Más de tres décadas nos separan de aquella declaración de feministas desde el sur global desde la cual cada 28 de septiembre se conmemora el “Día por el Derecho al Aborto de las Mujeres de América Latina y del Caribe”.

El impacto de esa declaración en la lucha de los movimientos de mujeres y la comunidad LGBTQ+, no sólo resuena en notorios avances en los derechos sexuales reproductivos y no reproductivas, también es un hito fundamental para analizar la internacionalización de las luchas que recorren la región y el mundo. Como lo vivimos en la inclusión de estos temas en las agendas políticas de la última década, como lo vivimos el jueves con marchas en todas las provincias argentinas, en los países de la región y el mundo entero.

A contra marcha de esto, es notable en el contexto electoral la masculinización de la campaña y una aturdidora conversación pública inflando discursos conservadores y privatistas. Un eco bastante amplificado por los medios y los algoritmos de lo que escuchábamos a fines del milenio. Si hay algo que hemos aprendido en todos estos años es que cuando no imponemos la agenda de derechos, se instala status quo, que sería lo menos perturbador y dañino ante los discursos efectistas y de retroceso de los fascismos que juegan hoy en las elecciones generales.

Pero ¿Qué pasa con la fórmula que habla de avanzar en derechos? Entrevistadas por estos temas, las consultoras Analía del Franco y Paola Zuban coinciden en que Unión por la Patria es el frente que más votos ha obtenido de las mujeres. Del Franco profundiza que “es notable la diferencia en las paso a la preferencia por parte de las mujeres a la dupla Massa-Rossi”. Advierte además que hay grandes posibilidades de buscar votos en las jóvenes que no han ido a votar, frente a un liderazgo autoritario que refleja La libertad Avanza”.

En tanto que Paola Zuban plantea que “las mujeres somos más en el padrón electoral y votamos en mayor proporción que los varones”. Sin embargo la agenda electoral “no ha incluido- salvo algunas excepciones muy limitadas y las reivindicaciones de la izquierda- la agenda de género dentro de sus propuestas ni de sus mensajes o narrativas de candidatos/as. De hecho, se excluyó el tema no solo de las propuestas, sino de los debates presidenciales”.

Concluye además que “en las elecciones PASO, el 30% del padrón electoral no concurrió a votar por lo que el papel del voto de las mujeres que sí se comprometan a votar en octubre será significativo sin duda”.

A estas instancias los temas económicos y las últimas decisiones que influyen en la economía cotidiana no han tenido en cuenta las desigualdades estructurales y brechas de género en términos económicos y de oportunidades. Las mediciones y estudios demuestran que casi el 70% de las personas con menores ingresos son mujeres. Si hablamos de lo urgente, el último informe de la Casa del Encuentro muestra que desde el 1 de enero al 31 de agosto de este año las víctimas de la violencia machista extrema fueron 224.  Detalla que hubo 204 femicidios y femicidios vinculados contra mujeres y niñas.  3 Trans/Travesticidios. 17 Femicidios vinculados de varones y niños.  Aun así no se han dado a conocer propuestas concretas y políticas efectivas y eficientes que logren superarlas.

Esta realidad muestra que lo electoral es más que la paridad en las listas. Lejos de estar agradecidas y calladas, siendo consecuentes con quienes escriben libretos de campaña, -convencidos que los planteos de los feminismos llevan a un rechazo de la ciudadanía-, cada día los feminismos demuestran que el activismo por políticas de cuidado, la erradicación de la brecha salarial, la visibilización de las violencias de género y la feminización de  la pobreza son problemáticas que afectan a la mayoría de la población, incluyendo a las infancias y a las y los jóvenes que también votan y están desencantados de la política.

En medio de la batalla electoral, el 28S cientos de organizaciones y miles de personas autoconvocadas sintieron el llamado de los feminismos para marchar por sus derechos al grito de “la libertad es nuestra”. No son simples consignas. Esta no es una manifestación más en una fecha cualquiera. El jueves quedó demostrado  que las luchas permitieron a las mujeres y personas LGBT  avanzar en  la historia. Las luchas han sostenido y profundizado estos 40 años de democracia ininterrumpida. Tomar las calles es un alerta para quienes gestionan, para las y los candidatos. Es un alerta para que escuchen e incluyan en sus agendas las demandas y los derechos que faltan conquistar. «