Guns n’ Roses, pero no metal. Y cuando entré al estudio a grabar el primer demo de Nightwish, tampoco había nada de metal: eran teclados, guitarra acústica, mi voz… ¡Parecía un campamento! (risas). Mi voz tal vez era demasiado para ese tipo de música. Así que, con los pibes de la banda, como ellos sí tenían todo ese bagaje, empezamos a hablar y se les ocurrió que podíamos combinar mi voz con algo de metal. Me encantó y dije que sí. Siempre fui muy abierta y aunque el estereotipo del metalero es que son cerrados, cuando entré en la industria realmente me aceptaron y siempre disfruté del respeto del público”.  

Foto: Tim Tronckoe

Si en el rock aún hay disparidad de género, en el metal esto siempre fue más notorio, aunque en la época en que Tarja lideraba Nightwish, algunos grupos como The Gathering y Arch Enemy también tenían cantantes femeninas. “Al principio estaba muy sola”, dice Turunen. “Si bien para mí ser mujer no fue un problema, en el sentido de que nunca tuve que lidiar con cuestiones sexistas, no fui comprendida del todo en este universo de machos que el rock siempre fue y aún es. Así que las mujeres de la escena tuvimos que demostrar nuestra fuerza. Y mi fuerte siempre fue mi voz. Yo sobreviví gracias a mi voz, que era algo distinto, poderoso, si se quiere”. Nightwish fue una gran experiencia pero tuvo sus dificultades: “En la banda sí fue una lucha constante, porque no entendían mi necesidad de privacidad. Yo entendí eso más tarde, gracias a las mujeres argentinas. En Finlandia tratamos de buscar la paridad con el varón, de hecho, fuimos de los primeros países en conquistar derechos en ese sentido, pero las mujeres finlandesas no se permiten demostrar emociones. Siempre tenemos que ser luchadoras, fuertes, vikingas, y estar al lado del varón. Las mujeres latinas se permiten mostrar lo que sienten, tener su voz al lado del varón. Y eso para mí fue un cambio muy significativo.”


Tarja

La cantante finlandesa vuelve con su gira Raw Tour 2022. Jueves 21 de abril en Teatro El Circulo, Laprida 1223, Rosario; y viernes 22 de abril en el Teatro Broadway, Av. Corrientes 1155.