Kevin tenía nueve años y vivía en Zavaleta. El 7 de septiembre de 2013 fue asesinado como consecuencia de un tiroteo entre dos bandas ajenas al barrio, mientras se disputaban una casa deshabitada en una zona liberada por la Prefectura Naval y la Gendarmería.

Un año y medio después del asesinato, el prefecto Daniel Stofd, quien arribó a la zona después del asesinato, fue procesado por el juez Luis Alberto Schlegel, quien entendió que Stofd como garante de la seguridad hubiera podido evitar la muerte de Kevin. No obstante, el prefecto fue liberado, premiado y trasladado a un destacamento de Entre Ríos. 

El pasado 10 de agosto, el abogado de la familia, Luciano Ortiz Almonacid presentó el requirimiento de elevación a juicio en la causa que sigue al prefecto. 

Al cumplirse tres años del asesinato, el Papa grita en la tapa de la revista de cultura villera la Garganta Poderosa. En la contratapa de la se reproduce un fragmento de la carta de Francisco que se replica en Tiempo.

Señora Paola Vallejos, 

Buenos Aires

Querida Paola:

La foto dándote el Sacramento de la confirmación, la carta que me trajo Juan. Foto y carta; confirmación y vida; Paola, Juan y Jorge; mucha cruz y luz de resurrección. Todo esto junto. Entramado de una vida, de muchas vidas; cruce de caminos, algunos lindos y otros tortuosos… Y, al final, pudiste gritar, como yo también –en otras circunstancias y con dolor- también pude.

Tu carta me hizo bien y recuperó memoria. Memoria de tantos rostros queridos y también memoria de tanta crueldad y esclavitud que arruina esos rostros y les quieren arrancar la dignidad. Sí, Paola, desde que este mundo optó por sacar del centro la obra más linda de Dios –el hombre y la mujer- y poner allí al dios dinero, se repiten y acentúan los esfuerzos por arrancarnos la dignidad. Entonces, hombres y mujeres, creados con las manos artesanales de Dios, o son esclavizados por las innumerables maneras de trata de personas o son compelidos a adorar a ese “dios dinero” que usurpó el centro de la maravillosa creación. Y, en ambos casos, se les arranca la dignidad.

Gracias, Paola, por luchar contra esta idolatría que nos destruye como pretendió hacerlo la idolatría de mi tiempo con el mismo Hijo de Dios. Gracias por animarte a imitar el coraje de aquella mujer cananea (Mt. 15: 21-28) que no paró de gritar hasta ser escuchada. Gracias por tener la valentía a la que nos invita Jesús, el único capaz de vencer la idolatría del mundo.

Por favor, te pido que en medio de la lucha de cada momento, no te olvides de rezar por mí, para que el Señor me dé el coraje necesario para revivirlo a Él y a los hermanos, sin cobardía. Y te prometo rezar por vos.

Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide.

Afectuosamente,

 Francisco

(Padre Jorge)