Con la cuarta semana de paro en curso y en medio de un conflicto complejo, resultado de aplicar  al sistema universitario el programa de ajuste que se descarga como un mazazo sobre toda la administración pública, el gobierno nacional tomó nota de la inquietud creciente de amplios sectores de la ciudadanía vinculados a la educación superior y a la actividad de investigación en ciencia y tecnología que se realiza al interior de las universidades, y decidió convocar a los rectores.

El presidente Macri recibió a más de 20 de ellos en la Casa Rosada, a su regreso de Vaca Muerta, en una reunión de la que también participó su ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro. Los argumentos que escucharon fueron los mismos que, reunidos como en un manual, varios funcionarios ya habían recitado la semana pasada, y que la comunidad educativa se ocupó de desmentir. “Haremos el máximo esfuerzo presupuestario”, prometió el presidente.

En principio, los rectores recibieron un mensaje que no atañe a lo presupuestario sino a lo salarial. El 15% ofrecido y rechazado por los docentes universitarios ya no es un “techo” sino un “piso”, les dijo Macri. Al salir de la reunión, que duró unos 40 minutos, Alberto Barbieri, rector de la UBA, se apuró a declarar que era “muy bueno” que el presidente augurara una solución para la paritaria y que “mostró que se empieza a liberar fondos”.

El gobierno se ha preocupado por dividir las aguas: por un lado la discusión salarial, por el otro el dilema presupuestario. El lunes, y por primera vez desde el comienzo de las paritarias, Finocchiaro se sentó con los gremios universitarios –Conadu y Conadu Histórica, FeDUn, CTERA, UDA y FAGDUT– en la mesa de negociación. Tras ofrecer el 15%, enseguida salió a declarar que “era una oferta en otro contexto, hoy es poco”. Tras un cuarto intermedio, los representantes de los trabajadores volverán a ver a Finocchiaro este miércoles a las 10.

Horas antes del encuentro con los rectores, el ministro había pretendido desacreditar las protestas de los universitarios, tildándolos de “alianza kirchnerotrotskista” que “tiró 14 toneladas de piedras de desinformación” para instalar en la opinión pública el problema del financiamiento de las universidades, que según Finocchiaro no es tal.

Roberto Baradel, en el primer día del paro de 72 horas de los docentes bonaerenses, respondió a las elucubraciones conspirativas del ministro en declaraciones a FM La Patriada:“Alejandro Finocchiaro –ex director general de Escuelas de la Provincia– está lejos de ser un ministro de Educación, tengo miles de diferencias con esteban Bullrich, pero por lo menos tenía iniciativas”.

El ministro aceptó que el reclamo salarial es legítimo, pero dijo que la preocupación de los docentes y la de los rectores “son cosas separadas”. Volvió sobre el discurso eficientista de las “carreras donde hay más profesores que alumnos”, oportunamente rebatido por los gremios, y aseguró en tevé que “hay rectores que ganas más que el presidente”, aunque se cuidó de repetir esa bravata en la reunión. Dijo, por fin, que “es mentira” que el gobierno desfinancie a las universidades y que haya dejado de ejecutar pagos, tal como horas después repetiría Macri ante los rectores.

Por lo pronto, y más allá de la discusión salarial que seguirá este miércoles, el vaciamiento de las políticas universitarias, evidenciado en las más de tres semanas que demoró el Ejecutivo en dedicarle al área, por lo menos, una reunión –de la que no surgen mayores certezas–, han calado hondo en la comunidad educativa. Se prevé, por lo tanto, una multitudinaria afluencia para la Marcha Federal Universitaria del jueves 30, que irá desde el Congreso hasta el Ministerio de Educación, luego de los muchos abrazos que rodearon a varias casas de altos estudios la semana pasada y masivas movilizaciones como la que vivió Córdoba.