A poco más de un mes del fallido golpe de Estado contra el presidente Recep Erdogan, Turquía volvió a conmoverse con un atentado que dejó al menos 22 muertos y casi 100 heridos. La explosión se produjo hoy por la noche (en Turquía hay seis horas más que en Argentina) durante la celebración de una fiesta de casamiento celebrada en un salón de bodas de la ciudad de Gaziantep, sur del país, ubicado a 50 kilómetros de la frontera con Siria. Gaziantep, capital de provincia, es el conglomerado urbano más grande de Anatolia Suroriental. El gobernador de la región, Ali Yerlikaya, atribuyó la explosión a un “atentado terrorista” aunque no identificó a sus responsables. Según el diputado Mehmet Erdogan (del partido gubernamental AKP), se trataría de un “atentado suicida”.

Gaziantep es una ciudad en la que es habitual la acción de la guerrilla kurda del PKK, agrupación separatista que propugna por la creación de un Estado kurdo y a la que el gobierno de Erdogan califica como “terrorista”. Integrante de la OTAN, Turquía fue este año escenario de una serie de atentados que causaron centenas de muertos. Algunos de esos hechos fueron reivindicados por el Ejército Islámico (EI) y otros por el propio PKK.

Tras el fracaso del intento de golpe de Estado del 15 de julio -levantamiento de un sector de las FFAA que causó 270 muertos y 2 mil heridos-, la administración de Erdogan endureció su gobierno y encabezó una depuración del sector castrense. Algunas de esas medidas, como el arresto de periodistas, fueron denunciadas como autoritarias por sectores de la comunidad internacional.

Ayer, como parte del giro represivo tras el fracaso del golpe, y a partir de las nuevas potestades que asumió el gobierno, la Autoridad de Radio y TV turca (RTÜK) impuso una prohibición temporal a los medios para informar sobre la explosión. Según informaron las agencias de noticias internacionales, el organismo del gobierno vetó la difusión de cualquier tipo de información “sobre el momento o las circunstancias de la explosión, el trabajo de los empleados públicos y los heridos o muertos». El objetivo de esa restricción, según las autoridades otomanas, sería “no obstaculizar la aclaración del suceso y la detención de sospechosos”.