La salida del Parlasur de Oscar Laborde, quien asumió como embajador argentino en Venezuela, requirió una restructuración en la delegación argentina en el parlamento del Mercosur. Y así como la vicepresidencia de la cámara quedó en poder de Cecilia Britto, fue electo Gastón Harispe como el nuevo jefe de bloque del Frente de Todos. Ex titular de la comisión de Ciudadanía y DD HH, en diálogo con Tiempo, advirtió: “El Parlasur debe cumplir el papel para el que fue creado hace dos décadas. Se había generado la construcción de una herramienta válida pero luego vino la implementación del Grupo de Lima, del Prosur, de estas organizaciones propias de la ola neoliberal y se perdió el impulso, el envión. Ahora requiere institucionalidad y organización para la integración, con una producción seria y consistente.

Esta organización supranacional ya tiene importantes debates y acciones. Por ejemplo, fue muy importante ante el golpe de Estado en Bolivia. El Parlasur fue clave en la defensa de derechos y garantías de la región frente a los intentos del Grupo de Lima, la injerencia en Venezuela, o la acción de los gobiernos de Macri y Bolsonaro en su cruzada. También en pandemia articulamos acciones comunes en fronteras, a pedido de distintos ministerios de Defensa y Salud. Intentamos una estrategia soberana y de integración.

-El Parlasur hoy está integrado por Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, más la proximidad de Bolivia y Venezuela. ¿La vuelta de Lula y la llegada de otros gobiernos progresistas a la región pueden favorecer para que crezca y que se vayan sumando otros países?

-Estoy seguro de que sí. Se requieren definiciones concretas. La actualidad de la región ya no marca que el Pacto Andino sea de los neoliberales y el Mercosur de los progresistas. Y es muy importante el ejemplo de Colombia, antes un encave colonialista, pronorteamericano, ahora no lo es. La relación con Venezuela, la búsqueda de integración con toda Sudamérica generará que debatamos cómo todos esos mundos quepan en un mundo. Integrar toda esa realidad riquísima para que sea un polo multipolar, y no bipolar como ahora, respondiendo al mundo global en disputa. Lo ven los partidos populares y también los sectores sociales, productivos. Es la integración vertical, como en su momento lo plantearon Néstor y Chávez.

-¿Cuáles son los temas claves en la actualidad?

-Corredores bioceánicos, la integración del Orinoco con el Paraná, la situación de la mal llamada hidrovía, el canal Magdalena, la geopolítica del Atlántico Sur, la producción de hidrocarburos. Hay tanto para pensar subregionalmente que requiere de planificación y mucho debate del aquí y ahora en la región. El Parlasur queda chico: hay que agrandarlo. El Mercorsur surgió en los ‘80 y en los ‘90 fue modificado. Las crisis de los gobiernos populares y el progresismo implica abordar una transformación profunda de los Estados.

-¿El Parlasur tiene sentido desde un lugar de progresismo, como contraposición con otros grupos?

-Tiene sentido desde un lugar de agenda común de los países sudamericanos. La región debe integrarse con valor agregado. Tuvimos ejemplos como el Unasur, integrado incluso por sectores no progresistas. El objetivo debería ser que cuando los gobiernos progresistas no estén, se haya sentado la base de una profunda integración que vaya por sobre esas diferencias ideológicas. El sector productivo y los capitales nacionales deben tener incidencia estratégica: el mundo nos muestra que los bloques tienden a cerrarse para sobrevivir y negociar en conjunto. En términos peronistas, el liderazgo de un proyecto latinoamericano ante la penetración de capitales multinacionales. Que las riquezas queden acá y no sean permanentes venas abiertas de escape.

-¿ Mercosur y Parlasur cómo congenian en los hechos?

-La relación todavía no es del todo fluida ni profundizada. Nos cuesta generar orientaciones a los Estados. Por ejemplo, se trabajó un proyecto anti lawfare, con parlamentarios de la región, adaptable a las normas de los Estados. No pudimos sacarlo con quorum agravado pero quedó como resolución simple: le brinda normas a los países para mejorar el estado de derecho. Fue acompañado por parlamentarios que se consideran de derecha, pero que lo vieron como un buen proyecto para que la Justicia no sea un coto de caza de la política, penetrado por intereses trasnacionales. La región debe tener defensas de este tipo. Debemos trabajar mucho con el Mercosur. Debemos tener opinión en temas como, por ejemplo, el acuerdo con la Unión Europea.

-¿Cómo influye que países como Uruguay y Brasil insistan en tener relaciones bilaterales con otros bloques?

-Ellos tienen lecturas viejas de la política internacional. Se requiere una visión geopolítica en la que debemos tener injerencia. La región debe tener la capacidad de integrarse económicamente, de producir juntos.

-Parece clave reunificar organizaciones como Unasur, o los distintos grupos… Cuanto más dispersos, menos poder.

-Ante el posible triunfo de Lula, van a generarse debates en países como Colombia, Chile, Perú, en función de construir algo más importante. Se requiere de voluntades integradoras. No sólo intervienen los partidos políticos sino los sectores productivos. Con coyunturas de largo y mediano plazo. Por caso, considero que así como en la Argentina se debe volver a tener un plan quinquenal, también se debe pensar la región como se intentó al inicio del Mercosur. Muchos objetivos se alcanzaron, otros no. La región debe salir del movimiento cortoplacista. La última reunión del Prosur, por ejemplo, nos da la señal de que las oligarquías locales, aún vivas, no les dan respuesta a nadie y sólo hacen aperturas importadoras, destrucción del aparato productivo, golpes de Estado.

-¿Cómo es la relación con la OEA, bajo el influjo de Almagro y cómo debería serlo?

-Son organizaciones supranacionales con objetivos distintos y miradas muy diferentes. El Observatorio de la Democracia del Parlasur criticó muchos de los mecanismos que se dieron en la ONU, en especial en las elecciones. O su actitud en el golpe de Bolivia. Será clave la acción del Observatorio en las elecciones de Brasil. La OEA, desde su fundación es un organismo agotado, debería refundarse. Por caso, hay modelos de integración como la Celac que son superadores. Con una integración propositiva y una visión integradora para el Caribe y Centroamérica. Las expectativas son que Argentina, Brasil y México constituyan un trípode para la gran región americana, pensando un destino común.

-¿Cuál es la posición con el conflicto con Fabián Rodríguez Simón?

-Hay un compás de espera. Esperamos que Casación se expida por una elevación que hizo su defensa. Dicen que no es refugiado. Son mecanismos para alargar su situación, nada grata para el Parlasur. «