Este domingo, la población cubana acudirá a las urnas para votar a las y los miembros de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el máximo órgano político del país. Integrada por 470 personas, la ANPP es un órgano unicameral que cumple funciones legislativas y es la encargada de elegir, entre sus diputados, al presidente del país y al primer ministro.

La Constitución cubana define su sistema político como una república socialista y democrática. A diferencia de los sistemas políticos pluripartidistas, las candidaturas para conformar la Asamblea no son elegidas mediante la competencia de distintos partidos. Sin embargo, al contrario de lo que muchas veces se cree, tampoco es el Partido Comunista Cubano el que elige a las y los candidatos.

Las candidaturas son propuestas y luego nominadas por lo que se conoce como «comisiones de candidaturas» construidas a nivel nacional, regional y municipal. Están presididas por la Central de Trabajadores de Cuba e integradas por representantes de distintos espacios de participación sectorial y gremial como la Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Federación Estudiantil Universitaria. Son estas comisiones las que, en un primer momento, votan la nómina de candidatos. Para ser electo, cada candidato debe obtener más del 50% de los votos válidos en sufragio universal; en caso contrario, vuelve a proponerse y luego nominarse las candidaturas.

Sin embargo, el sistema de nominación de candidatos no es la única particularidad. En la isla están prohibida las campañas electorales bajo la forma de propaganda: no hay carteles en las calles ni spots publicitarios. Durante las semanas previas a las elecciones, son convocadas asambleas –en barrios, centros laborales y casas de estudios– donde las y los candidatos deben intercambiar y escuchar a la población.

A su vez, una vez electos quienes ejerzan la función pública –durante el tiempo que se desempeñe su mandato–, no reciben salarios mayores a los de un trabajador promedio. Bajo la primicia de que la condición de diputado no los convierte una casta con privilegios. Además, están obligados por ley a rendir cuentas frente a sus electores y se les puede revocar el mandato en cualquier momento.

¿Quiénes son las y los candidatos a la Asamblea Nacional?

Una quinta parte del total de postulantes que se presentan este domingo son jóvenes de entre 18 y 35 años, lo cual supone un aumento del 13 al 20% con respecto a la actual legislatura. De esta manera, de ser votada la nómina de candidatos propuesta, la edad promedio de la próxima legislatura será de 46 años.

El 55% de las candidatas son mujeres, mientras que el promedio mundial de mujeres en los parlamentos, según los indicadores del Word Economic Forum, es tan solo del 26%. De confirmarse esta composición, Cuba pasará a tener el segundo Parlamento con más mujeres del mundo, detrás de Ruanda (61%). A su vez, el 45% de las actuales candidaturas son personas negras o mulatas.  

¿Qué se espera de estas elecciones?

Uno de los factores más importantes será el nivel de participación que haya. Actualmente Cuba enfrenta una importante crisis económica y una nueva ola migratoria, principalmente de jóvenes. A su vez, en el último tiempo viene habiendo una disminución de la participación política, no solo electoral, sino en la participación en asambleas y organismos de masas. 

Entre 1976 y el 2010, la participación electoral rondó entre el 95,2% y el 95,9% del padrón, situando el nivel de participación electoral muy por encima del promedio de la mayoría de los países. Durante los años siguientes, el nivel de participación electoral sufrió un ligero descenso: en los comicios de 2015 fue del 89% y en las elecciones municipales del 2017 la abstención llegó al 14%.

Sin embargo, en las elecciones para delegados del Poder Popular (una suerte de concejales) celebradas en 2022, la abstención se incrementó hasta alcanzar el 31,5%, cifra que supuso el porcentaje de abstención más elevado desde el triunfo de la Revolución.

La nueva Asamblea deberá asumir un contexto histórico muy particular. Al bloqueo estadounidense se le suma una crisis económica global que pareciera no dar tregua. A la vez, los acelerados cambios de liberalización económica que se vienen instalando hace algunos años en la isla a la vez que generan oxigeno económico producen un crecimiento de la desigualdad. En este sentido, los próximos cinco años serán determinantes para el rumbo político de Cuba.  «