El conflicto en Gaza atraviesa a Latinoamérica como un hierro incandescente. No solo por la cantidad de ciudadanos de la región que se encontraron bajo fuego, están desaparecidos, muertos o secuestrados, o esperan regresar a sus países en alguno de los vuelos humanitarios que funcionan desde los últimos días. También porque la guerra ha suscitado las más diversas expresiones, populares o institucionales, espontáneas o programadas, extremas o medidas. En algún caso, las declaraciones oficiales pusieron a los dirigentes al borde de la ruptura diplomática. Más allá de eso, se podría decir que hay una casi absoluta coincidencia en los pedidos del cese al fuego y los llamados a la paz y al diálogo.

El mayor cruce diplomático se dio en los últimos días entre el gobierno de Israel y el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien convocó a una conferencia para la paz en Medio Oriente. Aunque llegando el fin de semana, distintas conversaciones entre el presidente y su Canciller con diplomáticos israelíes parecieron apaciguar los ánimos. Petro había rechazado la calificación de “hostil y antisemita”, anunció la apertura de una embajada colombiana en Palestina y llamó a “América Latina a una solidaridad real con Colombia”. También repudió en duros términos el ataque al hospital Al Ahli, al norte de la Franja de Gaza: “La barbarie del Estado de Israel contra el pueblo palestino ha sobrepasado en mucho la barbarie de Hamás contra la población civil israelí», expresó en X.

En uno de los mensajes repudiando la violencia, Petro evocaba el Holocausto para referirse a las acciones del ejército israelí en Gaza y los bloqueos a los que están sometidos sus habitantes desde 2006, lo que motivaron declaraciones críticas del Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Eli Cohen, para luego convocar a la embajadora de Colombia en Tel Aviv, Margarita Manjarrez, a una «conversación de reprimenda» y resolver la suspensión de las «exportaciones de seguridad», siendo uno de los principales proveedores de armamento para el ejército colombiano. «Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel, las suspendemos. No apoyamos genocidios”, reforzó Petro, como respuesta. El miércoles, la Cancillería colombiana condenó “enérgicamente el ataque al hospital Al Ahli (…) que causó la muerte a más de 500 personas”.

Sin embargo, el viernes el canciller de Colombia, Álvaro Leyva, conversó por teléfono con el ministro Cohen en lo que pareció una desescalada de la polémica. En un texto difundido por la cancillería se señaló que la intención de Petro es «buscar la convocatoria de una conferencia de paz, en el entendido de que no es antisemita y siempre ha reconocido la existencia del Estado de Israel y del Estado de Palestina».

El presidente de Brasil, Luis Inácio «Lula» Da Silva viene teniendo un alto perfil con respecto al conflicto en Medio Oriente. “Es necesario que Hamás libere a niños israelíes secuestrados de sus familias. Es necesario que Israel pare el bombardeo para que niños palestinos y sus madres dejen Gaza”, había declarado. Como presidente por este mes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Lula solicitó dos veces la reunión del organismo para tratar el tema, lo que se logró efectuar, aunque fracasó en que se apruebe su propuesta de instaurar pausas humanitarias para llevar ayuda a la Franja. El texto impulsado por el brasileño también pedía rescindir la orden de evacuación del norte de Gaza y condenaba los ataques de Hamás a Israel, pero a pesar de lograr 12 votos afirmativos, tuvo el voto en contra de los Estados Unidos, que al ser miembro permanente, supone un veto. La embajadora estadounidense lo justificó diciendo que el texto brasileño no reconocía el derecho de Israel a defenderse.

Al igual que Petro, Lula calificó de “tragedia injustificable” el bombardeo al hospital y coincidió con otros mandatarios y gobiernos de la región, como los de Chile, Argentina, Perú, Cuba, Venezuela y Bolivia. “Escuelas y casas construidas con tanto sacrificio, destruidas en instantes», expresó Lula en redes sociales. Para el boliviano, Luis Arce, “el bombardeo de Israel contra el Hospital Al Ahli” constituyó “un crimen de guerra, dejando cientos de muertos y heridos. Llamamos al cese inmediato del fuego que viola abiertamente los DDHH del pueblo palestino”. Además de sumarse a este repudio, el gobierno de Venezuela envió, vía Egipto, un cargamento de 30 toneladas de ayuda humanitaria para los palestinos de la Franja.

La escalada bélica ha movilizado a toda la región, que se manifestó mayoritariamente por un pedido del cese del fuego y la activación de los mecanismos internacionales para alcanzar el diálogo y la paz. Muchos gobiernos además debieron poner en marcha operativos de repatriación de sus ciudadanos que se encontraban en la zona cuando estalló la guerra. Y según las cifras hasta ahora conocidas, hay 26 latinoamericanos que permanecen desaparecidos desde el inicio de las hostilidades (ver aparte).

En distintas ciudades también hubo manifestaciones por la paz y mayormente en apoyo al pueblo palestino, pero también solidarias con el pueblo de Israel por los ataques de Hamás.  

Desaparecidos y secuestrados

Organismos e instituciones, incluso gobernantes de diferentes países de Latinoamérica, participan de la búsqueda y negociación, en el caso, de los cerca 26 ciudadanos de la región que se encuentran desaparecidos tras el conflicto entre Israel y Palestina. Algunos de ellos serían parte de los rehenes en poder del grupo extremista Hamás. Según distintos relevamientos e informaciones oficiales, se desconocía el paradero de por lo menos: quince argentinos, tres mexicanos, tres brasileños, dos peruanos, dos colombianos y una chilena.

Hamás tendría bajo su control alrededor de 200 rehenes. En el caso mexicano, el propio presidente Andrés Manuel López Obrador se involucró en la negociación para lograr la liberación de dos de sus compatriotas. «Estamos ayudando y tenemos comunicación con las familias, y estamos haciendo labor con todos los Gobiernos, con todas las organizaciones, porque queremos salvar la vida de estas dos personas, estamos hablando con todos, no sólo con una parte», dijo en conferencia de prensa.

En el caso chileno, la asociación Comunidad Judía de Chile informó en redes sociales de que Loren Garcovich, de 47 años, fue secuestrada junto a su marido, de nacionalidad española. Por su parte, la Organización Sionista Argentina asegura que son diez “los argentinos secuestrados por el terrorismo de Hamás”.