El magnate Marcelo Odebrecht, extitular de la constructora brasileña Odebrecht, corruptor confeso que fue condenado a 19 años de prisión por pagar sobornos, quedó en libertad plena luego de haber trabajado en un hospital durante tres años para poder reducir su pena por corrupción, asociación ilícita y lavado de dinero en la llamada Operación Lava Jato, informó este viernes la prensa local.

Según el diario Folha de Sao Paulo, como parte de su delación premiada, el heredero del imperio de la construcción brasileña pasó los dos últimos años trabajando en el sector administrativo del Hospital de Clínicas de la ciudad San Pablo, el mayor centro médico público de América Latina.

Marcelo Odebrecht fue el presidente de la mayor constructora brasileña, Odebrecht, que llegó a un acuerdo con la fiscalía y el exjuez Sérgio Moro para reducir las penas a cambio de delatar el cartel de empresas contratistas de obra pública que prestaban servicios a la petrolera estatal Petrobras.

Otros 57 ejecutivos de la firma adhirieron a la delación premiada para reducir las penas, pero varios de ellos, como Alexandrino Alencar, denunció que era presionado por la fiscalía para involucrar al presidente Luiz Inácio Lula da SIlva en su testimonio, sea este verdadero o no.

La condena de Odebrecht

Odebrecht fue el principal involucrado en el escándalo del Petrolao del que participaron otras constructoras, como la gigante Camargo Correa. La empresa Odebrecht cambió de nombre y se redujo tras una transformación ética y de prácticas anticorrupción por orden del Departamento de Justicia de Estados Unidos, con el que hizo un acuerdo para poder seguir operando en aquel país. Marcelo Odebrecht fue el último en adherir al acuerdo de delación en 2016 y estuvo detenido hasta 2021, cuando pasó a la prisión domiciliaria en su mansión de San Pablo.

Según Folha de Sao Paulo, Marcelo Odebrecht, que se peleó con su padre, el patricarca del grupo, Emilio Odebrecht, trabajaba tres veces por semana en el Hospital de Clínicas que depende de la Universidad de Sao Paulo (USP) hasta el 26 de enero pasado como parte de las actividades reductoras de la pena. «Discreto, pasaba desapercibido y pocos sabían de su presencia», según Folha.

El excontratista fue condenado a 19 años y 4 meses de prisión por el entonces juez Moro en 2016. Como hizo un acuerdo de delación premiada, Moro le redujo la pena a diez años y el año pasado, el Supremo Tribunal Federal (STF) redujo el plazo a siete años, ahora cumplido. La investigación de Lava Jato descubrió una red de sobreprecios y sobornos que le pagaban las empresas constructoras a cambio de contratos a una serie de funcionarios y empleados de la estatal Petrobras, dinero que también era utilizado para financiar campañas de partidos políticos. El escandalo sobrepasó los límites de Brasil y salpicó a varias empresas y gobiernos extranjeros, entre ellos Argentina.

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El exjuez Sergio Moro y el presidente Lula.

Por este escándalo Moro condenó a prisión al presidente Lula en 2017, lo encarceló por 580 días y le impidió participar de las elecciones de 2018, ganadas por Jair Bolsonaro. Sin embargo, la Corte Suprema consideró que Moro actuó en forma parcial y que hubo manipulación de pruebas con objetivos políticos. Tras encarcelar a Lula, Moro renunció a la magistratura y se alió a la ultraderecha al ser ministro de Justicia del expresidente Bolsonaro, tras lo cual fue electo en 2022 senador nacional.