En San Gustavo, un pueblo de Entre Ríos que supera por poco los 1500 habitantes, no están acostumbrados a la conmoción. Sin embargo, en el último tiempo se perdió dos veces la calma: cuando un hombre fue acusado de abusar de su sobrina de cuatro años y luego, cuando la jueza autorizó para el acusado el beneficio de la prisión domiciliaria.

A fines de agosto, una mujer denunció el presunto abuso sexual de su hija de 4 años después de encontrar manchas de sangre en su ropa interior. Al principio la nena mintió que se había lastimado al caerse hasta que recordó con detalles las maneras en que la tocaba el tío.

De inmediato la mujer llevó a su hija al hospital local, donde se constataron las lesiones genitales. “En el momento que la mujer fue a la comisaría se aplicó el protocolo de abuso sexual infantil. Esta chiquita fue examinada y luego se solicitó la detención del hipotético autor”, explicó el fiscal del caso Esteban Barbosa.

Mientras se realizaban estudios y análisis complementarios, el abusador quedó alojado en una celda de la Jefatura Departamental. El lunes, la jueza de garantías Silvina Millan debía resolver extender la prisión preventiva, tal como lo había solicitado la semana pasada la fiscalía. Sin embargo, ante la sorpresa de todos, especialmente de la familia de la víctima, la magistrado decidió beneficiar al acusado con la prisión domiciliaria.

La decisión causó indignación entre los vecinos y no se descarta que organicen en las próximas horas una marcha para reclamar que el acusado espere el comienzo del juicio en prisión y no en su casa.