Santiago Abascal Conde nació en Bilbao hace 47 años. Sociólogo, casado con Lidia, cuatro hijos, aficionado al montañismo, al motociclismo y a los bonsáis. Hasta hace una década era un conspicuo dirigente del Partido Popular. Alejado del entonces presidente Mariano Rajoy, se corrió hacia el ultra conservadurismo, perfiló su look (camisa casual y barba más larga, menos “cubana”), agudizó su léxico punzante y contribuyó a la fundación de Vox. Se lo relaciona con entidades como la red Atlas Network. Recibió varias veces a Milei en España. Estuvo en Buenos Aires en la asunción del nuevo presidente argentino. El diario Clarín le brindó un extenso espacio, en el que se explayó cómodo. Cuando aseguró que Milei tiene “alcance no sólo argentino, sino internacional”. Y en especial cuando atacó al presidente español Pedro Sánchez: “Ha introducido al comunismo en el Gobierno (…) Un gobierno así tiene que ser calificado de un modo muy duro. Nosotros le hemos acusado al Gobierno en España de golpe de Estado”.

Para desbarrancar al estilo de su amigo argentino: «Habrá un momento en el que el pueblo querrá colgarlo de los pies (a Sánchez)». Claro que resonó en España.

Pedro Sánchez Pérez-Castejón va por los 51. Es de Tetuán, Madrid. Con María Begoña tuvo dos hijos. Indiscutido líder del PSOE. Es presidente de España desde 2018 y hace unos meses, en una jugada de meticulosa estrategia, logró revertir una derrota electoral en una estridente victoria parlamentaria, que lo proclamó para un tercer período. En definitiva se abocó a una serie de alianzas, en casos polémicas, pero con el reiterado y confeso propósito de evitar que la derecha y la  ultra llegaran al gobierno.

El último lunes, mientras resonaban en España las bravuconadas de Abascal en Buenos Aires, Sánchez presentaba su segundo libro, Tierra firme. En ese acto le respondió al ultraderechista. “Intenta convertir nuestro país en un país donde sea monopolizado todo por el discurso del odio y un país enfrentado (…) Aquí no se está rompiendo nada, no se está hundiendo nada, no hay esa polarización ni ese odio que trata de inocular en el debate público”. Uno de sus funcionarios, el canciller Juan Manuel Albares, agregó que “este tipo de lenguaje no se oía en España desde hace muchas décadas, que fueron muy oscuras”, en relación a la dictadura de Francisco Franco.

Y como el líder ultraderechista también calificó a los «populares» como «nostálgicos de la derechita cobarde», fue el turno del titular del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien consideró que Abascal es funcional a «la estrategia de Sánchez y del PSOE de dividir España”.

Claro que a los pocos días, Pedro Sánchez extendió su cruzada contra la derecha fuera de las fronteras españolas.  En su rol de titular semestral de la Unión Europea, tuvo un fuerte enfrentamiento con el líder del Partido Popular Europeo, el democristiano alemán Manfred Weber, quien fustigó las alianzas del socialismo español con el independentismo catalán Junts per Catalunya y fue férreo crítico de la postura española ante la guerra del Este (puntualmente con Ucrania) y la del Medio Oriente (en defensa de las poblaciones palestinas). «No es elegir, reunificar y superar la disputa política a través de la política lo que amenaza la democracia. La verdadera amenaza en España y en Europa es el auge de la ultraderecha», dijo Sánchez. Avanzó: «La irresponsabilidad de la derecha tradicional, que abre la puerta a gobiernos de coalición (con la ultra) y asume muchas de sus ideas extremas: esa es la verdadera amenaza que se cierne sobre el proyecto europeo».

Una familia muy normal

Letizia Ortiz Rocasolano es una señora madura de 51 años. En 2002, con un divorcio a cuestas, conoció al rey Felipe VI, de Borbón y Grecia. Se casaron en 2004 y tuvieron dos hijas: Leonor, princesa de Asturias, y Sofía, infanta de España. La primera esposa de un rey de España que no pertenece a la realeza, apenas pisó la Zarzuela fue fustigada por el entonces monarca y su esposa Sofía. La acusaban de maltratar a suegros y cuñadas, ser “una frívola interesada sólo en los modelitos y en las operaciones de estética” y de no ocuparse de la educación de sus hijas. La llamaban «the enemy within» (caballo de Troya) y sospechaban de su profesión de periodista. El tiempo pasó.

Hasta que en las últimas semanas apareció el abogado Jaime del Burgo, que no es otro que el exmarido de Telma Ortiz (2012/16), hermana de Letizia. El hombre, afecto a la red X, reveló una fogosa relación amorosa con su cuñada. ¿Cuándo? Antes de su matrimonio con el rey Felipe VI, entre 2002 y 2004:  pero si bien fueron “amigos y confidentes, de 2004 a 2010, la intimidad “amorosa, duradera y continuada” continuó luego por más de dos años. Letizia ya estaba casada con el príncipe de Asturias. En fin…

JC nunca fue un dechado de virtudes. Relaciones extramatrimoniales, escándalos de todo tipo, corrupción, matanzas de animales, y tanto más. Abdicó de su reinado hace una década. El alejamiento con su hijo se profundizó ante nuevas sospechas de corrupción por el origen de su fortuna y se exilió voluntariamente en Emiratos Árabes Unidos. Al revelarse los detalles del nuevo affaire monárquico se supo: “Los círculos de Juan Carlos son los que están agitan la enésima campaña orquestada contra Felipe VI”. Una pinturita de familia.