El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso este miércoles organizar la 30ª conferencia del clima de la ONU en 2025 en la Amazonía brasileña.

En su primera intervención en la COP27, declaró que planteará esa propuesta al secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

Al mismo tiempo, anunció la creación de un ministerio de pueblos originarios en su país para que los indígenas “no sean tratados como bandidos” y prometió “acabar con el proceso de degradación que están sufriendo nuestros bosques”.

Lula afirmó que con su regreso a la presidencia, que asumirá el 1 de enero, “Brasil está de vuelta en el mundo”, empezando por la agenda climática.

“Brasil no puede estar aislado como lo estuvo en los últimos cuatro años”, con un gobierno que no hizo “ningún esfuerzo para conversar con el mundo”, indicó.

El mandatario electo fue recibido con vítores y aplausos por centenares de personas a su llegada a la conferencia del clima de la ONU (COP27), ansiosas por escuchar medidas concretas sobre la protección de la Amazonía.

El líder del Partido de los Trabajadores de Brasil participa como invitado especial de la presidencia egipcia de la conferencia del clima de la ONU. Tiene previsto hablar en un acto con gobernadores brasileños de la cuenca amazónica, seguido de varios actos y discursos públicos y encuentros privados durante dos días.

Su llegada generó entusiasmo en la conferencia de casi 200 países, inmersos en complicadas negociaciones sobre una posible creación de un fondo de pérdidas y daños causados por el cambio climático.

El pequeño pabellón del consorcio “Amazonia Legal”, instalado en la COP27 por los nueve Estados de la cuenca amazónica, estaba atestado de gente una hora y media antes de su llegada.

Ese pabellón no es el oficial del Estado brasileño, que se encuentra a unos metros apenas de distancia instalado por el ministerio de Medio Ambiente del gobierno de Jair Bolsonaro.

“Brasil volverá a ser una referencia en la cuestión climática mundial”, había dicho en su cuenta de Twitter el líder izquierdista, a seis semanas de asumir su cargo.

Primeros encuentros

Lula ya mantuvo en la noche del martes sus primeros encuentros, entre ellos con el enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry, y el negociador en jefe chino en la COP27, Xhi Zhenhua.

“Me sentí alentado por la manera como habló, para enfrentar el problema de una vez por todas, para preservar la Amazonía”, declaró Kerry este miércoles, en alusión a Lula.

“Trabajaremos de forma diligente para lograr ese objetivo junto a nuestros aliados, Noruega, Alemania y otros países que han estado profundamente comprometidos con eso durante mucho tiempo”, añadió.

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Lula expone durante estos encuentros su plan de mantener “viva” la Amazonía, donde la deforestación promedio anual aumentó un 75% con respecto a la década anterior durante el mandato de Jair Bolsonaro, que expira a fin de año.

Antes de su visita, la primera al extranjero desde su triunfo electoral el 30 de octubre, Lula envió a varias figuras de confianza a preparar el terreno, como las ex ministras de Medio Ambiente Marina Silva (2003-2008) e Izabella Teixeira (2010-2016).

Silva, que podría repetir como ministra, afirmó que la presencia de Lula, antes de haber asumido la banda presidencial, es de por sí “un gran mensaje” que denota que Brasil “recupera el protagonismo climático”.

La política enfatizó que el objetivo es llegar a una “deforestación cero”, con la que Brasil quiere dar “ejemplo” al mundo.

Noruega y Alemania anunciaron, tras la victoria de Lula, estar dispuestos a reanudar su apoyo financiero para preservar la selva virgen amazónica en Brasil, después de haberlo retirado en 2019 poco después de la llegada al poder de Bolsonaro.

Noruega es el mayor contribuyente de ese fondo, y según su ministerio de Medio Ambiente, hay actualmente 641 millones de dólares disponibles.

Grandes esperanzas

Brasil concentra el 60% de la Amazonía, uno de los mayores sumideros de CO2 del planeta, repartido entre nueve países y fundamental en la lucha contra el cambio climático.

La deforestación del lado brasileño, según datos oficiales, alcanzó en el período 2020-2021 un máximo en 15 años a causa de la promoción de la minería y las actividades agropecuarias del gobierno de Bolsonaro.

Esa devastación representa casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, según el Observatorio do Clima, una ONG.

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La diputada y líder indígena Sonia Guajajara, que está en Sharm el Sheij, urgió al presidente electo a “pensar con la gente las políticas sociales” de Brasil.

Lo emplazó en particular a culminar en sus primeros meses de gobierno la demarcación de cinco territorios indígenas.

De su lado, la ex ministra Marina Silva defendió enérgicamente la necesidad de crear una nueva autoridad nacional para coordinar la acción climática entre varios ministerios y abogó por un objetivo de reforestación de 12 millones de hectáreas.

La conferencia de la ONU termina oficialmente el viernes.

En su cumbre de líderes en Bali, el G20 reafirmó su compromiso este miércoles con el objetivo de mantener la temperatura media del planeta en +1,5 ºC, y aseguró que conserva el compromiso de retirar los subsidios “ineficientes” a los combustibles fósiles.