Julieta Pérez entró en lista de espera para un trasplante de hígado por una hepatitis autoinmune en 2013. Llegó el órgano, en el Garrahan la trasplantaron y su organismo lo rechazó. Al mes siguiente recibió un nuevo hígado. Tras esa intervención, distintas complicaciones la llevaron a pasar por 17 cirugías y 9 meses de internación. Pero al final hay recompensa. 

Hoy, con 25 años, gracias a los cuidados que recibió, lleva una vida normal, practica natación y trabaja en el área de ropería del mismo hospital que la trató

La hepatitis autoinmune es una enfermedad crónica en la que el sistema inmunitario ataca el hígado y causa inflamación y daño. Se desconoce la causa, aunque existe predisposición genética y puede haber factores desencadenantes. Otras hepatitis pueden tener origen viral, o en enfermedades metabólicas, tóxicas o vasculares. 

«Las Hepatitis A y B pueden prevenirse con vacunas que son gratuitas y obligatorias y están incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación. Contra la hepatitis A se aplica a los 12 meses de vida en una única dosis y para la B, la primera al nacer y luego a los 2, 4, 6 y 18 meses», explican desde el Garrahan. 

Julieta llegó al hospital tras la aparición de los primeros signos de la enfermedad: coloración amarilla en los ojos, vómitos, hinchazón y la orina oscura. “Cuando llegué al Garrahan me explicaron todo lo que me pasaba. Si no venía, de esa noche no pasaba”, relata.  

Respecto a su paso por la institución pediátrica cuenta que conoció varios servicios durante los años que la cuidaron: “Me sorprendió la conexión que cada profesional tiene con cada paciente, crean un vínculo. Yo lo sentí, les importamos más allá de su tarea en la recuperación de la salud de cada niño o niña”. 

Por año, el Garrahan diagnostica aproximadamente 60 nuevos pacientes con hepatitis y se atienden 800 consultas de niños, niñas y adolescentes con esta enfermedad. Solo los casos graves necesitan un trasplante. El Hospital realiza entre el 60 y el 70 por ciento de los trasplantes hepáticos de todo el país siendo el referente para toda Latinoamérica. 

Resaltan que gracias a la continua investigación y formación de profesionales, las nuevas técnicas logran una mejor calidad de vida de pacientes intervenidos: «El equipo de salud los acompaña durante todo el proceso, desde su diagnóstico, tratamiento y recuperación, hasta su traspaso al hospital de adultos».  

“Este hospital me salvó una y otra vez durante la internación, después del alta y hasta hoy inclusive. Tengo quienes me quieren y me cuidan, trabajo de costurera que me encanta y siento que le devuelvo un poco de todo lo que el hospital me dio y me sigue dando”, remarca Julieta emocionada. 

Los síntomas y signos de la hepatitis autoinmune incluyen fatiga, malestar o distensión abdominal, coloración amarillenta de la piel y los ojos, orina oscura, dolor en las articulaciones, sangrados por la nariz o encías. Cuando se trata a tiempo, se puede controlar mediante medicamentos que disminuyen la respuesta inmunológica. Solo en casos graves puede ser necesario el trasplante de hígado. 

Para evitar el contagio de las hepatitis virales es importante siempre lavarse las manos luego de ir al baño y antes de comer, consumir agua potable, extremar los recaudos ante el contacto con personas enfermas, utilizar elementos estériles en procedimientos, incluyendo piercing y tatuajes, y de métodos de barrera para evitar el contagio por vía sexual. 

El Día Mundial contra la Hepatitis se celebra cada 28 de julio por el nacimiento del doctor Baruch Blumberg, quién descubrió el virus de la hepatitis B, inventó la prueba diagnóstica y la vacuna. Sobre su trabajo en el Garrahan, Julieta comenta que un amigo le avisó que había un puesto para costura, probó y entró. “Lo primero que hice fueron sábanas para los quirófanos y fue increíble: las usé en tantos ingresos a quirófano y ahora las estoy confeccionando, pensaba. Me sentí feliz porque me ayudó a ver todo lo que superé hasta llegar acá, a valorar lo que tengo y cuidar mi trasplante”.