La reciente aprobación de la reforma laboral en España significó un triunfo para el gobierno de coalición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con Unidas Podemos, aunque en cierta forma se trató de una victoria accidentada. El proyecto se convirtió en ley por un solo voto, gracias al error de un diputado del Partido Popular (PP), y luego de que el Ejecutivo tuviera que restructurar para la ocasión su esquema de alianzas, que chocó con la oposición de los partidos que habían convertido a Pedro Sánchez en presidente en junio de 2018. Ese esquema va a comicios en Castilla y León este domingo y espera dar la sorpresa en terreno de conservadores.

Las fuerzas independentistas como Esquerra Republicana de Cataluña y EH Bildu del País Vasco escatimaron su apoyo al proyecto laboral del gobierno, con el cual buscaba echar por tierra la legislación de Mariano Rajoy y destrabar el desembolso de los fondos europeos de recuperación para apuntalar la economía. Alegaron que la reforma, acordada con los empresarios y los sindicatos, no era tan profunda como esperaban. Algo similar a lo que piensan en Unidas Podemos, pero al formar parte del gobierno tuvieron que ahorrarse las críticas.

El problema principal para Unidas Podemos es que la persona a cargo de gestionar la reforma, Yolanda Díaz, es la esperanza del partido para romper el estancamiento en intención de voto. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo es, además, la política mejor valorada por los españoles y la artífice de un frente transversal de izquierda para las elecciones del año que viene. El surgimiento de una candidatura competitiva asusta tanto al Partido Socialista Obrero Español como a las formaciones independentistas.

“La estrategia de concertación con la patronal y los sindicatos se veía bastante conservadora para los partidos de izquierda. Unidas Podemos no quería poner en riesgo el bloque de la investidura. Pero el PSOE buscaba mayor margen de negociación con otros partidos y ampliar la geometría variable con la que ha estado jugando desde el principio”, explica David Veloso Larraz, sociólogo español y actual investigador de la Universidad de Lisboa.

La política española es un ajedrez con piezas que responden a lealtades regionales, fragmentación partidaria dentro de la izquierda y de la derecha, e intereses locales. Unidas Podemos no quiere tensar la convivencia con el PSOE y tampoco perder el respaldo de ERC y Bildu. Y los partidos independentistas recelan de las ambiciones de Díaz, que podrían restarle votos. Eso explica que Unidas Podemos haya abandonado el tono triunfalista tras la aprobación de la reforma. Sin embargo, el apoyo a la vicepresidenta sigue intacto.

Para el analista, hay una relación de dependencia. “Yolanda Díaz necesita a UP y UP necesita a Yolanda Díaz, que no tiene detrás partido ni estructuras orgánicas. Ella sabe que el nivel orgánico le va a restar a su imagen. Hay votantes del PSOE que valoran más su candidatura que la de Sánchez”, asegura. Después de todo, Díaz es una dirigente comunista que forjó una alianza estratégica con Podemos y ahora busca atraer a la izquierda desperdigada de Más País –el partido de Íñigo Errejón– y otros liderazgos como el de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Díaz no cuenta con un aparato partidario como el PSOE, que ha ganado solidez desde la asunción de Sánchez, “no solo en los territorios donde gobierna, sino a nivel nacional”. Los socialistas “se han recuperado y no tienen un competidor que les dispute esa hegemonía en la izquierda, cuando antes sí lo tenían”. “UP conoce esta cuestión e intenta desmarcarse del PSOE”, dice Veloso Larraz, si bien subraya que el partido de Sánchez acusa recibo por la gestión de la pandemia y “no ha multiplicado sus votos” desde la elección de 2019.

Con todo, Sánchez se siente confiado y el PSOE intentará desbancar al PP de Castilla y León, que este domingo celebra elecciones adelantadas. Esta comunidad autónoma es un feudo del partido conservador, aunque el liderazgo errático y desgastado de Pablo Casado puede hundir al PP. Otro factor que preocupa a los populares es el crecimiento de Vox y la pérdida de influencia dentro de la derecha.

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El expresidente José María Aznar apadrinó a Casado, pero últimamente le viene bajando el precio a su liderazgo y desde FAES, la fundación que lidera, le recomendó que aprendiera de las recientes elecciones en Portugal, donde la derecha tradicional obtuvo uno de los peores resultados en su historia. Aznar pidió terminar con la fragmentación o, lo que es lo mismo, radicalizarse y reconquistar al electorado del ultraderechista Vox.

“Veo a Casado totalmente perdido, sin remontar en las encuestas. Si se pierde en Castilla y León, puede provocar un cisma en el PP”, sostiene el sociólogo. El PP está perdiendo votos y quien podría convertirse en una alternativa a Casado es la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que en las elecciones regionales del año pasado redobló sus votos.

“El liderazgo de Ayuso en Madrid está totalmente consolidado. Vox perdió muchísimos apoyos en Madrid. Ella lo sabe y tiene a Vox contenido, y Vox sabe que no puede confrontar como lo hace con Casado u otros líderes del PP, porque sabe que su electorado simpatiza con Ayuso”, apunta. Así, si Aznar ha dado un giro es “porque la debilidad de Casado, con un discurso ultra y desenfocado, es manifiesta”. «