El senador Bernie Sanders y una veintena de congresistas estadounidenses exigieron al Departamento de Estado que el trabajo de observación electoral de la OEA en Bolivia sea evaluado de forma independiente, tras la polémica por el rol del organismo en los anulados comicios de 2019.

«Estamos muy preocupados por la falta de rendición de cuentas y de transparencia sobre el rol de la Organización de Estados Americanos (OEA) en las elecciones del año pasado y en la crisis política en Bolivia», indicaron los congresistas demócratas en una carta.

Los comicios del 20 de octubre fueron anulados después de que la OEA denunció una «manipulación» a favor del exmandatario Evo Morales, que renunció ante una ola de protestas y tras las presiones de las fuerzas armadas. 

Los congresistas resaltaron un informe del diario The New York Times de junio y un estudio de la Universidad de Pennsylvania y de Tulane que señala que la tendencia registrada en Bolivia puede explicarse sin fraude.

En el centro del debate está la paralización de un conteo preliminar en la noche de los comicios y su reanudación un día después, con un considerable aumento de la ventaja de Morales, que aspiraba a un cuarto mandato. 

La Misión de Observación Electoral (MOE) expresó su preocupación por cambio de tendencia que calificó como «drástico» y «difícil de explicar». 

Según los investigadores de las universidades, la ruralidad y las regiones explican la mayor parte de la tendencia y lo que se presentó como evidencia de irregularidades en realidad fue un «error en el análisis».

La secretaría general del organismo regional respondió entonces denunciando «una maliciosa campaña de desinformación contra la OEA, con evidentes objetivos políticos».  

Dado que el ente regional fue invitado a monitorear las elecciones presidenciales del 18 de octubre en Bolivia, los congresistas pidieron a su gobierno que «use su voz en la OEA para abogar por una evaluación completa e independiente de los informes de las elecciones de 2019». 

Los legisladores también señalaron que el secretario general de la OEA, Luis Almagro fue «rápido para reconocer al gobierno» de Jeanine Añez, pero ha guardado silencio sobre el «deterioro de la situación de los derechos humanos y la persecución política de oponentes».

A principios de septiembre, la organización HRW denunció que el gobierno interino de Áñez usa el sistema de justicia de Bolivia para perseguir a colaboradores y partidarios de Morales. 

Áñez, que era segunda vicepresidenta del Senado, llegó a la presidencia interina del país, tras la renuncia del vicepresidente de Morales, Álvaro García Linera, de la entonces jefa del Senado Adriana Salvatierra y del titular de la Cámara de Representantes, Víctor Borda.

Fue legitimada en el cargo por el Tribunal Constitucional de forma interina, con el cometido de convocar elecciones.