Casi tres años después del estallido social de octubre de 2019, el pueblo de Chile realizará en septiembre de este año la última de las tres votaciones de su proceso de cambio constitucional. El primer plebiscito fue en octubre de 2020, cuando se aprobó redactar una nueva Constitución y elegir los convencionales que la escribirán en mayo de 2021. La Convención comenzó su trabajo el 4 de julio de 2021 presidida durante ese año por la académica mapuche Elisa Loncón. La última sesión tras un año de trabajo, se realizó el lunes pasado, hace pocas horas. Un acto en el que  la presidenta y vicepresidente  de la Convención, le entregaron formalmente un ejemplar al presidente de la nación chilena, Gabriel Boric.

El vicepresidente de la Convención Constituyente , Gaspar Domínguez (integrante de Independientes No Neutrales) señaló en ese acto que «la diversidad no divide, como se ha señalado, y reconocerla no es un privilegio, sino el paso necesario para construir unidad e igualdad. Este es el proceso más transformador que ha tenido Chile en su historia democrática».

 Por su parte, la titular de la Convención, María Elisa Quinteros, epidemióloga e Independiente,  destacó que este trabajo surgió por gente elegida democráticamente, “por primera vez paritario y con una representación y diversidad poco antes vista en nuestra historia; en medio de convulsiones sociales, de una crisis socioambiental sin precedentes, durante una pandemia y mientras ocurren nuevas guerras en el mundo».

A continuación -en el ex Congreso de la Nación donde se realizaron las reuniones de la Convención, Gabriel Boric recibió una copia y, en su discurso aseguró: «Ustedes, convencionales, han cumplido la misión que les entregó el pueblo de Chile. Más allá de las diferencias sobre el texto, hay algo de lo que todos debemos estar orgullosos, y es que en el momento más difícil que hemos vivido como sociedad en décadas, los chilenos optamos por más democracia. Será nuevamente el pueblo el que tendrá la última palabra sobre su destino”.

Así ,el primer mandatario, luego firmó un decreto que convoca a un plebiscito con voto obligatorio para el 4 de septiembre, en el que se consultará a más de 15 millones de electores si “aprueba” o “rechaza” la Nueva Constitución.

Si finalmente vence la opción «rechaza», seguirá vigente la Constitución de 1980 de la dictadura, aun cuando sería en contraste con la abrumadora mayoría, cerca del 80%, que votó por su reemplazo en octubre de 2020. Si, en cambio, la opción «aprueba», es la que más votos logra, se celebrará que una nueva Carta Magna pueda regir finalmente en Chile.

Foto: JAVIER TORRES / AFP

Las claves

De la Nueva Constitución se pueden destacar claramente los puntos que la diferencian de la anterior:

* Define a Chile como una «democracia paritaria» de tal forma que las mujeres ocupen al menos el 50% de todos los órganos del Estado y se ordena  tomar medidas en los órganos burocráticos del Estado para alcanzar la igualdad sustantiva y la paridad.

* Busca asegurar condiciones para embarazo, interrupción voluntaria del embarazo, parto y maternidad voluntarios y protegidos. Lo anterior no implica interrumpir el embarazo en cualquier momento sino que estará regulado y reglamentado.

* Entiende el país como un  Estado social y democrático de derecho. Recordemos que la revuelta de octubre de 2019, que abrió las grandes alamedas para el proceso constituyente, fue por el fracaso del mercado en la provisión de bienes sociales como salud, educación, pensión y jubilación digna.

* Considera al agua como un bien inapropiable. En la Constitución de la dictadura es objeto de propiedad privada.

* Crea una Cámara de Diputados y Diputadas para la formación de leyes, y una Cámara de las Regiones acotada a las leyes de carácter regional.

* Define al país como un Estado plurinacional e intercultural.

En definitiva, en septiembre, el mes de la patria chilena, su pueblo enfrenta el desafío de cerrar un pasado de terror y exclusión sintetizado en la Constitución Neoliberal, y avanzar así con una Nueva Constitución que responda a las demandas de la revuelta, de participación, justicia social, diversidad, paridad y cuidado del ambiente de nuestro tiempo.

Ya decían los y las jóvenes estudiantes: ¡No son 30 pesos! ¡Son 30 años!  «