El rechazo de la oposición al presupuesto 2022 no genera problemas sólo en la negociación con el FMI. Las aristas que se desprenden de esa decisión son múltiples. Una de ellas, el financiamiento de la ciencia nacional.

La Ley de Inversión en Ciencia y Tecnología, que votó por unanimidad el Congreso a principios de este año, prevé un aumento progresivo de los fondos dedicados al área respecto al PBI, algo similar a lo que estableció la Ley de Educación hace 15 años. Del 0,28% del PBI actual para ciencia se va a pasar al 1% en 2032, de manera escalonada. En 2022 iba a ascender al 0,31% del PBI.

En ese marco, preveía que el fondo federal fuese de 20 mil millones de pesos. Iban a ser destinados a las provincias para desarrollar áreas claves como biotecnología, desarrollo aeroespacial y satelital, energías alternativas, transición energética y nanotecnología. El objetivo: agregarle valor a las producciones primarias. 

«La oposición, al impedir que Argentina cuente con un presupuesto para el 2022, le da un duro golpe a la ciencia y la tecnología al impedir que se cumpla con la Ley de Inversión en Ciencia y Tecnología votada por unanimidad por el Congreso en el presente año –apuntó el ministro de Ciencia, Daniel Filmus–. Esto perjudica principalmente a las provincias con más necesidad de desarrollo, ya que la Ley establecía un fondo que se iba a crear por primera vez en la historia argentina para federalizar la investigación científica».

La gestión macrista había disminuido del 0,37 al 0,22% del PBI la inversión en Ciencia y Tecnología entre 2015 y 2019. A la par, le rebajó el rango de Ministerio a nivel de Secretaría, similar a Salud, Cultura o Trabajo. “Hoy vuelve a darle un duro golpe a la soberanía científico-tecnológica y a evitar el proceso de federalización que debía iniciarse el próximo año», planteó el ministro. Y agregó que el rechazo presupuestario «condiciona, entre otras, las inversiones en investigación en biotecnología aplicada a la cadena agroindustrial, en transición energética en temas como litio, hidrógeno y energía eólica; en el sector aeroespacial y satelital, en nanotecnología y nuevos materiales. También dificulta los avances en el desarrollo de las vacunas nacionales contra la Covid».

El espíritu federal de los lineamientos científicos no es un dato menor. Actualmente el 80% de la investigación científica y tecnológica nacional se desarrolla en cuatro provincias: Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Revertir esa centralización de la ciencia fue una de los objetivos centrales de la ley de Ciencia, que le otorga mayor poder y estímulo a las provincias en trabajo conjunto con las instituciones científicas radicadas en cada una de ellas, sobre todo universidades o centros del Conicet u organismos como Invap, la Conae y Conea.

La norma habla de «generar incentivos para la inversión del sector privado en actividades que involucren la investigación, el desarrollo y la innovación, fomentando el desarrollo de empresas de base tecnológica y la creación de aglomerados productivos destinados a generar bienes y servicios intensivos en conocimiento».

También procura «estimular la generación de divisas mediante la exportación de productos y servicios con agregado de valor y fortalecer el proceso de sustitución de importaciones; propiciar la igualdad real y efectiva de la participación de las mujeres y la población LGTBI+ en todos los niveles y ámbitos del sistema científico-tecnológico».

Invap, por ejemplo, empresa líder en el desarrollo de radares y satélites en la región, anunció que sumará nuevos «talentos» con perfil tecnológico para 2022. La empresa estatal inició dos búsquedas junto al Instituto Balseiro y la Universidad Nacional de Río Negro para incorporar egresados especializados en telecomunicaciones.

El otro punto es el perfil de una ciencia con valor agregado que también aporte divisas. En ese sentido, el Ministerio de Ciencia acaba de informar que tendrá un área de «exportaciones en Ciencia y Tecnología». El objetivo es «cambiar el modelo productivo de exportación primaria», aseguró Filmus. Y completó: “Si nosotros instalamos la marca de ciencia argentina, estamos en condiciones de tener mucho éxito”.