Los republicanos se tardaron cuatro años pero como bien se dice, la venganza es un plato que se come frío y este martes el presidente de la Cámara de Representantes, el legislador por California Kevin McCarthy, abrió las puertas a una investigación para llevar al presidente Joe Biden a un juicio político por las supuestas actividades ilegales de su familia. Dos días más tarde, el fiscal federal de Delaware, David Weiss, imputó a Hunter Biden –hijo del primer mandatario y causante de gran parte de sus dolores de cabeza– por tres delitos relacionados con la compra y posesión de armas.

«En los últimos meses, los republicanos de la Cámara de Representantes han descubierto acusaciones serias y creíbles sobre la conducta del presidente Biden: una cultura de corrupción», dice el duro comunicado de McCarthy, sin vinculación familiar con Joseph McCarthy, el fanático anticomunista de los años ’50. El proceso será dirigido por los presidentes del Comité de Supervisión y Transparencia, James Comer; del Comité de Asuntos Judiciales, Jim Jordan, y del Comité de Medios y Arbitrios, Jason Smith. De encontrar pruebas como para un juicio político, el caso deberá someterse al pleno de la cámara baja y si hay mayoría de votos favorables, el Senado deberá decidir sobre la posible destitución de Biden.

Hace exactamente cuatro años, el entonces presidente Donald Trump había pasado por un impeachment, como se denomina en EE UU a este proceso político, en la previa al año electoral. Y fue por causas también relacionadas con la familia de Biden. Más precisamente, esa vez la acusación que llevó adelante la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, se basó en una llamada telefónica de Trump al presidente ucraniano Volodimir Zelenski en la que presuntamente lo presionaba para que forzara a la fiscalía de su país a investigar la participación de Hunter Biden en una empresa de energía  tras el golpe de estado de 2014. Concretamente, se trata de una operación que realmente existió por la cual el hijo del entonces vicepresidente ocupó un sillón en el directorio de la firma Burisma Holdings. La acusación fue de haber pretendido forzar un proceso judicial para ensuciar al candidato demócrata que finalmente lo destronó en la elección de 2020.

Biden Jr. ya había tenido problemas siendo asesor de campaña en la elección de Barack Obama, en 2008, cuando se difundió que había trabajado para una empresa de tarjetas de crédito que hacía lobby en el Congreso en favor de una ley que beneficiaba a sus intereses. El papá promovió sin pruritos la ley en cuestión en el Congreso. El tema con las armas tiene otro cariz y se trata de un «olvido» en su declaración para obtener el permiso de compra y portación. Según la denuncia, que impulsa el fiscal especial David Weiss –nombrado por el secretario de Justicia Merrick Garland– Hunter falsificó un formulario para comprar una pistola Colt Cobra calibre 38 en 2018.

Hunter, el hijo en problemas de Joe Biden.
Foto: Mark Makela / Getty / AFP

En el documento que debe presentarse ante la oficina Federal de Registro Federal de Armas (FFL en inglés), el hombre, que ahora tiene 53 años, declaró que no había sido consumidor de productos ilícitos ni tenía adicciones a estimulantes, estupefacientes o sustancias bajo control. Pero según él mismo había revelado en un libro autobiográfico, Beautiful Things, tuvo una larga lucha contra las drogas, que comenzó a consumir a los 18 años con períodos de adicción que atribuye a una secuela de un trágico accidente automovilístico en el que murió su madre y una hermana de 13 meses cuando él tenía tres años. Mentir en un documento es una grave falta para la Justicia pero también para la moral media de EE UU. Hunter aparece inmerso en presuntos negociados con empresas chinas, según otras de las imputaciones en el Comité de Supervisión y Transparencia, donde se notaría la mano del actual inquilino de la Casa Blanca.

Biden padre respondió que el objetivo de los republicanos es cerrar el financiamiento del Estado federal cuando están cerca de un año electoral. «No sé muy bien por qué, pero simplemente sabían que querían acusarme; y ahora, lo mejor que puedo decir es que quieren destituirme porque quieren cerrar el gobierno», dijo a la cadena CNN. En fila, funcionarios de su administración salieron en su defensa. «Han aparecido sin pruebas, el presidente no hizo nada malo», expresó la vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.

Trump pudo zafar de aquel impeachment porque la mayoría legislativa en la cámara alta abortó el juicio, en enero de 2020. Luego los demócratas le hicieron otro juicio, a raíz de la toma del Congreso del 6 de enero de 2021, que tampoco prosperó, aunque el empresario inmobiliario ya había dejado el cargo. Lo que podría ocurrir en Representantes es aún una incógnita. No todos los republicanos están a favor del proceso porque saben que eso puede beneficiar a Trump y muchos se están por postular a la competencia presidencial y lo prefieren afuera de la carrera. Mucho tuvo que lidiar McCarthy –considerado pro Trump– para ser elegido titular de la cámara, a pesar de que el partido tiene la mayoría de bancas. Le costó 15 rondas, nada menos, antes de la fumata blanca.  «

Automotrices en huelga en Detroit

Trabajadores de las tres plantas de Detroit, una de las automotrices más grandes del mundo, iniciaron este viernes una huelga en reclamo de aumento de salarios. El poderoso sindicato United Auto Workers (UAW) paró las fábricas de General Motors, Ford y Stellantis (Fiat, Chrysler y Peugueot). Al reclamo se sumaron los 12.700 trabajadores que piden, de acuerdo a los líderes del gremio, un 36% de aumento a prorratear en tres años.


El presidente del sindicato UAW, Shawn Fain, dijo en una transmisión por Internet que «es hora de que nos den algo» y añadió, a modo de explicación, que «no permitiremos que los ‘Tres Grandes’ sigan prolongando las discusiones durante meses».


Las empresas cercenaron salarios y recortaron beneficios después de la crisis financiera de 2008.»Esta empresa lleva años generando dinero gracias a nosotros», dijo a AFP Paul Sievert, empleado de la planta de Ford en Wayne desde hace 29 años. El presidente Joe Biden, dijeron los sindicalistas, habló con Fein y los directivos de los fabricantes para informarse sobre las negociaciones.