Las citas a continuación son ejemplos en crecimiento de formas de censura que ya conocimos y vale la pena repensar:

1.- @sergiodwy Profe Sergio Wischñevsky

Una universidad de Milán suspendió el curso que el escritor Paolo Nori iba a dar sobre Fiódor Dostoievski como respuesta a la invasión de Rusia a Ucrania.

Una nube de imbecilidad está tapando todo el sol.

¿Van a privar a los estudiantes italianos de conocer a semejante escritor?

2.- En paralelo, en redes sociales circulan fotos y videos vinculados al conflicto, algunos de ellos sacados de contexto o sin relación alguna con el mismo.

3.- AFP. La escena fue editada en DCS World, un videojuego de simulación, según confirmó @eagledynamics, la empresa desarrolladora

4.- AFP. Usuarios en redes señalan a @CNN por informar la muerte de un periodista en Afganistán y Ucrania. Pero los tuits mostrados son de cuentas suspendidas y falsas, informó el canal a la #AFP

5.- El Director de orquesta ruso Valery Gergiev recibe ultimátum público en Alemania: denuncie los ataques o perderá su trabajo

El alcalde de Múnich, Dieter Reiter, impuso a Gergiev un plazo para denunciar públicamente la invasión. Si Gergiev no lo hace, Reiter ha dicho que lo destituirá como director principal de la Filarmónica de Múnich.

Los twitts mencionados son algunos de los síntomas que aparecen en las redes sociales y en los medios de difusión de información respecto del conflicto de Rusia con Ucrania que desencadeno una inestabilidad no solo con relación a la paz sino también sobre las economías y las políticas europeas y de la eurozona.

El acontecimiento de pérdida de democratización en las expresiones públicas no es un fenómeno nuevo que se evidencia con marcada presencia cuando en la historia se radicalizan posiciones políticas y también cuando las derechas se exacerban amparadas en las crisis que sufren las democracias en la actualidad.

El hecho de persecución recibió el nombre de macartismo debido a su principal ejecutor Joseph McCarthy quien se desempeñó como senador republicano en EEUU en la década de los 50´.

El personaje pasó a la historia por implementar un método persecutorio acusando de comunistas a quienes se opusieran o fueran críticos respecto a las políticas llevadas a cabo en aquel entonces. La caza de brujas se llevó a cabo en los ambientes políticos, pero fundamentalmente en los ambientes culturales, aún a sabiendas que tales acusaciones eran sin fundamento y violaban la Constitución.

Las confecciones de listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas pasaron a formar parte del escenario cultural y público y quienes se opusieron a los métodos irregulares e indiscriminados de McCarthy denunciaron el proceso como una “caza de brujas”.

El método de represión y censura se utiliza en referencia a acusaciones de deslealtad, comunismo, subversión o traición a la patria, sin el debido respeto a un proceso legal justo donde se respeten los derechos del acusado.

Este proceso de censura sentó un precedente histórico por el cual en distintos países de Latinoamérica y en Argentina se recurriera a su uso en momentos de dictaduras como lo fue el periodo de Onganía o durante la presidencia de Guido. El mismo continuó también durante la última dictadura militar que comenzó en 1976 que llevó los niveles de censura y persecución al secuestro y la desaparición de personas.

Osvaldo Bayer en la contratapa de Pagina12 bajo el título “No somos todos inoponibles”, realiza un pormenorizado recuento de hechos macartistas en nuestra historia argentina.

En la nota menciona la continuidad entre los perseguidores como fue el caso del general Enrique Rauch, quien fuera ministro del interior de Guido en 1963, que encarceló a tantas personas que no había lugar en las cárceles. Mientras tanto, el Congreso Nacional mantuvo silencio ante estas atrocidades y humillaciones y sus diputados y senadores se turnarían ocupando bancas o cargos durante períodos democráticos o dictatoriales. Una cruel secuencia que vino sucediendo hasta el comienzo de los juicios a las juntas y más tarde con la decisión de Néstor Kirchner de derogar las leyes de punto final y obediencia debida.

Sin embargo, hubo que esperar hasta el año 2010 para sancionar la Ley de Medios que resguardaba el derecho humano a la expresión y diera por finalizada la vigencia de la Ley de la dictadura militar que rigió hasta ese momento el ordenamiento de los medios de comunicación y de la expresión pública.

Los graves hechos mencionados al comienzo de la columna revigorizan una serie de persecuciones y detracciones que nos retrotraen a una época que creíamos superada. Aunque las continuidades sociales y culturales demuestran una latencia de prácticas autoritarias que en periodos de gran incertidumbre cobran una importancia aterradora.

La continuidad histórica de prácticas hegemónicas, uniformizantes de las opiniones y del derecho a la expresión nos alientan a continuar luchando por la vigencia plena del derecho humano inalienable a la diversidad cultural, lingüística y de pensamiento.