Franklin Delano Roosevelt era pragmático pero además, la terrible crisis económica de 1929 le hizo ver la necesidad de abrirse al mundo. Un poco por propia convicción pero también por el reclamo de empresarios que veían en la Unión Soviética -que sostenía planes de desarrollo industrial extraordinarios- una oportunidad para hacer negocios, entre sus primeras decisiones en la Casa Blanca, en 1933, estuvo el reconocimiento diplomático al gobierno de Josif Stalin. Su primer embajador fue William Bullitt, que había realizado gestiones ante Vladimir Lenin años antes. Pero Bullit era más antiestalinista de lo que los tiempos recomendaban. De modo que en 1936, FDR designó a Joseph Edward Davies.

Ambos tenían una estrecha relación desde chicos, al punto que Davies llegó a recordar que fueron “jóvenes compañeros dedicados a la causa progresista dentro del Partido Demócrata”.  Este nativo de Wisconsin estuvo dos años recorriendo la URSS, hablando con todos los dirigentes y contó sus experiencias en el libro Misión en Moscú, donde analiza y hasta critica los planes quinquenales soviéticos. Pero queda tan admirado de la capacidad que se ponía en juego que no dudó en recomendar que EE UU facilitara créditos y asistencia tecnológica a la URSS.

El libro, publicado en 1941, recopila los informes y despachos de Davies al Departamento de Estado o directamente a FDR. En 1943, cuando ya EE UU estaba metido hasta los tuétanos en la guerra europea, la compañía Warner aceptó el pedido de FDR para apoyar la alianza con la URSS llevando al cine el material elaborado por Davies.

Una relectura del texto de alguien que vio sin prejuicios lo que ocurría en esos tiempos resulta útil incluso históricamente, porque asiste a sesiones en los juicios durante las purgas de Stalin. Pero hoy día es asombroso el contenido a la vista de la guerra en Ucrania.

Se puede ver en inglés acá: Misión en Moscú

Davies cuenta que se construyó la mayor represa hidroeléctrica europea de ese momento en Zaporizhia, donde hasta hace unas semanas se libraron combates alrededor de una planta nuclear. La represa Dnipro HES-1 se terminó en 1932 y fue un proyecto del coronel-ingeniero Hugh Cooper frente a un equipo de especialistas estadounidense. Las primeras turbinas fueron elaboradas por General Electric. Dinamitada por los soviéticos en 1941 para que el caudal del rio Dnieper dificultara el paso de las tropas nazis, fue reconstruida entre 1947 y 1950.

El embajador también describe lo que era el Donbass de aquella época. “En este distrito se encuentran las mayores plantas siderúrgicas, plantas de turbinas eléctricas y de construcción de maquinaria pesada, plantas de aluminio, plantas de tractores y químicas, maquinaria agrícola y otras grandes operaciones industriales. Estas plantas se construyeron, se capacitó a los operarios y se aseguró la producción, algunas empleando hasta 38.000 hombres y mujeres, todo en los últimos seis o siete años. La región también contiene algunas de las mejores tierras agrícolas del país».

Y luego agrega: “La empresa más grande en esta región es la planta siderúrgica diseñada para producir arrabio, alambre de acero, productos laminados de alta calidad, ferroaleaciones, etc. Cuando estuvimos allí, estaba casi terminada la mitad, pero esta mitad estaba en operación”. La planta de la actual Zaporizhstal se puso en marcha en 1932 y fue la más grande de Europa de entonces. En 1933, no muy lejos de allí, comenzó a funcionar la acería Azovstal, en Mariupol, en cuyos extensos túneles se refugian tropas ucranianas bajo el asedio ruso.

El embajador de Roosevelt muestra también lo que era Kharkov, otro escenario de enfrentamientos desde el 24F. “No se sabe en general, pero es el hecho de que la Unión Soviética produce más maquinaria agrícola que cualquier país del mundo, incluido Estados Unidos. Son nuestros competidores —y serios competidores— en todo el Cercano Oriente e incluso en Asia. La planta de maquinaria agrícola es la más grande de su tipo en la U.R.S.S.”, para señalar a continuación que hacían tractores con orugas para convertirlos en tanques de guerra en un simple paso posterior.

En su resumen de esa excursión, dice Davies: “he pasado diez días viajando por el país, cubriendo los distritos industriales: Leningrado, Kharkov, la gran área de Cooper Dam (la represa del Dnieper) y la región de Donbass que, junto con el área de Moscú, cubre aproximadamente del 70 al 80% de la industria pesada soviética”. Se entiende entonces lo que Ucrania significa para la historia de lo que fue la URSS y lo que implica una guerra en ese territorio con Rusia. 

Una película cancelada por la Guerra Fría

Con guión de Howard Koch, que había trabajado con Orson Welles, y dirección de Michael Curtiz, que luego dirigiría «Casablanca», Misión en Moscú muestra la visión favorable a la experiencia soviética del embajador, algo asombroso habida cuenta de la Guerra Fría posterior. Puede verse acá:

El libro, el filme y sus autores serían hoy cancelados en las redes. Aunque Koch fue acusado de “actividades antiamericanas” e incorporado a la lista negra de Hollywood, el director zafó, pero borró su intervención en el CV. FDR murió a días de la caída del nazismo. Davies se salvó de la cancelación quizás porque había sido enlace con Stalin y acompañó a Harry Truman en la Conferencia de Postdam.

Davies, Stalin y Molotov

“Cuando fui a Rusia me esforcé mentalmente por llegar allá libre de todos los prejuicios y con amplitud mental(…) Como le dije al Sr. Stalin, al presidente Kalinin y a los demás líderes soviéticos, definitivamente no soy comunista. Soy uno de los llamados capitalistas. Estoy orgulloso de la designación», se define.