Reunidos en asamblea, los estudiantes del Colegio Mariano Acosta analizaron los acontecimientos que vienen sucediendo desde el jueves, cuando realizaron una clase abierta y fueron intimidados con la “visita” de un agente armado. Al otro día, el Ministerio de Educación le pidió a la directora Raquel Papalardo que abandonara su cargo y se jubile. Como respuesta, los alumnos harán un abrazo al establecimiento la próxima semana y llevarán adelante otra clase abierta. Esta vez, sobre violencia institucional.

Papalardo tiene 65 años, es docente de Geografía y está en condiciones de jubilarse hace rato. “Pero siempre hay cosas por terminar”, según sus propias palabras, por lo que el merecido descanso se fue postergando. “Ahora, estamos trabajando en un proyecto que nos va a llevar unos dos o tres meses más que tiene que ver con la escuela, los espacios de la memoria y el resguardo de documentación. El colegio es un monumento histórico nacional. Tiene valores tangibles e intangibles”, explica orgullosa a Tiempo.

Sin embargo, todo tiene un final y la directora del Mariano Acosta había decidido presentar en julio los papeles de la jubilación para finalmente retirarse en diciembre, tras 40 años en la institución. Pero en las últimas horas, esa estabilidad emocional y laboral cambió.

Papalardo quedó expuesta por denunciar que un policía de la Ciudad había ingresado armado el jueves de la semana pasada al establecimiento para cerciorarse si iban a manifestarse o no en la vía pública. Menos de 24 horas después recibió un llamado de la Dirección Administrativa Docente para pedirle que presentara la documentación de su jubilación. La comunicación volvió a repetirse el lunes.

“Creo que molestó lo que había pasado el día anterior”, asegura Papalardo, quien sostiene: “Me voy este año. Esto me pareció un apriete innecesario. Habrán pensado que al llamarme me iban a sacar de encima. Es algo intimidatorio y aleccionador para los docentes que quieran expresarse, que vienen teniendo mucho miedo de lo que piensan y lo que dicen”.

“Esta escuela tiene una particularidad. Es muy unida y participativa. Tiene un lineamiento de escuela pública muy progresista, donde lo social y el valor de los vínculos y la palabra circula constantemente”, señala la directora, quien recordó que apenas trascendió el grave episodio, recibió gestos de solidaridad de padres, alumnos, ex alumnos y docentes.

La incursión policial en el colegio valió una denuncia penal por parte del asesor tutelar Gustavo Moreno ante la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario y un pedido de informe para que se establezca quien dio la orden y quien estaba a cargo del oficial.

El lunes, funcionarios de la Procuvin y Atajo se presentaron en el establecimiento para interiorizarse sobre el caso y tomar testimonios de los participantes de la clase abierta. “Mi mayor temor es que me den la baja de oficio”, explicó Papalardo al portal Nueva Ciudad, donde argumentó: “Estoy entre la espada y la pared: o presentó los papeles o me dan la baja de oficio, es decir, quedar sin sueldo ni jubilación. Y yo vivo de esto”.