Cesó la lluvia y ahora el frío se apoderó de un otoño invernal en el Palacio de Congresos de Madrid, donde hoy se inauguró la esperada Cumbre del Clima (COP25), cuyos debates han girado desde el inicio, en varias mesas redondas con líderes políticos y expertos la ONU, alrededor de la necesidad de que los países incrementen la ambición de sus planes nacionales en la lucha contra la emergencia climática. 

Acaso uno de los datos más llamativos de la jornada inaugural es la escasa participación de los principales representantes de los distintos gobiernos y de las organizaciones civiles de nuestra región. “¿Es la Cumbre de América Latina sin América Latina?”, se preguntaba bien temprano Adrián Martínez, director de la ONG ambientalista costarricense La Ruta del Clima. Por ahora sólo llegaron los presidentes de Ecuador, Lenin Moreno; de Honduras, Juan Orlando Hernández; y Mauricio Macri, protagonizando uno de sus últimos viajes como mandatario argentino.

Macri participó al mediodía de la Mesa Redonda de Jefes de Estado, presidida por el español Pedro Sánchez. Durante su brevísimo turno para tomar la palabra, Macri enfatizó las acciones de su gobierno en temas ambientales: “Vine personalmente para contarles todo lo que hemos hecho en la Argentina durante estos años en la lucha contra el cambio climático”. Continuó diciendo que fue el primer país en presentar su plan nacional para la reducción de las emisiones, también dijo que puso en marcha un Gabinete Nacional de Cambio Climático y que su gestión dio un fuerte impulso a las energías renovables, que hoy suponen el 8% de la generación de la electricidad. Aseguró que llegarán al 20% para 2025. Y habló de mejoras en las prácticas de la ganadería y la agricultura.

A contramano de esos supuestos avances en materia climática, según la ONG argentina Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), presente en la COP25, la gestión Cambiemos no estaría cumpliendo las metas fijadas por el Acuerdo de París con su actual plan nacional para reducir las emisiones. Y esto se vería principalmente en la promoción del megaproyecto no convencional de Vaca Muerta y en la deforestación de los bosques.

Respecto de este último punto, el presidente saliente dijo en Madrid que se había duplicado la superficie de las áreas protegidas. Según FARN, esta acción positiva se ha visto contrarrestada con el creciente desmonte de los bosques, principalmente del Gran Chaco, convirtiendo a la Argentina en uno de los 10 países con mayores niveles de deforestación en el mundo.

Otro de los temas que contrastan con el discurso del presidente de esta mañana tiene que ver con Vaca Muerta. Según el director ejecutivo de FARN, Andrés Napoli, “un 87% de la energía que se consume en la Argentina proviene de combustibles fósiles. Si se quiere cumplir con los objetivos climáticos de París, no se podría seguir con la actividad en Vaca Muerta, porque las consecuencias de la extracción de gas y petróleo no convencional comprometerían una de las mayores fuentes de emisiones no sólo del país sino del mundo, si se produjera según lo esperado”.

Ramiro Fernández, director de cambio climático de la Fundación Avina, es más optimista y cree, por el contrario, que la Argentina deja un legado importante en materia ambiental, pero coincide con Napoli en la urgencia de repensar Vaca Muerta. “El país necesita hacer bien las cuentas tanto del beneficio que nos está realmente aportando el proyecto neuquino como el balance de las emisiones totales”, evaluó en diálogo con Tiempo.

“Todavía tenemos la oportunidad de cambiar. Sigamos trabajando juntos y sin demoras por el bienestar de las generaciones que vienen, que serán los que valoren lo que hicimos, pero sobre todo por lo que no hicimos”, concluyó Macri su alocución.

Lo que no se hizo tocará a la nueva gestión enfrentarlo. ¿Cuáles serán las líneas de trabajo de un “peronismo verde”? ¿Se continuará la promoción de las energías renovables? ¿Se incrementará la “ambición” del país en sus metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero?

Vistas en clave regional, esa reducción y la reformulación de los mercados de carbono aparecen como discusiones clave para América Latina en la COP25. “Es necesario volver a poner a la gente en el foco de la acción climática –sostiene el costarricense Martínez-, y hacer transiciones justas en América Latina que no perjudiquen a los trabajadores y a las comunidades”.