En una jornada cargada de emociones, declararon dos familiares directos de Rafael Nahuel, el joven de 22 años asesinado a balazos el 25 de noviembre de 2017, por cinco agentes de Prefectura Naval Argentina que hoy están sentados en el banquillo de los acusados ante el Tribunal Oral Federal de Roca

“Le disparan a mi primo, cae al piso y después me disparan a mí”, recordó Johana Colhuan, prima de la víctima, antes de quebrarse en llanto. Según reconstruyó el Diario Río Negro, la chica rememoró que “(Rafael) no podía ver, respirar, tenía sed”. Inmediatamente después, ella le tomó la mano y le prometió que iban a bajarlo. Sin embargo, el muchacho les insistía que lo dejaran ahí, para que no “cayeran” todos por su culpa. 

Entre lágrimas, Johana describió que improvisaron una camilla con un tablón, al que lo ataron para que no cayera por la pendiente, pero a los cinco minutos falleció. 

Todo ocurrió a la altura del kilómetro 2006 de la Ruta Nacional 40, en las inmediaciones del Lago Mascardi, una zona que la comunidad Lafken Winkul Mapu, a la que pertenecía la familia de Rafael, la considera dentro de su territorio ancestral.

“Empiezo a escuchar disparos y empiezo a correr, como volviendo al mismo lugar que estábamos, cuesta arriba, porque estaban disparando. Era un disparo detrás del otro”, precisó Johana, en referencia a lo que sucedió aquel día. “Rafa me decía que corra, que corra. Yo le decía que se salve él. Me empezó a empujar para que yo pueda seguir corriendo”, relató la joven, quien insistió que ellos eran 9 en contraposición a lo que había declarado el prefecto Juan Obregón un rato antes, en donde aseguró que “eran cuatro contra 30” al intentar imponer la versión de que se estaban defendiendo.

En la jornada de hoy, también declaró María Nahuel, la tía de Rafael, quien advirtió: “No somos terroristas; solo queremos vivir como mapuches”. En otro tramo de su testimonio, afirmó que “el pueblo mapuche no tiene armas, pelea como puede, a los gritos (…) No somos una guerrilla, no somos delincuentes”.