Inflación, internas, guerra. El mundo no para. Y, aunque ya no estén en primeras planas, las enfermedades contagiosas tampoco. La política sanitaria transcurre estos días entre un aumento de infectados por Covid-19 y el conocimiento de un caso de hepatitis severa aguda en Rosario, con otros ocho en estudio. Desde el Ministerio de Salud aclararon a Tiempo que “no hay un brote”.

Hasta ayer, el niño de 8 años internado en Santa Fe por la hepatitis seguía en “estado crítico” e iba camino a necesitar un trasplante. El origen es desconocido. “Salió un alerta en todo el mundo por casos sin un origen claro, algunos de ellos relacionados con adenovirus, pero en otros no se termina de determinar ninguna causa. Lo que estamos haciendo es vigilar de cerca a cada uno de estos chicos para determinar si está fuera de lo normal. Por ahora no estamos viendo un ‘brote’, no significa que no haya que preocuparse, sino más bien ocuparse de ver qué está sucediendo”, resalta Analía Rearte, directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica.

Mañana, el Ministerio comenzará una mesa de trabajo junto con sociedades científicas, el Incucai, el Garrahan y los médicos tratantes de cada caso en estudio, para analizar la situación de la hepatitis severa aguda en nuestro país. La funcionaria mencionó que la patología extrema (cuyos síntomas van desde inflamación del hígado, tez amarillenta y orina oscura hasta materia fecal blanca, cansancio y falta de apetito marcada) es “totalmente infrecuente”. Por el momento se encontraron 300 casos en todo el mundo. De los ocho sospechosos en Argentina, algunos fueron muy leves y no requirieron internación. Otros tenían cuadros respiratorios previos. ¿Qué pasaría si realmente influyese el adenovirus? “Es uno de los virus respiratorios y, como muchos otros, puede afectar algún otro órgano –remarca Rearte–, por eso las recomendaciones son las preventivas para cualquier virus en general: el lavado de manos, por ejemplo, es lo mismo para todos los casos”.

Todo vuelve (o nunca se fue)

“Desde hace dos semanas registramos un aumento en el número de casos”, admite Rearte a Tiempo en referencia al Covid-19. Sigue predominando la variante BA.1 de Ómicron, “pero está mutando”. BA.2 es la que empieza a tomar fuerza. “Es un poco más transmisible, pero con las mismas características”, explica la funcionaria.

Esta nueva variante va a establecer el comienzo de “una nueva ola”, alertó el investigador en Bioinformática del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba, Rodrigo Quiroga. Entre el 17 de abril y el 1 de mayo, los casos subieron un 26,7%, aunque el número sería mucho mayor porque actualmente solo se testean de manera masiva los mayores de 50 años. “El testeo en jóvenes es prácticamente inexistente, salvo cuando hay internaciones con distrés respiratorio. Y en general las olas comienzan con contagios en jóvenes”, agregó Quiroga en declaraciones a Tiempo esta semana. “Es muy clara la suba de confirmados en CABA, con suba de positividad”, añadió Jorge Aliaga, investigador y exdecano de Exactas de la UBA.

El Ministerio de Salud ve con preocupación un aspecto clave: la baja de los índices de vacunación contra el Covid. Sobre todo, las dosis de refuerzo. Rearte hace foco en la población mayor de 50 años, de la cual un 30% aún no se aplicó el refuerzo. No es azaroso: el 93% de las personas fallecidas en la Argentina por coronavirus fueron mayores de 50 años. “Sabemos que es agotador tras dos años, pero debemos volver a las medidas de prevención, el uso de barbijos, la ventilación de los ambientes, el lavado de manos, la responsabilidad de no concurrir a los lugares estando enfermos porque eso contagia y, fundamental, que todas las personas tengan su vacuna”, expresó.

Con respecto a los niños, por ahora se mantienen las dos dosis, aunque la funcionaria anticipó que la Comisión Nacional de Inmunizaciones “está evaluando continuamente todas las evidencias para tomar decisiones”. Por ejemplo, si la Pfizer pediátrica sirve o no como refuerzo para aquellos chicos que se aplicaron dos de Sinopharm. Si Ómicron generó una sensación de riesgo bajo en la sociedad no fue por ser menos agresivo. Fueron las vacunas. Así lo determinó esta semana un estudio publicado en Nature. La otra clave es seguir con los cuidados. ¿Pero cómo volver a pedirle las prevenciones a una sociedad que se relajó y se acostumbró a una «vida pospandemia»? Responde Rearte: “Las provincias sacaron la obligatoriedad del barbijo, pero el 100% lo recomienda. No es fácil tras dos años, pero de a poco tenemos que ir difundiendo de vuelta la necesidad de utilizar el barbijo como medida de prevención en este invierno”.   «