Hace pocas horas se cumplieron seis años de la desaparición forzada de 43 estudiantes de Ayotzinapa, en México. Los familiares siguen reclamando justicia y esperan que el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, contribuya con el esclarecimiento del caso, en un país con más de 70 mil desaparecidos.

En 2014, a pocos días de los ataques, el periodista estadounidense John Gibler viajó a lugar y se entrevistó con sobrevivientes, familiares y testigos. Con estos testimonios reconstruyó los hechos y escribió Una historia oral de la infamia. Los ataques a los normalistas de Ayotzinapa (Tinta Limón, 2016). Hilda es mamá de uno de los jóvenes desaparecidos. En esta entrevista para Tiempo Argentino analizan el estado actual de la investigación, la doble desaparición, la trama narco-estatal y la hipótesis de que los estudiantes tomaron un colectivo cargado de heroína.

–AMLO asumió prometiendo una ruptura con un pasado de encubrimiento e impunidad. ¿Hubo avances significativos?

John Gibler: -Sí ha habido un cambio. Peña Nieto nunca investigó. Nunca hizo nada para que se sepa lo que ocurrió aquella noche en Iguala. Por el contrario, durante los años de su gobierno se montó un operativo burocrático para sostener la desaparición forzada. Se torturaron detenidos para producir testimonios falsos, se destruyeron evidencias forenses, se sembraron pistas falsas. Hasta inventaron un falso escenario del crimen: el basurero de Cocula. Es mucho más grave que simplemente no hacer bien el trabajo. Durante las campañas presidenciales de 2018, las familias tomaron la decisión de enfrentar al entonces candidato AMLO para que diera su posición, porque no había dicho nada en años y se comprometió a “retomar el caso e investigar lo que pasó”. Hizo un compromiso explícito y cuando asumió se distanció explícitamente de lo que venía haciendo el gobierno anterior. Pero luego se movió muy lento. Se hicieron algunas acciones jurídicas, como girar órdenes de aprehensión, pero todavía falta.

Hilda: –Nos costó mucho trabajo desmentir al gobierno anterior que nunca investigó. Solo administraron el caso para cerrarlo. Pero fuimos insistentes e hicimos lo imposible para que no se cerrara. Fue importante que en campaña AMLO dijera que si en algún momento llegaba a ser presidente se comprometía a buscar a los muchachos. Cuando llegó, sacó un decreto y se conformó una Comisión para el Acceso a la Verdad y a la Justicia del caso Ayotzinapa, integrada por cinco padres de familia, varios organismos y hasta el presidente. Tenemos reuniones cada mes. También siento que ha sido lento, pero la actitud y el trato ha sido más digno que el anterior gobierno.

–¿Qué pasó realmente la noche del 26 en Iguala?

J. G.: –Las hipótesis del Grupo Interdisciplinario de Expertos es que los estudiantes tomaron, sin saberlo, un autobús que llevaba escondido un cargamento de heroína a punto de viajar de Iguala a Chicago. Y hubo un operativo de Estado para recuperarlo que terminó en masacre. Todas las policías actuaron articuladamente: policías de tres municipios, ministeriales, estatales de protección civil y federales. Mientras el batallón 27 del ejército mexicano observaba y reportaba. En EE UU se dio una explosión del mercado de pastillas hechas a base de opio. Guerrero era en ese momento el principal productor. En este contexto, en 2006, Felipe Calderón lanza la mal llamada “guerra contra el narco”. Una manera de militarizar, profundizar y ampliar el mercado de las drogas. En Guerrero todos los partidos políticos mezclados y participando en la industria.

–¿Cómo se resiste al horror?

H.: –Nuestra vida cambió luego de esos días. Ya nada fue igual. No volvimos a casa, nos fuimos a vivir a la escuela. Estuvimos cuatro años y medio en la Normal. Si nos hemos mantenido es por el amor y el cariño que les tenemos a nuestros hijos. A veces sentimos que ya no podemos. A seis años sigue el mismo dolor, la misma angustia, la misma desesperación por no saber de nuestros hijos. Está la herida abierta y cada vez que pasa el tiempo es más fuerte mi dolor. Todos los padres tenemos el mismo pensamiento: la única reparación posible es la presentación con vida de nuestros hijos. Vamos a seguir en la lucha hasta encontrar a nuestros hijos.