Todo el tiempo y en todas partes. En Lobos, provincia de Buenos Aires, se encontraron rastros de 25 plaguicidas en el suelo, sedimento, materia vegetal y agua de zonas rurales y urbanas, tanto en el reporte de otoño-invierno como en el de primavera-verano. La presencia permanente y extendida de los agroquímicos en el ambiente se confirmó con los resultados del segundo informe impulsado y solventado por las organizaciones socioambientales de ese distrito, que completó así el muestreo anual. Lo que comenzó como una preocupación ya es una certeza. En el medio, entre el primer informe y el segundo, lo que era un casi un tabú se volvió tema candente a nivel local, y semilla para la organización y el reclamo en otros puntos del mapa.

Un bingo y muchas donaciones fueron necesarias para reunir el dinero para enviar al INTA de Balcarce las muestras de la segunda etapa del relevamiento. Tal como había ocurrido en la primera etapa, la iniciativa fue autogestiva y financiada desde la comunidad.

“Los nuevos resultados mostraron más diversidad de agroquímicos. Y tenemos presencia incluso en granjas agroecológicas, donde no deberían estar. Es decir que tenemos establecimientos que están generando alimento sano y se ven contaminados por el modelo predominante, hegemónico, que afecta su producción”, advirtió Damián Lencina, biólogo y productor agropecuario, miembro del Colectivo por la Agroecología y la Soberanía Alimentaria (CoPLASA).

Por caso, en agua de red se midió la presencia del herbicida 2,4D y también se encontró arsénico en un nivel muy alto. “Preocupa la convivencia del arsénico con plaguicidas, ya que ha sido constatado por la ciencia que se produce un aumento en el potencial tóxico del mismo y del glifosato, cuando ambos están presentes en el agua”, advirtieron en el informe.

En este segundo muestreo, las organizaciones no pudieron volver a tomar una muestra de la bomba n° 19, de la red de agua que llega a las casas, porque el Municipio no lo autorizó. En lugar de ello, se analizaron muestras de domicilios en zonas urbanas, donde también se constató la presencia de agroquímicos.

“Viendo todo el estudio, observamos 25 plaguicidas distintos. Hay una enorme diversidad en el ambiente de Lobos. (Los agroquímicos) no quedan en los campos, están en todos los ambientes por la deriva. Contrariamente a lo que dicen los que aplican, observamos agroquímicos en zonas rurales y urbanas, en agua de pozo y de red, y en el agua de red de la laguna”, detalló Lencina en diálogo con Tiempo. Al respecto agregó que “esto tiene que ver con el estado de nuestra laguna, donde vemos que todos los años hay mortandad de peces. Hace poco estuvo por bastante tiempo en ‘semáforo rojo’: no se puede bañar ni consumir peces por alta cantidad de cianobacterias”, explicó el biólogo.

Ni bidones

Tras los resultados del primer informe, el año pasado, vecinas y vecinos presentaron un amparo y la Justicia les dio la razón, ordenando al Municipio la entrega de bidones de agua potable a las familias amparistas, así como a escuelas y clubes del distrito. Sin embargo, el Ejecutivo local apeló y no concretó esa entrega.
La presentación judicial reclamaba también que se respetara una distancia de 1095 metros de distancia desde zonas habitadas hasta la fumigación con agroquímicos, medida que tampoco fue implementada.

“Ahora no hay metraje (de distancia) porque no hay ordenanza vigente. Están terminando de formular una, pero ya nos dijeron públicamente que todos los estudios que habíamos realizado desde la ciudadanía iban a ser desestimados. Que no iban a ser tenidos en cuenta para la toma de decisiones. Desde el Concejo Deliberante, los legisladores hicieron público eso”, afirmó Lencina.

Las autoridades locales, según advirtieron las organizaciones, contrataron para su propio informe al laboratorio cordobés Ceprocor. Desde la Junta Vecinal Laguna de Lobos, Casa de la Cultura de Lobos, Coplasa, Frente de Izquierda Unidad, Alianza Clima, Vida y Salud Lobos denunciaron que ese laboratorio no busca determinados plaguicidas de uso actual y que utiliza equipos que no llegan a detectar las bajas concentraciones. “Una mala interpretación de esto puede llevar a afirmar que no hay plaguicidas, cuando en realidad sería como obtener un ‘falso negativo’, es decir, que podría haber plaguicidas pero no se detectan con el instrumental utilizado. Los estudios realizados en INTA Balcarce, que toman el valor de referencia de la Unión Europea, pueden encontrar plaguicidas hasta en concentraciones muy bajas, mostrándonos que sí están presentes”, contrastaron.

“Todo el mundo en Lobos habla de esto”

Las mediciones impulsadas por las organizaciones socioambientales de Lobos –reunidas para este fin en Aporte por el Ambiente de Lobos (APAL)- se convirtieron en un caso pionero, por la autogestión de la iniciativa y por la elaboración de un protocolo para la toma de muestras y la concreción del proceso.

“Nos sigue llegando información de otros pueblos. Nos pone muy contentos que otros pueblos puedan hacer estos estudios. Eso nos parece gigante”, expresó Lencina, de Coplasa. “Y a nivel local, lo que era un tema tabú pasó a ser de conocimiento público. Hoy todo el mundo en Lobos habla de esto. Gente que nos empezó a contar los casos de enfermedades en su familia. Y se dio que surgió la Asamblea Lobos Sin Agrotóxicos. Antes de estos estudios no estaba, en la comunidad ya es un tema”, destacó el biólogo.

A partir de ahora, con la reconfirmación científica de la presencia de agrotóxicos en el ambiente, las organizaciones analizarán los pasos a seguir: “Lo alarmante es que, sin regulaciones y límites, estos plaguicidas los tenemos siempre en el ambiente”.