Colombia dará mañana otro paso clave en su aspiración de terminar con sus conflictos armados internos, al abrir la mesa de diálogo entre el gobierno y el ELN, la segunda guerrilla del país, conversaciones que tendrán una primera etapa de 45 días y condicionadas a la aparición del último secuestrado en poder de los insurgentes, el ex legislador Odín Sánchez, quien está en proceso de recuperar su libertad, según el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve.


El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, destacó el anuncio del arzobispo Monsalve: «Celebro esa noticia que monseñor Monsalve nos ha dado y se trataba de eso, de liberar a Odín Sánchez antes de iniciar la fase pública de las negociaciones con el ELN», dijo el mandatario.


El ex congresista Sánchez se entregó al ELN (Ejército de Liberación Nacional) en canje por su hermano Patrocinio Sánchez, ex gobernador de Chocó, quien había sido secuestrado en agosto de 2013 y enfermó estando en cautiverio. 


Las conversaciones serán en esta primera instancia en Quito, Ecuador, uno de los países garantes del proceso junto a Venezuela y Noruega, en tanto Chile y Brasil serán acompañantes.


En rigor, lo que ocurrirá mañana a las 17 de Quito (19 de Argentina) será el acto formal de «instalación de la fase pública» de los diálogos, que, claro, tuvieron una etapa secreta de no menos de 3 años.


A este primer acto, que será en la Capilla del Hombre en Quito, un museo de obras del fallecido pintor Oswaldo Guayasamín, le seguirá la primera ronda de conversaciones concretas, desde el jueves 3, en Cashapamba, una casa cedida por la Pontificia Universidad Católica en el valle de Los Chillos.


El jefe de la delegación del gobierno del presidente Juan Manuel Santos será el ex ministro Juan Camilo Restrepo, acompañado por Luz Helena Sarmiento, Juan Sebastián Betancur, Juan Mayr, el general (retirado) Eduardo Herrera Berbel y Alberto Fergusson.


La representación del ELN será encabezada por Pablo Beltrán, el alias de Israel Ramírez Pineda, integrante del Comando Central (Coce) y miembro del ELN desde los años 80.


Lo acompañarán, según la lista que dio a conocer esa guerrilla, Aureliano Carbonel, Bernardo Téllez, Vivian Henao, Consuelo Tapias, Isabel Torres, Silvana Guerrero, María Helena Buitrago, Miriam Barón, Gustavo Martínez, Tomás García, Carlos A. Reyes, Eduardo M. Pérez, Alirio Sepúlveda, Alejandro Montoya, Camilo Hernandez, Óscar Serrano, Manuel Cárdenas y Marcos Suárez. 


En marzo las partes hicieron público la fase exploratoria secreta de las conversaciones y hasta especularon con iniciar antes la etapa formal, pero la condición de liberar a todos los secuestrados que puso la administración de Santos demoró el proceso, mientras el ELN reclamaba una mayor participación de la sociedad que la que tuvo el proceso con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).


La hoja de ruta extraoficial que circuló para estas negociaciones tiene seis puntos: «Fin del conflicto», «Víctimas» e «Implementación» (tres puntos también incluidos en las negociaciones gobierno-FARC) «Transformaciones para la paz», «Participación de la sociedad» y «Democracia para la paz».


Según el plan, habrá sesiones de trabajo también en Venezuela, Chile, Brasil y Cuba. Sin embargo el presidente Santos exige al ELN que deje de secuestrar y tenga gestos de paz para iniciar formalmente las negociaciones, a lo que de hecho accedió la guerrilla con la liberación de todos sus rehenes salvo el ex legislador que está en camino de recuperar su libertad, según el arzobispo de Cali.


El canciller ecuatoriano Guillaume Long manifestó su esperanza en que se siga adelante con las conversaciones, incluso reveló que Ecuador cuenta con una sede, cuya ubicación no detalló, para acoger los diálogos y precisó que en este tipo de negociaciones hay que cumplir con unas condiciones de seguridad y de aislamiento que son necesarias.


Long informó que luego que se inicien los diálogos de paz, la primera mesa de negociaciones durará 45 días, y aclaró que Ecuador es sólo un «facilitador» de los diálogos.


En el proceso se contempla la participación de hasta 30 personas por cada lado de la negociación, también se establece que quienes intervienen por las dos partes en el dialogo no pueden vivir juntos, sino que debe haber un espacio neutro de encuentro, además de lugares separados para los miembros de cada delegación donde pasar los días mientras duran las conversaciones de paz.