El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su principal rival, Muharrem Ince, lideraron ayer en Estambul sus últimos mítines en la víspera de unas elecciones legislativas y presidenciales que se anuncian reñidas, tras una campaña marcada por fuertes choques entre los dos candidatos.
Estas elecciones anticipadas convocadas por Erdogan, con las que quiere mantenerse en el cargo por un nuevo mandato y con mayoría parlamentaria, son cruciales. Con el nuevo poder comenzará a regir la nueva Constitución con las nuevas prerrogativas que refuerzan el poder presidencial tras la reforma adoptada el año pasado. Se elegirán 600 diputados con boleta separada de la del presidente.
Muharrem Ince, candidato del Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata), fue la sorpresa de la campaña. Orador carismático logró utilizar los códigos habituales del presidente saliente para galvanizar a la multitud.
Luego de dos manifestaciones gigantescos de Ince en Izmir y en Ankara en los últimos dos días, centenares de miles asistieron ayer a un último acto en la parte asiática de Estambul. Ince reivindicó que «cinco millones» de personas participaron en el mitin en Estambul, aunque fue imposible confirmar en lo inmediato esa cifra.
Ince pintó un sombrío futuro de Turquía si Erdogan gana la elección, asegurando que la moneda seguirá siendo débil, que los precios aumentarán y que el futuro de los 3,5 millones de refugiados sirios quedará sin solución.
«Pero si gana Ince, (…) serán 80 millones de personas las que ganarán», dijo el candidato que se ufanó de haber celebrado 107 mítines en los últimos 50 días.
Erdogan por su parte optó por una sucesión de actos en diferentes barrios de Estambul, en vez de un acto masivo. «Si Dios lo quiere, mañana por la noche celebraremos juntos», declaró. En sus discursos criticó a su rival que había afirmado que vigilaría al comité electoral (YSK) para asegurarse de que no hubiera fraudes. «Muharrem dice que dormirá delante del YSK. Ello significa que entendió que perderá», dijo. «Estamos en un Estado de derecho», agregó, asegurando que todas las medidas necesarias fueron tomadas para asegurar el buen desarrollo de los comicios.
Erdogan, de 64 años, ha dirigido Turquía desde 2003, primero como primer ministro y luego como presidente. El mandatario ha transformado su país con proyectos de desarrollo y aplicando políticas orientadas hacia el crecimiento económico, mientras aumentaba el discurso religioso musulmán en el país laico y se imponía como un actor clave en el escenario internacional.
El jefe de Estado agitó en abril el calendario político al anunciar el adelanto al 24 de junio de las elecciones previstas inicialmente para el 3 de noviembre de 2019. Una decisión motivada probablemente por el temor a la crisis económica que parece alcanzar al país con una enorme caída de la lira turca, una inflación de dos dígitos y un importante déficit de su balanza por cuenta corriente.
Aunque el presidente saliente parece ser el favorito de las elecciones presidenciales, muchos observadores creen que no ganará en la primera vuelta y que su formación, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), podría perder su mayoría en el Parlamento.
El presidente turco ha tenido que afrontar en la breve campaña electoral una inesperada unión de los partidos opositores y un competidor, Muharrem Ince, capaz de hacerle sombra.
Con su fogosidad y su tenacidad, Ince, de 54 años, diputado del CHP desde hace 16 años, logró movilizar a una oposición harta de las sucesivas victorias electorales de Erdogan.
Este exprofesor de Física y Química tiene casi asegurado el segundo puesto, por detrás de Erdogan, en las elecciones generales y podría amenazar al presidente turco en una eventual segunda vuelta rodeándose de una gran coalición. «
El miedo al fraude
En medio del sofocante calor de Estambul que invade el minúsculo local, un centenar de personas escuchan atentamente la exposición y garabatean notas bajo una tenue luz. La lección del día: detectar y evitar eventuales tentativas de fraude electoral. Ante la inminencia de las elecciones legislativas y presidenciales anticipadas, la oposición, las asociaciones o ciudadanos de a pie se movilizaron para vigilar las urnas y asegurarse de que no se cometen irregularidades. Los comicios se anuncian como los más reñidos desde la llegada de Recep Erdogan al poder, hace 15 años, y la transparencia del voto se impuso como un desafío de gran importancia.
Decenas de miles de personas se posicionarán hoy en los colegios electorales para velar por el buen desarrollo de la votación. La convocatoria de los comicios, que llegó mucho antes de lo esperado -en principio iban a ser en noviembre de 2019, tomó desprevenidas a las asociaciones y los partidos de la oposición, que tienen que lidiar con nuevas normas electorales.