Templanza y firmeza son las cualidades que resaltan, los que le conocen, del juez de origen colombiano Juan Manuel Merchan, quien se enfrenta al mayor reto de su carrera: juzgar al expresidente Donald Trump. El republicano es el primer mandatario estadounidense en sentarse en el banquillo de lo penal, acusado por camuflar un pago para comprar el silencio de una exactriz de cine porno para que no interfiriera en su carrera electoral en 2016.

Trump y Merchan son viejos conocidos. En 2022 el juez instruyó el juicio a la Trump Organization por fraude fiscal y le impuso una multa de u$s 1,6 millones: se condenó al jefe financiero de la empresa familiar, Allen Weisselberg, mano derecha del magnate en las presidenciales de noviembre. También es el juez instructor del caso por fraude y lavado contra Steve Bannon, el estratega de ultra derecha, fiel aliado de Trump.

La defensa del magnate intentó por todos los medios apartarle del nuevo juicio, sin duda el mayor desafío de su larga carrera judicial. «Tiene el temperamento perfecto para presidir un juicio con inmensa publicidad y un acusado que pondrá a prueba la paciencia del juez cada día», dice el antiguo juez y actual abogado Barry Kamins.

Ante las declaraciones fuera de tono de Trump, particularmente en su plataforma Truth Social, el juez le prohibió que haga comentarios sobre su familia y la del fiscal Alvin Bragg, de los testigos y del personal del tribunal. El sulfuroso Trump, que suele atacar con virulencia a los implicadas en sus procesos legales, repite que el juez Merchan le «odia», al igual que la gran mayoría de fiscales y jueces en los numerosos frentes legales abiertos. Los acusa de pertenecer al entramado demócrata para impedirle su anhelado regreso a la Casa Blanca. Una de las razones que argumenta la defensa de Trump para apartarlo del caso es que la hija del juez trabaja para una consultora política que tuvo como cliente al actual presidente demócrata, Joe Biden. Y porque él mismo contribuyó con u$s 15 a la campaña del demócrata en 2020 y con 10 a un grupo denominado Stop Republicans (Paren a los republicanos).

Nacido en Bogotá y llegado con su familia a Queens, cuando tenía seis años, Merchan es un producto genuino de la meritocracia y el esfuerzo personal en una ciudad cincelada por las sucesivas olas de inmigrantes, que tanto denigra Trump. Primero de una familia de seis hermanos en llegar a la universidad, a los 9 ayudaba en un almacén en Queens a cambio de propinas, según The New York Times. Durante sus estudios en el instituto y la universidad también trabajó como lavaplatos y responsable de hotel durante la noche.

En 1990 se graduó en la Universidad de Baruch College y cuatro años más tarde se licenció en derecho en la de Hofstra de Long Island. Ese mismo año empezó a trabajar en la oficina del fiscal de distrito de Manhattan durante cinco años. Fue fiscal antes de ser nombrado juez de familia en 2006, en el Bronx, por el alcalde Michael Bloomberg. Luego recaló en la sala de lo penal en el Tribunal Supremo de NY. Nada proclive a hablar con la prensa, creó hace 13 años un Tribunal de Salud Mental, un problema creciente en la gran urbe multicultural de 8,5 millones de habitantes. Además, sigue cultivando sus raíces latinas en la Asociación de Jueces de Herencia Hispana, de la Asociación de Abogados, y en la Asociación Nacional de Abogados Hispanos. «