La mañana del jueves 27 de mayo Alejandro Tino John estaba en su casa en el paraje Las Golondrinas cuando fue asesinado de un disparo en la cabeza por la unidad especial de la Policía chubutense. Claudia Costa, su compañera, habría querido alcanzar a darle un beso pero sólo llegó a verlo subir las escaleras. Quizás besándolo a lo lejos con los ojos, rogando que se salve. “Me rompieron la vida, sueños y proyectos en 5 minutos”, relata Claudia con la fuerza que le nace de las entrañas pese a lo difíciles que se volvieron sus mañanas sin Tino.

Pero tiene una convicción para levantarse: que la verdad se sepa. “Pienso que si estoy viva es por algo, quiero que la gente lo conozca a Tino, muchos no saben quién era y están diciendo cosas que no son”.

El Grupo de Operaciones Especiales (GEOP) irrumpió en la casa de Tino alrededor de las 10 de la mañana sin la orden de allanamiento, que llegó más de media hora después en manos de otra persona. Según las versiones policiales, un vecino denunció que John había estado disparando al aire el día anterior y la Policía local intentó intervenir pero fue “corrido a los tiros por el hombre”. Esto dio pie a la violenta intervención del GEOP.

A los ruidos confusos que pudieron ser mezcla de balazos, botas y gritos, sólo los interrumpió el silencio ensordecedor del último disparo. Maniatada por precintos, Claudia preguntó por su compañero y ningún policía respondió. “Nunca me voy a olvidar de sus ojos, fueron unos sádicos”, sentencia. La soltaron minutos antes de que llegara la fiscal.

Tino John era un vecino de 63 años, conocido y muy querido en la Comarca. Padecía de problemas psiquiátricos. “Muchísima gente lo quiere, no era agresivo. Sí, tenía este problema pero estaba medicado”, explica su compañera.  

En los incendios que azotaron a la Comarca Andina en marzo de este año, John logró salvar su casa del fuego, pero se quemó la mitad de la plantación de frutales con la que se sustentaba. El ahogo económico tras la catástrofe había empeorado su cuadro de estrés y Claudia empezó a notar que hacía días que no dormía. “Estábamos sin alambrados, sin agua, sin luz, todo eso empezó a generarle estrés”, relata.

También “le tenía miedo a las tomas”, recuerda Claudia. Agrega que por eso “cuando aparecieron dos tipos” en su terreno, él salió con su rifle. “Vinieron como si fuera Bin Laden y él sólo tenía una rifle 22, como cualquiera de los que vive por acá”, asegura Claudia, quien ahora es querellante en la causa que investiga el asesinato.

La violencia como protocolo

Con el significativo silencio del gobernador Mariano Arcioni, el ministro de Seguridad de Chubut, Federico Massoni, justificó el accionar policial durante su intervención en la Legislatura provincial, solicitada por el bloque del PJ. “Era una persona extremadamente peligrosa”, excusó Massoni, quien luego reconoció que la policía provincial carece de protocolos para situaciones con personas con problemas de salud mental, al confesar que Chubut no adhiere a la Resolución 506/2013 del Ministerio de Seguridad nacional sobre “Cuerpos Policiales y Fuerzas de Seguridad. Pautas de Intervención para determinadas situaciones”.

Massoni culpabilizó a la familia: “Ninguno de ellos tomó las medidas necesarias para que lleguemos a este nivel”. “Quedó claro que la provincia no cuenta con un protocolo de actuación”, retrucó la diputada Mónica Saso (FdT).

“El asesinato de Tino John es una consecuencia de la política represiva de mano dura que viene llevando adelante Federico Massoni”, señala Nélson Ávalos, integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) Regional Noroeste de Chubut. Según un informe elaborado por ese organismo, la violencia institucional de las fuerzas de Massoni recrudeció durante la pandemia con “prácticas violatorias de derechos humanos” y detenciones “injustificadas e incomprensibles”.

La Secretaría de DD HH de la Nación dio cuenta de esta situación y en abril del 2020 presentó un habeas corpus colectivo ante las numerosas denuncias contra la Policía de Chubut por violencia y detenciones arbitrarias durante el Aislamiento Obligatorio.

“Un hombre fue abatido por la Policía”, rezaban los titulares de los diarios con la primera versión oficial y el caso generó gran conmoción entre los vecinos y vecinas de la Comarca. “En los medios hablaban de un ciudadano estadounidense, ¡pero era el Tino!”, dice una persona que lo conoció en medio de una conversación casual. Para Claudia, fue el amor de su vida. Lo recuerda como “un ser especial”, un hombre que “trabajó toda su vida, desde los 9 años”, que siempre “pensaba en los demás”.

Ahora levanta la voz y pide justicia por su compañero.