Entre otras muchas cosas, la pandemia puso en evidencia que ya no se puede vivir como se vivía. La calidad del entorno es esencial. La Ciudad de Buenos Aires posee un promedio de 6 metros cuadrados de espacios verdes por habitante, y eso según el cómputo del gobierno porteño, que contempla canteros y hasta los sectores parquizados de la General Paz. Es un tercio de lo que tienen metrópolis similares, muy lejos de los 10 m2 que postula la OMS. Para contrarrestar este déficit, organizaciones y legisladores proponen un «fondo verde» que triplique los espacios actuales. La gestión Larreta, en cambio, avanza con la venta de Costa Salguero y cambios de normativa que no apuntan a sumar verde sino a garantizar que esté cerca de cada ciudadano, sea un parque o una plazoleta.

De acuerdo al proyecto de ley presentado por el legislador Juan Manuel Valdés (FdT), con el acompañamiento de entidades ambientalistas, el “Fondo Verde de la Ciudad de Buenos Aires” se encargaría del acceso y promoción de espacios verdes, con un mínimo de inversión del 2% del presupuesto anual de la CABA. Como novedad, plantea la regulación de los terrenos baldíos y las más de 340 mil viviendas ociosas que hoy tiene la Capital, según un relevamiento de la Defensoría porteña. La iniciativa crea el “Programa de Puesta en Valor de Terrenos Baldíos” para generar espacios verdes en los predios mayores a 2000 m2 que permanezcan sin edificaciones. También propone el “Programa de Incentivo al Sector Privado para el Desarrollo del Espacio Verde”, con exenciones impositivas para los titulares de los inmuebles destinados a espacios verdes.

Los terrenos baldíos que no se ofrezcan a la venta ni tengan construcciones pautadas serían gravados con un aumento acumulativo del 25% interanual en el Impuesto Inmobiliario. Incluso se habilitaría un contacto telefónico y vía web para denunciar la existencia de baldíos. “Queremos más plazas, más huertas, parques recreativos. La nueva normalidad requerirá más espacios al aire libre donde se respete el distanciamiento”, apunta Valdés.

 

Los runners pusieron de manfiesto el desigual acceso al verde. En Balvanera, por ejemplo, tienen menos espacio para salir a correr que en Palermo. De los 6 m2 verdes por habitante de CABA, solo la mitad son públicos. En comparación, Bogotá cuenta con 16,9 m2, San Pablo tiene 11,5 y Montevideo triplica a Buenos Aires.

“Un espacio verde es importante no solo porque es lindo para pasear, sino porque previene inundaciones absorbiendo agua, reduce ruidos, produce oxígeno –argumenta Valdés–. La pandemia nos demostró que los lugares de esparcimiento deben estar al aire libre. En los últimos años se priorizó la construcción de torres en lugar de garantizar una vida saludable».

En efecto, entre 2015 y 2019, con el macrismo en Nación y Ciudad, se profundizó la venta de tierras públicas, algunas de ellas frenadas con el cambio de gobierno. En mayo, la Legislatura habilitó un nuevo régimen virtual que otorga más poder al Ejecutivo porteño para avalar operaciones inmobiliarias. En lo que va del año, avanzó en la venta de al menos 50 inmuebles públicos para negocios privados.

Felipe Urbas, director ejecutivo de la consultora de asuntos de hábitat y medio ambiente Habitar (una de las promotoras del Fondo Verde), señala dos ejes para analizar la escasez de espacios en CABA. El primero es el externo: Milán (17 m2 de verde por habitante), Madrid (18 m2), Toronto (26 m2) y Ámsterdam (28 m2) tienen características similares a la Capital Federal. Sin embargo, CABA, con mayor PBI que aquellas ciudades, tiene un índice mucho menor de calidad de vida: «No es una cuestión de dinero, sino de prioridades. Aquellas ciudades apuntan a ser higiénicas y saludables, aquí lo que se busca es una ciudad rentable».

El otro eje es el interno. En la Ciudad de Buenos Aires, la distribución y la calidad de los espacios verdes refleja la desigualdad entre el norte y el resto del distrito. “Recoleta es la comuna con más espacio verde por habitante. En cambio, la 8, donde están Soldati, Lugano y Villa Riachuelo, perdió casi la mitad de lo que tenía hace diez años”, enfatiza Urbas. Y completa: “Hay una desigualdad enorme y una diferenciación económica y demográfica en términos de qué comuna tiene acceso a los espacios verdes. Por eso creemos necesario un Fondo Verde que atienda la conversión de terrenos ociosos y baldíos para no solo triplicar la cantidad de espacios verdes, sino lograr una ciudad más igualitaria en su distribución”.

En 2011, CABA tenía 6,2 m2 de espacios verdes por habitante. Hoy son solo 6. La zona central es una de las más complicadas. La Comuna 3 (Balvanera y San Cristóbal) apenas tiene 0,4 m2 por habitante. La Comuna 5 (Almagro y Boedo) es la peor, con 0,1. Jonatan Baldiviezo, del Observatorio por el Derecho a la Ciudad, habla de una “cementación” de los espacios: “Muchos se transformaron en terrazas verdes, como la plaza Houssay o la Mitre, a la que se le construyó debajo un estacionamiento subterráneo y ahora quedó como el techo de ese estacionamiento. El Código Urbanístico y el antiguo Código de Planeamiento indicaban que para ser espacio verde debe ser verde, público y con suelo absorbentes. Con estacionamiento debajo, dejaron de serlo”.

Profundizando la tendencia, Juntos por el Cambio busca ahora una modificación del Código Urbanístico, para autorizar la construcción de estacionamientos debajo de los pulmones de manzana.

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Baldiviezo menciona que en la Provincia, una ley establece el mínimo de 10 m2 verdes por habitante. En Capital, el gobierno porteño avanzó en 2018 con un cambio legal que modifica la esencia: ya no se busca una cantidad mínima de espacio verde por habitante, sino que a menos de 400 metros de cualquier vecino haya uno: “La diferencia es que puede ser una plazoleta o un cantero, no necesariamente un parque. Este cambio de indicador no es inocente, lo hacen para ocultar el plan sistemático de venta de tierras públicas que se vino desarrollando en estos 13 años, de las cuales 150 hectáreas correspondían a espacios verdes”. Y enumera: «45 hectáreas del Parque de las Victorias privatizadas; un tercio del Parque Roca destinado a playón de cargas y descargas; un tercio del Parque de la Ciudad transformado en el Barrio Olímpico y en negocios inmobiliarios; una estación de ómnibus en el Parque Guillermo Brown: 50 hectáreas concesionadas del Autódromo. Casi todo en el sur porteño».

La mayoría desconoce que todo el cordón norte frente al río debía ser, por ley, un parque público. Fue privatizado en los ’90 por 30 años, y el plazo se vencía ahora. El macrismo, sin embargo, optó por no recuperarlo. Creó el Distrito Joven, reconcesionó la zona de boliches y restaurantes cercana a Aeroparque, y a fines de 2019 aprobó la venta definitiva de 17 hectáreas del predio Costa Salguero, que necesita un cambio en la zonificación que habilite emprendimientos inmobiliarios, algo que seguramente aprobará este jueves la Legislatura porteña, con los votos del oficialismo.

“Es una clara violación a la Constitución de la Ciudad y el Plan Urbano Ambiental –subraya Baldiviezo–, que establecen que todo el entorno ribereño debe ser un gran parque público de libre acceso. En cambio, serán patios traseros de complejos inmobiliarios de lujo. Y ni siquiera el espacio verde que quede entre Costa Salguero y Punta Carrasco (12 hectáreas sobre un total de 32) alcanzará a cubrir el promedio de 10 metros cuadrados por habitante para quienes vayan a vivir en esas viviendas suntuosas”.

Los vecinos de Caballito luchan contra IRSA y la Ciudad

La Comuna 6, donde se encuentra el barrio de Caballito, cuenta con apenas 1,5 m2 de espacios verdes por habitante. Ahí planea hace tiempo la empresa IRSA instalar el megaproyecto Ciudad Palmera, en lo que era la vieja playa de cargas del Ferrocarril Sarmiento. Los vecinos llevaron el caso a la justicia, logrando frenar el avance de la obra. En el amparo, tanto la fiscalía como el juez de primera instancia consideraron que por su magnitud debía haber una audiencia pública previa. El fallo fue apelado por IRSA. Y por el gobierno porteño.

Los vecinos piden que se constituya un parque público de 17 manzanas con múltiples servicios, áreas culturales y terrenos absorbentes. La obra de IRSA propone, en cambio, construir 10 torres de 1200 departamentos, dos  niveles de estacionamientos subterráneos y un shopping a cielo abierto en esos 24 mil metros cuadrados sobre Avellaneda al 1300.

«Se agregarían a la ya compleja densidad de nuestro barrio cerca de 5000 habitantes en solo tres manzanas, lo cual nos parece un disparate –afirma Rodolfo Fernández, de SOS Caballito–. La obra fue presentada de manera disfrazada, dividida en cuatro proyectos diferentes. Es lamentable la jugarreta inventada por la Ciudad, que fue aprobando todo como si no se diera cuenta de lo que pasaba. Eso nos decidió a los vecinos a movilizarnos frente a estos actores poderosos por el último lugar importante que nos queda para tener un espacio verde».

Regalo para Clarín 

Un predio de : 8700 m² sobre la Avenida 9 de Julio, en el barrio de Constitución, podría ser espacio verde, pero en cambio la Ciudad prefiere dárselo al Grupo Clarín, que lo ha utilizado de manera ilegal durante años para oficinas y estacionamiento de Canal 13. La subasta del Banco Ciudad, declarada días atrás «urgente y preferencial», tuvo un único oferente autorizado a presentarse: Artear SA. Se informó que el inmueble tenía una superficie total de 1971 m², pero la subasta fue por la totalidad del predio: 8757 m². Y lo adjudicaron por un canon de sólo $ 265 mil mensuales, menos de 33 pesos por metro cuadrado. Comuneras  y legisladoras del FdT lo denunciaron en la justicia. Tres jueces se excusaron, hasta que María Soledad Larrea dictó una precautelar y suspendió los efectos de la subasta. Sin embargo, a fin de la semana falló a favor de Ciudad y Clarín. Sofía González, comunera de la 1, anticipó a Tiempo que apelarán la medida de la magistrada.