India siempre sorprende y, naturalmente, sus escritores no son la excepción. «Soy un poeta diplomático», es la inusual carta de presentación que Abhay Kumar gusta emplear para, segundos después, revelar el «secreto literario» que aparentemente conecta a sus dos actividades profesionales. Autor de un Himno a la Tierra que fue traducido a 27 idiomas, Kumar confiesa su admiración por Jorge Luis Borges y se anima a plantear las coincidencias filosóficas entre los cuentos del argentino y los pilares esenciales de la cultura india.

«Además de distinguirse por su espiritualidad, la poesía de India refleja la visión inclusiva que tiene nuestra cultura. Para nosotros no existen las distinciones entre lo tuyo y lo mío, porque consideramos que el universo es una gran familia. Esto me lleva a Borges, quien tuvo muchas influencias de nuestra filosofía de la no dualidad, como él mismo reconoció en una entrevista en Alemania. En su literatura todo es cíclico y en todo momento plantea que él puede ser yo, como yo puedo ser él», señala el poeta, de visita en la Argentina para participar de un festival literario organizado por la embajada de su país.

Fiel a su devoción por el autor de El Aleph, dedicó unos versos (ver aparte) para intentar expresar los nexos entre la metafísica borgeana y los pilares de la filosofía india. En el poema relata que recorrió en vano las calles de Buenos Aires para encontrarlo, pero que recién logró hacerlo cuando se detuvo frente a un espejo y miró reflejado su propio rostro. «Quise contar el no dualismo de Borges –afirma– y que no hay diferencias entre vos, yo y él. Porque mientras vamos internalizando su literatura, él se vuelve parte de nosotros. Es así que cuando me miro en el espejo, puedo ver a Jorge Luis Borges. Por eso en mis versos no lo podía hallar en ningún lugar físico, él estaba presente y, lo sigue estando, en un reino espiritual».

Además de poeta, Kumar es un reconocido representante del cuerpo diplomático de India, dos actividades que parecen incompatibles, pero que tienen varios puntos en común, según su particular mirada: «Muy pocos conocen que la brevedad y la ambigüedad son el secreto literario de la conexión entre la poesía y la diplomacia. Son dos cosas fundamentales y están íntimamente vinculadas a las expresiones».

Abhay Kumar habla despacito, como si necesitara un segundo extra de reflexión para cada una de sus palabras. Durante la entrevista, en no menos de cinco oportunidades entrecierra sus ojos, se permite un silencio y comienza a recitar poemas, tanto propios como ajenos. Se nota que lo disfruta. «Donde la mente no tiene miedo / y la cabeza se mantiene alta / donde el mundo no está dividido en pequeños mundos domésticos», repite de memoria a Rabindranath Tagore, para citar otro ejemplo del concepto de la universalidad que expresa la literatura india.

Uno de sus mayores aportes a esta globalización espiritual fue la publicación, en 2013, de un Himno de la Tierra, que posteriormente fue traducido a 27 idiomas y hoy es utilizado en miles de escuelas de todo el mundo. «Fue una gran inspiración para mí. Como lo es la gente común de mi país y sus problemas cotidianos, de quienes me nutro para escribir. En mi poesía también tienen su lugar desde la joven que vende flores en Delhi hasta el hombre que debe revolver la basura para sobrevivir», agrega.

Su libro más vendido es La seducción de Delhi, «una metáfora poética que intenta explicar que el poder es la mayor seducción para la humanidad y, al mismo tiempo, algo muy frágil que no perdura en el tiempo», según destaca.

«El poder es neutral –agrega Kumar– como un cuchillo que puede servir para cortar vegetales o para matar a alguien. La cuestión es cómo se lo utiliza. Creo que es tan importante la espiritualidad que existe en el poder como el poder que hay en la espiritualidad. Muchos líderes espirituales ejercen el poder mucho más que los políticos. En India tenemos uno de los mayores ejemplos: Mahatma Gandhi».

–¿Cuál es el lugar de la poesía en ese poder espiritual que describe?
–Cuando escribí el Himno de la Tierra me propuse la búsqueda espiritual de un símbolo común para todo el planeta. Un ciudadano de España, Estados Unidos o Argentina puede cantar el mismo himno porque expresa un sentimiento mundial. Y con mi primer poema, «La canción del alma», que hice hace 15 años, no hice otra cosa que reflejar la filosofía y la cultura de India. «Siempre estuve aquí como el viento que sopla / las hojas que caen / el sol que brilla / o los arroyos que fluyen / las aves que pían / los capullos que florecen / como el espacio vacío / o el cielo azul / nunca nací, y no morí».
Otra vez, recita con los ojos semicerrados y sobre el final se le escapa una sonrisa. Se nota que lo disfruta. «

La otra potencia

“India pasó de ser un país olvidado por el mundo a generar cada vez más interés económico y espiritual. Una prueba es el Día Internacional del Yoga, que fue declarado el año pasado por las Naciones Unidas. Cada día hay más gente que practica yoga. Es algo que pude comprobar en distintos lugares del mundo y que hoy observo en Brasil. Sin lugar a dudas, India se ha convertido en una potencia espiritual”.

BORGES

Buscando a Borges
vine a Argentina.
No lo encontré en lugar alguno.

Investigué todas las bibliotecas
todas las calles laberínticas de Buenos Aires
no estaba ni en La Recoleta.

Encontré apenas un espejo
una cara que miraba fijamente
hacia mí sin creerlo.

Es difícil de creer
que todos me dijeron
que Borges vivía en Argentina.