La responsable del Área de Políticas Migratorias y PSOE-Exterior, Pilar Cancela Rodríguez, es una gallega nacida en Stuttgart. Es decir, una hija de gallegos que nació en esa ciudad alemana de padres emigrados. Por lo tanto, conoce al dedillo de qué se tratan los exilios, ya sea políticos como económicos y ahora por razones ambientales. Motivo suficiente como para ocupar el cargo que ocupa en el Partido Socialista Obrero Español. Y para que ahora que se avecinan las elecciones generales en España, venga Buenos Aires a explicarle a los casi medio millón de ciudadanos en condiciones de votar por qué apoyar al PSOE desde Argentina.

“Cada vez que gobierna el Partido Socialista se avanza en derechos y libertades, sobre todo en derechos para la ciudadanía en el exterior. Ocurrió con la ley de Memoria Histórica, ahora con la Ley de Memoria Democrática y también con la derogación del voto rogado”, dice a Tiempo, en la sede porteña del PSOE, una de las más antiguas del más que centenario partido fuera de España. “Es verdad que la implantación del voto rogado fue gobernando nosotros –reconoce- y es cierto que nos equivocamos, porque impedimos el ejercicio de un derecho fundamental. En ese sentido le debemos una disculpa a la colectividad y también teníamos que ser nosotros cuando gobernamos quienes promoviéramos terminar con eso”.

-¿Deme otra razón para votar al PSOE desde acá?

-Hay un espectro muy grande de medidas que tienen que ver con las pensiones a las personas mayores, de medidas asistenciales para personas en situación de vulnerabilidad, ayudas a los centros. Siempre que gobierna el PSOE se incrementan de una manera muy importante y cuando gobierna el Partido Popular bajan de una manera drástica. Creo que lo que hay es una mirada receptiva y constructiva de nuestro partido, que al fin y al cabo se mantuvo vivo durante la época oscura gracias al exilio, por lo tanto tenemos una ligazón muy fuerte con esa colectividad del exterior. La migración para nosotros siempre tiene una mirada preferente. Nosotros en nuestro momento emigramos, aquí se nos acogió con los brazos abiertos, lo mismo en México, Venezuela. Y ahora hay una colectividad muy potente de personas de Latinoamérica, de Argentina, viviendo y conviviendo con normalidad en España. Por eso tenemos una mirada de la emigración desde la perspectiva de los derechos humanos, no de la seguridad.

-En este punto la derecha y la ultraderecha en España hacen mucho hincapié, quizás no tanto en relación con nuestros países pero si de otras partes del mundo, en una mirada muy restrictiva, racista…

-Totalmente xenófoba, esa es la palabra. Pero fíjese sin embargo que la inmensa mayoría de las personas que  van a España proceden de América Latina. Sucede que es mucho más visual y más gráfico decir que son gente que viene de África, y es que además se lanzan a la desesperada.

-Digamos también que Europa tiene mucho que ver con lo que pasa en el Mediterráneo con sus acciones tanto en África como en el Oriente.

-Una de las batallas que ha mantenido este gobierno y de una manera personal el presidente Pedro Sánchez respecto de la movilidad migratoria es trasladarle a la Unión Europea que no es un problema de los países del sur. No es un problema solo de España, Portugal o Italia. Es una mirada de Europa. Porque al final lo que todos debemos intentar es que esa migración tenga una solución con una perspectiva de derechos humanos. Nosotros también masivamente nos fuimos a otros países. Si nos hubieran tratado de la misma manera… Esto se ha minimizado sobre todo desde países del norte de Europa que dicen “esto está allá lejos, a mí no me compliques la vida”.

A Alemania también le llegan emigrantes desde Turquía.

– Lo que nos está pasando es que algunos países que se califican del primer mundo, algo que yo pondría en cuestión, es que hay determinados trabajos que los nacionales de esos países no quieren hacer y donde es necesario seguir trabajando. En el sector de la pesca, o en la agricultura, donde también se necesita mucha mano de obra si queremos seguir comiendo. Lo que falta es una mirada constructiva de integración. Y con una mirada constructiva de que al final esas personas van a ayudarnos a construir una sociedad que quiere mantener un Estado de Bienestar, que es lo que defendemos. ¿Y cómo se construye eso? con los impuestos y las cotizaciones (aportes). Si tienes un trabajo remunerado tú cotizas a la seguridad social y vas a comprar al supermercado, y pagas la luz, el agua. Hay que tener cuidado con esos análisis simplones de que nos vienen a quitar el trabajo, que son los que violan a nuestras mujeres. Cuidado con esos discursos de odio. Porque son peligrosos y sobre todo antidemocráticos.

-Pedro Sánchez sorprendió llamando a elecciones tras a horas de la derrota en las autonómicas de mayo. Lo suyo es mucho de tirarse a la pileta contra todo, ¿no?

-Él deja la Secretaría General del partido después de una situación dramática interna, porque la posición mayoritaria era abstenernos para que gobernara el Partido Popular. Él estaba en contra y por eso dimitió (setiembre de 2016). Unos cuantos lo seguimos porque sabíamos que esa postura llevaba al PSOE a ser un partido residual. Dejó hasta su cargo parlamentario. Cuando el vuelve a optar por la Secretaría General (mayo de 2017) tiene mucho de épica, porque al final arrasó en contra de todos los poderes establecidos, de los grandes referentes. El siguiente paso fue plantear la necesidad de presentar una moción de censura, la primera que fructifica (junio de 2018). El PP (en el gobierno) tenía un entramado de corrupción muy evidente. Y él decía que como principal partido de la oposición teníamos una responsabilidad institucional. Eso siempre se lo cuestionaron, que es ilegítimo, aunque la moción de censura está en la Constitución. Pero luego fuimos a dos elecciones y volvimos a ganar.

-Pero el PSOE necesita del apoyo de las izquierdas para seguir gobernando.

-En este momento tenemos una fragmentación política tanto en la derecha como en la izquierda. Se acabaron los gobiernos de mayorías absolutas y existe la necesidad de buscar apoyos. Nosotros hemos hecho un gobierno de coalición con Unidas Podemos y apoyos puntuales de otras fuerzas políticas que nos han permitido en estos años sacar más de 200 leyes. En estas elecciones ha ocurrido que esas fuerzas políticas han sufrido un bajón muy importante. Nosotros solo hemos perdido 400 mil votos pero nos ha fallado de alguna manera el soporte político y esto ha hecho que el PP sume con la ultraderecha y esté conformando gobiernos (regionales). El presidente tomó la decisión yo creo que responsable y coherente de decir que en esta situación tiene que hablar la ciudadanía española  y tiene que decidir qué tipo de gobierno quiere, si estos que se están conformando o uno que vaya en la línea de lo que hemos estado construyendo hasta aquí.

-¿El PSOE apuesta a recuperar esos 400 mil y que la izquierda crezca?

-Yo creo que vamos a ganar las elecciones. Hay una movilización muy importante del electorado progresista. Porque una cosa es que lo digamos nosotros y otra lo que ahora están viendo. Que están formando gobiernos en los que se van a suponer retrocesos en determinados derechos y libertades. Hasta ahora, como en Castilla-León, Vox era testimonial, ayudó a formar parte del gobierno de una manera light y en otros casos ayudó pero no entró. Pero ahora pone condiciones: “yo voy a formar parte del gobierno y te voy a pedir áreas y carteras que a mí me parecen muy importantes”.

-¿Cómo cuáles?

-La familia, las migraciones, el medio ambiente, porque son negacionistas del cambio climático. Cuando hablamos de familia ya sabemos qué piensa, y sobre todo niegan la violencia de género. “Hay que hablar de violencia en general”, dicen, y el PP adoptó el concepto de violencia intrafamiliar. Han empezado a quitar banderas LGTBI.

-Bastaba con ver algún discurso de Santiago Abascal, el líder de Vox.

-Pero la gente lo había empezado a ver como algo normal, el problema es cuando te das cuenta de que eso tiene consecuencias. Se conoce perfectamente lo que es Vox, siempre han hablado de una España única, uniforme, con un pensamiento único e intentar restringir todo aquello que no sea lo que yo entiende que debe ser. Pero el PP es un partido constitucionalista y de gobierno, o eso dicen. Tú eres (por el PP) quien está permitiendo que eso sea así y estás teniendo procedimientos para que ellos te den el sí para formar gobierno. El precio que pagas te da igual, porque lo que quieres es gobernar. Pero resulta que ahora que hemos vivido en la pandemia somos el país europeo que más crece, que tenemos la menor inflación y la tasa de paro más baja de los últimos 15 años, que se ha creado un gran escudo de protección social, las pensiones han subido un 8,5%, hablamos de cambio climático, de nuevas maneras de aprovechamiento energético, somos pioneros en cuanto a derechos y libertades en el mundo. Esto es lo que hemos construido.

-¿Cómo afecta en España la guerra en Ucrania?

-¿Quién nos iba a decir que eso nos iba a impedir aceite de girasol en los supermercados o se disparara el precio de los fertilizantes o los carburantes estemos pagando los precios que estamos pagando? El impacto ha sido tremendo, estamos en una economía de guerra.

-¿Fue una buena idea seguir esa política de la UE o hay quienes se la cuestionan?

-El PSOE y creo que España en general somos tremendamente europeístas y estamos muy de acuerdo en lo importante que es tener una posición común en Europa. Lo que se puede cuestionar cualquiera es “lo que nos faltaba ahora, después de una pandemia nos viene esto”. Pero lo que no es asumible es que si justificamos eso estaríamos en la tesitura de que el vecino que tenemos al lado no respeta la soberanía nacional de un pueblo o una nación. Aquí ha habido una invasión de Rusia a Ucrania y eso es el hecho primero.

-Uno conoce los argumentos de la parte rusa, pero el temor es que esta guerra se extienda a toda Europa.

-Yo creo que eso no va a ocurrir, sinceramente. Es cierto que aquí hay intereses de todos los bloques geopolíticos y geoestratégicos y cada uno está jugando a su propio estraperlo. Pero todos esos bloques hablan entre sí. Y al final de lo que estamos hablando es de mantener un cierto equilibrio y a ver hasta dónde voy a llegar. La pulsación del famoso botón rojo ha estado también.

-A eso me refiero, porque cualquier error…

-Hay que tenérselo el miedo, pero creo que eso va a ocurrir. Lo que hay es un trabajo que no se ve de mucho diálogo diplomático, político, y creo que va a tardar, esto no se va a resolver fácilmente, porque las posiciones se han ido a extremos de ambos lados y es muy difícil. La solución es difícil, hay que dar tiempo a negociaciones. Pero al final tendrá que haber una solución política.