La dirigencia sindical francesa prepara con gusto a triunfo una enorme manifestación para este martes en una nueva jornada de huelga contra la reforma previsional del gobierno de Emmanuel Macron. Porque si bien las medidas de fuerza ya llevan una docena de jornadas y no ceden, esta vez tiene un aliciente adicional que abona la tesis de que la modificación al sistema de jubilaciones que promueve el oficialismo era un plan de negocios y no una necesidad de poner en caja las cuentas públicas. Este lunes tuvo que renunciar el artífice de ese proyecto, el asesor del gabinete Jean-Paul Delevoye, luego de que se revelaran públicamente sus relaciones económicas con las empresas aseguradoras y la estatal ferroviaria, y que cobraba unos 5000 euros al mes de una firma de formación.

Lo más escandaloso de la cuestión, si cabe, es que el buen hombre, un viejo dirigente conservador que acompañó la gestión de Jacques Chirac y fue sostén de la candidatura de Macron, argumentó que no había declarado esos conflictos de interés por un olvido. Y que en realidad dejaba al gobierno porque ya no generaba confianza como para continuar hasta el final con la reforma.

Más allá de la desmemoria selectiva de Delevoye, el caso salió a la luz cuando la asociación anticorrupción Anticor reclamó a la Alta Autoridad para la Transparencia de la Vida (HATVP por sus siglas en francés) el ente autárquico de la administración pública francesa para vigilar por al transparencia en los actos de gobierno y de sus integrantes. Con apenas 6 años de existencia, es la oficina encargada de la lucha contra la corrupción en la burocracia estatal de esa nación.

El requerimiento de Anticor del 10 de diciembre, basado en una denuncia anónima, reveló que Delevoye solo había anotado en su historial tres posibles conflictos de intereses, pero tenía 13. Un olvido colosal ya que entre esos cargos figuraban sus remuneraciones como presidente de un instituto de investigaciones sobre educación, Parallaxe que le otorgaba un jugoso ingreso extra al que cobraba como Alto Comisionado para las Pensiones, el puesto con rango ministerial que le había dado Macron ni bien llegó al Elíseo.

A pesar de que sus acciones están estrictamente reguladas por las normas administrativas del estado francés, el resto de los ministros salió a defenderlo diciendo que había actuado de buena fe.

La oficina de prensa de Macron se limitó a indicar que había aceptado la renuncia de Delevoye y que le está buscando un reemplazante en forma urgente. “El presidente elogia su compromiso personal y su trabajo en la reforma pensional. Su renuncia permite aclarar la situación», dijo el comunicado.

La huelga contra la reforma previsional paralizó a Francia a principios de mes por la adhesión masiva de los trabajadores del transporte (ver acá). De hecho, hace 12 días que viajar en París se ha convertido en un caos. Las quejas de los usuarios se dirigen a las autoridades y no, como podrían considerar algunos medios hegemónicos, a los trabajadores.

Es que el cambio de régimen de jubilaciones habrá de afectar en mayor o menor medida a cada uno de los ciudadanos con trabajo registrado. La normativa, que aún no llegó a tratamiento parlamentario, contempla unificar 42 diferentes regímenes en un sistema único por puntos que, además, plantea incrementar los años de aportes y la edad de retiro.

Los paros habían producido este lunes más de 600 kilómetros de embotellamiento en los accesos a la capital gala. A la huelga ferroviaria se sumaron bloqueos producidos por los camioneros.

Delevoye, en tanto, señaló en una carta publica que tenía que irse porque “la confianza se debilita bajo los ataques violentos y las acusaciones falsas” destinadas, según su particular interpretación, a “socavar un proyecto esencial para Francia”.  Y añadió que su única culpa había sido “la ligereza” en su declaración ante la oficina anticorrupción francesa.

La semana pasada, cuando el caso comenzaba a crecer en la opinión publica, Delevoye le había dicho a Liberation, el diario fundado por Jean Paul Sartre en 1973, que estaba pensando en renunciar y que se sentía afectado porque es “alguien cuya reputación depende de preocuparse por la transparencia y los principio”.

Pero después de esta declaración se conocieron más “olvidos” y ya no tuvo espacio para mantenerse en el puesto sin comprometer seriamente la reforma. Que de todas maneras queda muy golpeada porque los intereses del funcionario reformista están íntimamente ligados con empresas de seguros, que serían las beneficiarias de un proyecto que a largo plazo tiende al privatizar el modelo de pensiones francés.  

La CGT mantuvo la convocatoria a la huelga y manifestación de este martes.

Mientras tanto, Actazone, un proyecto de comunicción alternativo de izquierda no partidario ue produce videos para difundir noticas que no salen en los medios concentrados, llamó a un “que se vayan todos” así, en castellano.