Giorgia Meloni juró este sábado ante Sergio Matarella como nueva presidenta del Consejo de Ministros de Italia. El acto, en el Palacio del Quirinal, fue breve y conciso y cada uno de los 24 ministros se comprometió, como es de rigor, a «respetar la Constitución y las leyes», y este domingo será el traspaso oficial entre Mario Draghi, el economista formado en la banca Goldman Sachs, y la periodista de ultraderecha, la primera mujer en asumir ese cargo en ese país. El jueves, el presidente de Italia había cumplido también con otro rito, el de encargar la formación de gobierno a la triunfadora en las últimas elecciones. Meloni pudo tomar el compromiso luego de acordar los términos y repartir ministerios con el resto de la coalición de derecha que la sustentará desde el Parlamento. El tramo más difícil fue con el incombustible Silvio Berlusconi. Y nada menos que por la guerra en Ucrania, un tema que atraviesa, de manera directa o indirecta, todas las crisis que se están registrando en Europa.

Es que el exjefe de gobierno se ufana de su amistad con Vladímir Putin y en un audio reciente culpa a Volodimir Zelenski por la guerra. Meloni, hasta no hace tanto, también se mostraba cercana a la posición rusa y en contra de la OTAN. Pero como en el viejo teorema de Raúl Baglini, exdiputado de la UCR, la cercanía del poder es inversamente proporcional a ciertos enfoques principistas.

Esta semana, el Reino Unido padeció su propia versión de las consecuencias de la guerra desatada el 24 de febrero. El aumento de las tarifas de servicios públicos, la inflación y la caída de a la actividad económica ya se había llevado puesto al gobierno del primer ministro Boris Johnson en julio pasado. El sistema electoral británico tiene la particularidad de que establece que el Ejecutivo pertenece al partido ganador del comicio, que designa al ocupante del 10 de Donwning Street. Fue así que tras la dimisión de Johnson, acosado además por escándalos toda laya, hubo una elección entre los afiliados del Partido Conservador. Liz Truss, que había sido ministra de Relaciones Exteriores, ganó por apenas 81.326 votos sobre 60.399 de Rishi Sunak, ex titular de Finanzas.

Pero su gestión vino mal aspectada desde el inicio. Truss, una «atlantista» porfiada en la defensa de Kiev y contra Moscú, que secundó a Jonhson en la cruzada a favor de Zelenski, juró dos veces. Una con la reina Isabel II, que murió a los dos días. Con Carlos III intentó una jugada económica tan osada como inoportuna: recortar impuestos a los más ricos, prometer ayuda para pagar las tarifas a la población golpeada por aumentos en gas y luz, y ponerse en el rol de Dama de Hierro.

Hace 40 años a Margaret Thatcher podía salirle bien, pero son otros tiempos. Duró apenas 45 días. Cuando asumió, el diario Daily Star auguró que iba a durar menos de lo que tarda una lechuga en echarse a perder y fue subiendo a su portal imágenes de la evolución de una planta cortada para la ensalada. «Ganó la lechuga», ironizó ahora el Daily Mail.

Este sábado, Johnson protagonizó una aparición estelar. Volvió a Londres de unas vacaciones y se mostró como para decir «acá estoy para volver». Para los «tories» no hay la menor duda de que tienen que elegir lo antes posible al sucesor para no ir a elecciones anticipadas. Lograron una gran diferencia en la última convocatoria, en 2019, y no es cuestión de arriesgarse. Pero todo dependerá del humor de la sociedad. Johnson deslizó que cuenta con más de 100 apoyos entre sus correligionarios. Sunak también se anotó.

Los líderes occidentales, por su parte, mostraron su preocupación por la crisis británica. Emmanuel Macron y Joe Biden, enviaron mensajes acongojados. «Francia, como nación y pueblo amigo del pueblo británico, quiere la estabilidad. En un contexto de guerra, de tensión energética, es importante que el Reino Unido vuelva muy pronto a la estabilidad política», dijo Macron. «Agradezco a la primera ministra Liz Truss por su colaboración en una variedad de temas, incluido el hacer que Rusia rinda cuentas por su guerra contra Ucrania –escribió Biden en un tuit– Continuaremos nuestra estrecha cooperación con el gobierno del Reino Unido mientras trabajamos juntos para enfrentar los desafíos globales que enfrentan nuestras naciones».