El 15 de julio de 2010 Argentina se convirtió en el primer país de la región en garantizar el derecho al matrimonio igualitario. Así, todas las personas podían contraer matrimonio, y acceder a todos los derechos que esto implica.

Ahora bien, más de 10 años después, siguen habiendo algunas deudas pendientes. Entre las más importantes se encuentra la vinculada al derecho al cuidado.

Matrimonio igualitario: la larga noche en que se aprobó la ley.

La deuda es con las licencias

Más allá de que podamos entender a la Ley de Matrimonio Igualitario (26.618) como acorde a su tiempo histórico, el régimen de licencias actual sigue siendo el de la ley de contrato de trabajo de 1974, en donde la concepción de familia, la división sexual del trabajo y los estereotipos de género, se inscribían en una sociedad que no contemplaba la diversidad.

En este sentido, en la actualidad las parejas del mismo género muchas veces se encuentran con diversos obstáculos para acceder a licencias de cuidado.

Según Carolina Villanueva, directora y co-fundadora de Grow- género y trabajo, “pocas organizaciones contemplan la dificultad que tienen las parejas de hombres para tener hijos, adoptar, etc, y por lo tanto no ofrecen licencias. Para las mujeres gestar es más fácil si van por ese camino, pero tampoco contemplan licencias por tratamientos de fertilidad, pérdidas de embarazos, y licencias para quienes cuidan”. 

Algunos debates actuales

El año pasado se presentó el proyecto de ley Cuidar en Igualdad. Una iniciativa que tiene el objetivo de crear un sistema integral de cuidados y extender el régimen de licencias, tanto en cantidad de días como en la población a la que alcanza.

En este sentido, la sanción de la ley sería un avance para la toda diversidad de familias ya que establece 90 días de licencias por adopción, y extiende de 2 a 12 días la realización de trámites. También extiende los días de licencias para aquellas parejas que realicen tratamientos de reproducción asistida.

En 2020 se cumplió una década de la ley del matrimonio igualitario.

El proyecto, que fue presentado el año pasado, todavía no ha sido tratado. Y aunque sería un avance importante, al día de hoy esos derechos no están garantizados. Es por eso que muchas veces, ante la ausencia de políticas públicas, son las organizaciones empleadoras las que pueden impulsar esas transformaciones, promoviendo beneficios entre su personal que garanticen el cuidado en cualquier tipo de familia.

Desde Grow- género y trabajo acompañamos a las organizaciones que deciden emprender este camino. Celebramos que puedan tomar la iniciativa y ocupar ese lugar, al tiempo que consideramos que es el Estado el que tiene que garantizar estos derechos mediante leyes acordes al tiempo que estamos viviendo.

Si la ley de matrimonio igualitario sancionada hace 13 años fue pionera en su momento, al igualar los derechos de cualquier pareja a los de las parejas heterosexuales y cisgénero, hoy el desafío consiste en ampliar esos derechos, y garantizar el derecho al cuidado.