En 2010 uno de cada dos chicos argentinos no tenía computadora en su hogar, en lo que constituía una gran brecha digital que tornaba difícil el trabajo escolar con las tecnologías de la información y la comunicación. Esta brecha seguía una lógica socioeconómica, es decir, que los chicos de familias humildes no tenían computadoras mientras que los chicos de clase media y alta tenían una o más, en sus casas, y accedían también, en las escuelas privadas, a los recursos tecnológicos de la institución. El Programa Conectar Igualdad fue una política cultural clave que partió de este escenario y se planteó el objetivo de dotar de computadoras a los alumnos y a los docentes de educación secundaria de gestión pública en todo el país, capacitar a los docentes en el uso didáctico de las computadoras y generar la inclusión de las mismas en el proceso de enseñanza.

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Diversas evaluaciones han mostrado que esta política logró en gran medida los objetivos de ampliar el acceso y capacitar a los docentes, mientras que fue algo menos exitoso en garantizar la incorporación de las computadoras en el proceso educativo. Las críticas políticas y mediáticas buscaron instalar la idea de que este programa y la inversión realizada había fracasado, basándose en datos y argumentos disímiles que poco tenían que ver con los objetivos del programa. Se dijo que los malos resultados en las pruebas PISA mostraban que el dinero se había invertido mal, que las computadoras se rompían o que eran obsoletas o bien se criticó que los estudiantes no hacían los usos esperados con ellas. Las evaluaciones académicas, en cambio, mostraron que no sólo se logró desmercantilizar el acceso a la computadora sino que estos dispositivos generaron diversos usos y apropiaciones por parte de los estudiantes -e incluso de sus familias- y que, por sobre todo, tuvieron el virtuoso efecto de habilitar a las escuelas y a los docentes a trabajar con las computadoras en la clase.La escuela pública es una institución que opera con el horizonte de la igualdad y que, como señalan los docentes consultados en investigaciones en las que he participado, no puede proponer un tipo de trabajo que requiere del uso de recursos que sólo algunos de los alumnos poseen. Este tipo de impacto del programa fue mucho más significativo en las escuelas ubicadas en zonas pobres o periféricas a las grandes ciudades.

En 2018, el gobierno de Cambiemos elige mirar la foto en vez de la película. Sí, es cierto que hoy la brecha digital ha disminuido, en buena medida gracias a la exitosa implementación de Conectar Igualdad. Pero si se elimina la política que permitió cerrar la brecha digital, ¿cómo se garantizará que todos los estudiantes sigan teniendo acceso a una computadora? El nuevo Plan Aprender Conectados, incluido en el Boletín Oficial 33.861 del 2 de mayo pasado, poco dice al respecto.