Para Modesto Guerrero hay una relación de continuidad entre la muerte de Hugo Chávez y el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, porque ambas circunstancias, “junto con el golpe contra Evo o la proscripción de Rafael Correa, son capítulos de la batalla desatada por la derecha desde 2007-2013 para desmontar el tiempo de rebeldías y movimientos populares en el continente”. Abocado a la presentación de una nueva edición de “Crónica de un magnicidio”, este escritor y periodista venezolano radicado en Argentina detalla los pormenores de un caso donde se ve la mano de agencias internacionales y la colaboración de lo que llama lúmpenes locales.

-Sorprende que las cuatro personas que por su cercanía con Chávez podrían estar implicadas en su asesinato cuentan con protección de Estados Unidos.

-Es casi una confesión. Son cuatro oficiales de las Fuerzas Armadas.

-La información había circulado de manera fragmentada, pero al ver todo en detalle y cronológicamente uno se sorprende de cómo pudo ocurrir esto.

-En noviembre de 2013 -Chávez había muerto en marzo- con el pretexto de una luna de miel, los primeros dos, el capitán de corbeta Leamcy José Salazar Villagrán y su esposa Anabel Marina Linares Leal, capitana del Ejército, viajan a Punta Cana. Salen de Maiquetía y empalman en la isla con un avión de la DEA y luego de pasar por EEUU de carambola terminan en España con protección de la CIA y el gobierno español. Eso lo pudieron revelar los periodistas en el diario Público. La mujer tiene también alguna conexión con la brujería por parte del papá, es una gente muy rara. En España se encientran con los otros dos capitanes. El hombre, Adrián Velásquez Figueroa, era el guardaespaldas del hijo de Chávez. La mujer, Claudia Patricia Díaz Guillén, era la enfermera.

¿Era la que atendía al presidente?

-Si, enfermera y licenciada en Administración. Luego la designan gerente de un banco del Estado y por esa vía envió dinero a Europa. Un diario alemán Süddeutsche Zeitung, revela una cuenta de ella en Luxemburgo. Atilio Boron lo comentó como al pasar. O sea que era un hecho público en la televisión venezolana. Me pregunto cómo es que a la seguridad del Estado no le llamó la atención esto. Según despliego en el libro, la conspiración fue internacional: Mossad, CIA, operadores, Uribe y en Venezuela la conspiración tuvo al menos dos patas visibles: Salazar y la enfermera. Y arriba de ellos oficiales responsables en la cadena de mandos, en el Palacio y en el sistema policial de inteligencia.

-En el libro también contás que el cáncer se había detectado antes de lo que se informó.

-En 2010 Manuel Isidro Molina, periodista, que fue chavista y ahora candidato a la presidencia, publica que tras las elecciones de ese año le hacen una cura de pólipos paranasales y en el examen encuentran células cancerígenas. Yo estaba haciendo la segunda edición la biografía y una exnovia, que siempre guarda todo, me dice “yo tengo por ahí un recorte que te puede servir”.  Para mí era oro eso, pero no tenía comprobación, era lo que decía Molina. Enero 2022, diario Ciudad Caracas (ciudadccs.info) me pide este libro para publicar en digital. Se lo mando a un amigo para que le haga observaciones, Freddy Mejias. Había sido secretario del Proyecto de la Misión Barrio Adentro, de salud en los barrios. Es mi amigo del alma. Él lee el material, me llama y me dice “Modesto, tú pones en duda la información de los pólipos. Saca la duda, es absolutamente seguro”. Él conocía a la enfermera que atendió a Chávez y me dice que la información de Molina salió de una amante que tenía en el equipo. Molina tuvo una bomba, que sin embargo no tuvo mayor impacto. Yo me sorprendí porque si bien era un diario de segunda ¿cómo es que un periodista descarta la información de un diario de segunda? Nadie le dio bola a esa noticia, ni la derecha la usó para hacer campaña. Y él decía, “los pólipos nasales tenían células cancerígenas”.

-El origen de esos pólipos tendría que ver con la inoculación de un cáncer?

-No hay evidencia del elemento tecnológico para eso. Un físico nanotecnólogo argentino que yo consulto, me dice cómo se hace ese procedimiento, pero me aclara que eso es tan especializado, tan invisible, que solo se puede determinar haciendo el examen de un órgano. Él se ofreció a hacerlo pero nunca se hizo la exhumación del cuerpo. Y los números me dan, porque en 2006 dos directores de la CIA dicen que Chávez va a morir, en 2007 el jefe de la iglesia adventista norteamericana que Chávez tenía que morir y en 2009 Shimon Peres dice que va a morir.

Foto: AFP

-En gran parte del libro desplegas la historia de otros magnicidios y también de las características del lumpen y en el intento de asesinato de Cristina Fernández los implicados son lo que por acá llamamos marginales.

-Son marginales económicos del neoliberalismo, pero el nombre sociológico más adecuado es lumpen. A mis amigos no les gusta el uso del concepto lumpen, pero resulta que la sociedad se ha lumpenizado, hermano. Toda la sociedad. Mira la Argentina, la gran clase obrera de América Latina. No es una cuestión de gustos, sino de hechos. Y el lumpenaje está inserto en esta historia.

-¿De qué manera? Porque estos personajes pertenecían a la estructura militar.

-El lumpen adopta una conducta social distinta a la conducta del obrero industrial, del profesional académico o del burgués. El lumpenaje es una conducta. El sistema chavista tiene base lumpen, la jefatura está penetrada por la cultura lumpen. Hay elementos, jefes, que son rigurosos, metódicos, ordenados, pero otros que tienen cultura lumpen.

-¿Por qué no me aclaras un poco eso?

-Que no tienen orden, no evalúan nada, no les importa nada de lo que pasa. Porque alguien que está a cargo de un equipo del servicio de inteligencia de un estado perseguido y asediado y aparece una información de un diario alemán que habla de que una de sus cuadros está metido en negocios sucios y no investiga, es lumpen. En política es una actitud lumpen. Chávez, que era lo contrario de un lumpen, vivía en una pelea constante contra los lumpen de su gabinete.

-Hablame de Carlos Lanz.

-Carlos Lanz es un personaje curioso porque fue guerrillero desde los 14 años, estuvo 13 años preso y cuando salió de la cárcel ingresó a la organización en la que yo militaba, el Partido Socialista de los Trabajadores-La Chisoa. Él dirigió el secuestro de (William) Niehous, en febrero de 1976.

-¿Quién era Niehous?

-Era el gerente general de las empresas más grandes de Venezuela, unas multinacionales más grandes (Owens-Illinois), pero era el jefe operativo de la CIA en Venezuela. Lanz era un cerebro brillante. En la cárcel se hizo trotskista, una cosa rarísima, y se hizo experto en El Capital. Era el asesor del sistema militar venezolano para contrainteligencia. Carlos Lanz muere víctima del lumpenaje.

-La propia esposa confiesa haber pagado 8000 dólares para eliminarlo.

-La mujer, con la que vivió 30 años, con la que dormía todas las noches, dirigente del movimiento docente, Maxiorisol “Mayi” Cumare, jefa de lo que sería Suteba acá. Una tipa que fue capaz de enfrentarse con la policía antes del chavismo, la he visto, de armas tomar. Tenía origen lumpen, base lumpen de vida y por esa vía se corrompió y organizó la conspiración para sacarse a Carlos Lanz de encima.

-¿Por qué lo hizo?

-Porque él había descubierto que estaba robando del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (INCES), un organismo de formación laboral que ella dirigía. Sacaba plata, de ahí.

-Hubo tantas versiones que implicaban al gobierno que podía haber dudas. Se tardó mucho en llegar allí.

-Tardó mucho en decidirse a investigar, teniendo muchísimos datos. Está preso mi amigo, al que yo formé en el marxismo, Tito Viloria, que llegó a ser el dirigente sindical más importante de la zona central del país. El gobierno no investigó porque tenía temor de quedar manchado o implicado. Por eso el gobierno dejó correr, fue bastante vivo, hasta que se descubrió que la cosa venía por el lado de la mujer, los amantes de la mujer. Esto es el retrato de un lumpen: el amante más importante, al que le metieron 12 años de cárcel, Glenn Castellanos, el que lo mata y lo desmembra (arrojaron los restos a los cerdos), fue funcionario menor en un ministerio, militante de la Liga Socialista, un partido castro-maoísta. Carlos sospechó de los negocios de Mayi Cumare, lo habló con ella, la hija se metió del lado del padre. Carlos era un tipo muy cerebral pero era pausado, no tomaba decisiones rápidas. Yo, en una situación así, salgo corriendo y la denuncio.

-Bueno, 30 años juntos, una hija en común, debe ser difícil.

-Es jodido además creer eso. Te tienes que convencer, aceptarlo.

-Y comprender que ella sería capaz de hacer lo que hizo.

-Un duelo, es un duelo. Y ese duelo a él le salió caro.