Los sicarios apenas habían cocido a tiros a Fernando Alcibiades Villavicencio Valencia, en la puerta de la Unidad Educativa Coliseo Anderson, al norte de Quito, cuando el brazo mediático del poder real jugó el juego que mejor juega: la carroña. El candidato de la conservadora Construye 25-Buena Gente, un periodista que mantuvo una intrincada disputa con Rafael Correa, le endilgó corrupción en un contrato con la PetroChina Limited (nunca comprobada) y tomó notoriedad al asesorar al diputado Klever Jiménez (Pachakutik) y en un efectivo acting, refugiarse con la comunidad de Sarayaku en la selva amazónica, sin dejar de enviar sugestivos mensajes.

Claro que en noviembre pasado, transitando su mandato como asambleísta, su relación con el exmandatario pasó un pico de rispidez. Desde su exilio en Bélgica, Correa tuvo la limítrofe idea de tuitear: «Eres un cobarde sinvergüenza. Pronto se te acabará la fiesta». Bingo. No sólo empujó el lanzamiento del candidato (luego asesinado) sino que fue capitalizado con una sacudida mediática que mucho se pareció a una operación. No obviar otro dato clave de esta historia: los correístas Luisa González-Andrés Aráuz no pierden la ventaja que le llevan a sus seguidores, pese a operetas varias, más o menos evidentes.

Villavicencio nació en el cantón de Alausí, a 300 km de Quito donde lo mataron. En la capital ecuatoriana se cuece la política local. Allí está el Palacio de Carondelet, donde Guillermo Lasso pasa el tramo póstumo de su presidencia. Allí, también nació Jaime Rolando Durán Barba, un eficaz especialista en hacer eficaces campañas electorales, sin remilgos éticos. Por caso, capitalizar el suicidio del fiscal Alberto Nisman en el camino que derivó en la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada.

Durán no tiene la necesaria influencia para cerrar filas entre las eclécticas derechas de su país. Ni sus colegas que guían las campañas de esos partidos imaginaban el delirante video que pasó a ser furor en todo sitio (incluso claro, en Ecuador) de un grupete de enajenados enmascarados que se atribuyeron el magnicidio, que berreaban, armados hasta los dientes y haciendo cuernitos. Coparon redes, sacudieron miles de portadas (serias y otras) en el planeta. Decían pertenecer a una de las históricas bandas narco, Los Lobos. Al rato, otros Lobos, sin capuchas, contradiciéndolos. Ninguna web reconoció el papelón.

Sí advirtieron que Villavicencio había asumido un discurso duro contra la corrupción y el narcotráfico y que había recibido amenazas varias. En su último discurso gritó: “Me dijeron que use chaleco. Pero aquí estoy, con camisa sudada, carajo. Ustedes son mi chaleco. Un pueblo valiente. Y yo soy valiente. Aquí está Don Villa».

Para todos los gustos

Los Choneros, los Lagartos, los Chone Killers, Tiguerones y los Latin Kings son otras bandas narcos célebres en una sociedad cada vez más violenta, delincuencialmente relacionadas con los cárteles Nueva Generación y Sinaloa (México), Comando Vermelho (Brasil) y el Clan del Golfo (Colombia). Operan en Guayaquil, Esmeraldas y Manabí, provincias de la costa del Pacífico, de 1.600 km de puertos y legislaciones flácidas. Todo especialista enfatiza que la postura combativa del colombiano Gustavo Petro generó una especie de mudanza de algunos grupos. También que Ecuador es un país cada vez más cooptado por los narcos. Al tiempo que cada vez más inseguro.

Choneros y Leones son fatalmente enemigos. Hace sólo tres fines de semana hubo 31 muertos en un motín en el Centro de Privación de Libertad Guayas N°1 (Guayaquil). Se enfrentaron las dos facciones: luego se unieron contra el ejército enviado para someterlos, que decomisó fusiles de largo alcance, lanzagranadas, explosivos. Un arsenal en poder de los presos. La consecuencia: huelga de hambre en 13 de las 35 prisiones de un sistema carcelario con 40 mil hacinados, que soportó 400 muertos desde 2021. Un sistema que permitió un episodio insólito y patético: narcos presos dando una rueda de prensa, rodeados de policías.

Un fin de semana sugestivamente violento. Agustín Intriago era el alcalde de la ciudad de Manta. En una visita a obras de alcantarillado en un barrio popular recibió seis balas en el pecho cuando dialogaba con Ariana Estefanía Chancay, una futbolista que se acercó a requerirle apoyo para su deporte y resultó asesinada. Intriago ganó en 2019 con el 41,71%, con el movimiento local Mejor Ciudad, que adhiere al correísmo. Las últimas encuestas daban que hoy superaría largamente el 60%.

La rueda de la violencia, el caranchismo y la versión descarnada de la política. Cualquier similitud de Ecuador con otros países no es pura casualidad.