El discurso de la extrema derecha libertaria en la región empieza a generar cruces que pasan de lo meramente declamativo hacia lo institucional y atentan contra las sólidas relaciones construidas en las últimas décadas. Las críticas del presidente Javier Milei, acusaciones y hasta insultos hacia homólogos de países latinoamericanos, como el colombiano Gustavo Petro y el mexicano Andrés Manuel López Obrador, generaron no sólo la respuesta contundente de los aludidos, sino también la adopción de medidas de alto costo en las relaciones exteriores.

Petro fue el que llegó más lejos al expulsar diplomáticos argentinos (entre ellos el embajador Gustavo Dzugala) y pasar a posible retiro a su embajador en Buenos Aires. Pero en sus declaraciones públicas fue muy claro en describir las aparentes intenciones del argentino. En un X de respuesta a un comentario solidario de AMLO, señaló su parecer de que «Milei busca destruir, o al menos aplazar el proyecto de la integración latinoamericana», dijo y agregó: «nosotros a pesar de los insultos, debemos preservar el proyecto de la unidad, en la diversidad, de América Latina y el Caribe».

Con la evidente estrategia de conformar un eje que se traza desde el Norte con el trumpismo, y continúa con Nayib Bukele en El Salvador; el bolsonarismo en Brasil, la derecha extrema de José Antonio Kast, en Chile, y eventualmente la oposición venezolana enfrentada al chavismo, Milei intenta posicionarse como el líder irreverente que represente a un hipotético bloque ultra, con la animada fantasía de conducir una hegemonía regional libertaria antipopular y alineada incondicional de los Estados Unidos.

En esa línea fue el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva uno de sus principales blancos. Milei dejó en claro que no pensaba sostener relaciones con un «comunista», pese a tratarse del principal socio comercial de la Argentina. Pero esa guerra discursiva fue redirigida en los últimos tiempos.

La reacción de Petro fue provocada por afirmaciones hechas en una entrevista de Andrés Oppenheimer en CNN, que se emitirá completa esta noche. Milei llamó «carnicería» a la situación en Venezuela y calificó como «isla-cárcel» a Cuba. Allí consideró que Colombia iba «camino a…» con «el señor Petro», de quien aseguró que «mucho no se puede esperar de alguien que era un asesino, terrorista. Comunista». Petro formó parte en su juventud del movimiento guerrillero M-19, en los últimos años de existencia de esta organización surgida en 1970. Fue apenas un militante de base y no se le conoce ninguna acción armada. El M19 fue de los primeros en entregar las armas y se convirtió en un movimiento político en 1990.

«No es la primera vez que el señor Milei ofende al mandatario colombiano, afectando las históricas relaciones de hermandad entre Colombia y Argentina», señalaba un comunicado de Cancillería de Colombia. En una entrevista anterior, Milei había usado iguales términos y en diálogo con una emisora colombiana, identificó a Petro con el socialismo, para señalar que un socialista es «una basura, un excremento humano». Allí Petro lo comparó con Hitler: así pensaba el líder nazi, dijo. La comparación pudo ser excesiva, pero es cierto que Milei «empezó», para usar una expresión que él mismo considera pertinente.

«Es claro que cada (vez) que le pregunten a Milei por Petro, responderá con insultos», había tuiteado Camilo Romero, posiblemente ya exembajador colombiano en Argentina.

El entredicho con Petro no es menor ya que abrió la puerta a otros conflictos. Una diputada estadounidense del Partido Republicano se sintió avalada para opinar en igual sentido: «¡Completamente de acuerdo con el presidente @JMilei!», tuiteó María Elvira Salazar junto con un video en que acusaba a Petro de «ladrón, terrorista y marxista». La embajada de Colombia en EE UU se vio obligada a hacer «un llamado formal» y le pidió que «en el espíritu del respeto mutuo y consideración a la relación» entre ambos países «retorne al nivel del debate constructivo, enriquecedor de la democracia».

En la entrevista con Oppenheimer, Milei también descalificó al presidente de México, quien ha sido muy crítico de sus posicionamientos. «Es un halago que un ignorante como López Obrador hable mal de mí, me enaltece», dijo. AMLO le respondió en modo socrático, al «admitir» su ignorancia: «Está en lo cierto: todavía no comprendo cómo los argentinos, siendo tan inteligentes, votaron por alguien que no está exacto, que desprecia al pueblo y que se atrevió a acusar a su paisano Francisco de ser ‘comunista’ y ‘representante del Maligno en la tierra'».

Esta semana, la embajada argentina en Caracas asiló a seis dirigentes opositores que son acusados de intentos de desestabilización previo a las elecciones, proceso no exento de polémica (ver aparte). La «oficina del presidente» difundió un comunicado en que advierte por el «deterioro de la situación institucional en Venezuela» y acusa al gobierno «socialista» de Maduro de tener algún vínculo con la interrupción temporal del suministro eléctrico en la sede diplomática el lunes por la noche. También trascendió la decisión de enviar gendarmes para «proteger la embajada». Al cierre de esta edición, el gobierno venezolano no se había manifestado oficialmente sobre el caso.

Otros líderes regionales usualmente atacados por el presidente argentino son el chileno Gabriel Boric y Lula, aunque las diatribas contra el brasileño entraron en un conveniente receso. No falta mucho para que Milei y Da Silva se deban encontrar en alguna cumbre del Mercosur. Y no es menor el hecho de que Lula viene levantando el perfil posicionándose como líder regional, como quedó demostrado en las recientes reuniones de la Celac y el G-20, cuestión que debería exigir al presidente argentino a elevar la calidad de sus señalamientos.   «

Venezuela

Las elecciones en Venezuela sumaron un nuevo capítulo a la polémica inacabable. Tras el cierre de inscripciones del lunes, la autoridad electoral impidió el registro de Corina Yoris como candidata a presidenta de la Plataforma Unitaria para el 28 de julio, en reemplazo de la inhabilitada María Corina Machado. Parte de la oposición denunció una proscripción por parte del gobierno de Nicolás Maduro, que se anotó como postulante a su segunda reelección. De esto se hicieron eco varios gobiernos, incluso de Brasil y Colombia. Sin embargo, voceros oficiales afirman que el impedimento lo impuso el propio sistema de registro y se debe a cuestiones formales y la falta de representación partidaria de la académica elegida «a dedo», según cuestionan, por Machado. Paralelamente sí se inscribieron otros candidatos del espacio opositor, como el gobernador de Zuliá, Manuel Rosales, del partido Un nuevo tiempo, distanciado de Machado, quien quedó como el candidato principal de la mesa opositora y los seguidores de Machado acusan de hacerle el juego al chavismo.