El cambio de indumentaria de Adidas a Nike, la marca que vestía a Boca desde 1996, quizá sea la variación estética más obvia desde el 8 de diciembre pasado. Ese día el Xeneize vistió por última vez la marca de la pipa, en la caída en Rosario ante Central, pero también sus socios votaron nuevas autoridades, terminando así con 24 años de un oficialismo marcado a pulso por Mauricio Macri. Al margen de la llegada de Miguel Ángel Russo como nuevo entrenador y de la mirada de Juan Román Riquelme para manejar el fútbol, en estas primeras semanas la dirigencia de Boca intenta cumplir con la promesa de campaña de “recuperar la identidad xeneize”: cambios inmediatos en La Bombonera, un club abierto a los socios y una flamante área de género son algunas de las novedades que marca como estandarte la nueva conducción que busca imponer un modelo de gestión distinto.

En el club se crearon nuevas áreas. La más novedosa: la de Igualdad e Inclusión, que tendrá dentro un área de género y otra de equidad en el barrio. Las socias fueron un factor decisivo en el contundente triunfo electoral del Frente que encabezaron Jorge Amor Ameal, Mario Pergolini y Juan Román Riquelme. Y el presidente, en la apertura de la asamblea de socios, ratificó la necesidad de modificar el Estatuto, entre otras cosas, para incluir a las mujeres en la actividad y en la gestión del club. El área de trabajo con la zona de influencia también fue marcado como una de las prioridades. “La Boca -dijo Ameal a este diario antes de las elecciones- es un barrio vulnerable. Hay que abrirle las puertas a la gente. El club tiene que ser utilizado como polo de desarrollo del barrio, con actividades sociales y culturales para los vecinos”. Para graficar el contraste alcanza una frase de Mauricio Macri, en 2005, durante la campaña para ser diputado nacional, el primer cargo en su trayectoria política que luego terminó en el sillón de Rivadavia: “Cuando llegué a la presidencia de Boca tuve que cambiar la imagen del club, que se relacionaba con lo sucio y oloroso del barrio. Ahora, Boca es un club fashion”.

¿Qué verá de distinto el hincha xeneize el domingo 26 de enero cuando vuelva a la Bombonera para el partido ante Independiente? Los acrílicos de la segunda y la tercera bandeja del sector Sur, la cabecera que da al Riachuelo, ya fueron retirados para que haya una mejor visión. Y el proyecto es también quitar el acrílico de la platea baja L para volver a ubicar ahí el histórico foso, aunque aún esperan el visto bueno de los encargados de seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Los acrílicos habían sido una de las innovaciones que impuso Macri en el estadio. Además, en esa misma platea, está previsto que se retiren los asientos celestes para hacerle lugar a otros que lleven los colores amarillo y azul. Retomar el tradicional “azul y oro” es uno de los objetivos: también están pintando de esos colores el exterior de la Bombonera, que en los últimos años estuvo pintada íntegramente de amarillo.

Otra de las marcas del macrismo en el estadio fue la de convertir la tercera bandeja de la cabecera norte en platea, lo que redujo la capacidad del estadio. La intención es que eso vuelva a ser popular, aunque para eso deben ubicar los más de 2 mil abonos de esa platea K. “Se está haciendo un relevamiento para determinar qué abonos libres hay en otros sectores. Estamos trabajando a contrarreloj para llegar al 26, pero no sabemos aún si vamos a poder”, cuenta un dirigente que supervisa de cerca cada una de las áreas del club, que agrega: “El cambio de época, más allá de la estética del estadio, lo notás en el ambiente que hay en el club: las parrillas, las mesas y la pileta desbordan de gente”.

Para este verano, el abono y los precios de la pileta ya estaban fijados y en algunos casos vendidos. Sin embargo, como había sido una promesa de campaña, se redujo un 30% el precio y se hará una devolución en las siguientes cuotas para quienes ya lo habían pagado. En esta primera semana del año también se realizó una reunión con los socios adherentes, un sistema que se implementó durante la gestión de Daniel Angelici, en el que alrededor de 100 mil personas pagan 450 pesos al menos para ingresar en una lista de espera para tener la posibilidad de comprar un remanente de entradas en los partidos en  que la Bombonera no se llena únicamente con socios plenos. “Durante años hubo un destrato muy grande al socio. Queremos revertir eso. También abrimos la posibilidad a que se acerquen nuevas filiales”, explica un integrante de Comisión Directiva que preside una de las áreas claves del club. Queda por ver qué hará Boca con los deportes que no sean fútbol, algo que también la nueva conducción llevó como bandera en su campaña: hoy, entre los deportes federados además del fútbol masculino y femenino, apenas aparecen el futsal masculino, el básquet masculino y el vóley femenino.

Entre las novedades de una gestión que arrancó con largas y numerosas reuniones en estas primeras semanas, los directivos destacan el cambio de las jerarquías en el organigrama: los presidentes de las áreas, representantes de la Comisión Directiva, estarán por sobre los gerentes, empleados que contrata el club para gestionar. ¿Cuál es la diferencia? “Los dirigentes responden a los socios y no a intereses económicos. Angelici creía en el modelo de CEOs, nosotros no”, grafica un hombre de confianza del presidente Jorge Amor Ameal.

Más allá de lo estético, acaso lo más trascendental tenga que ver con la revisión de números. Hay dos auditorías encargadas: una interna de gestión y otra para ver  el movimiento operativo que tuvo el club, que estará a cargo de la facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Se calcula que se darán a conocer los resultados a mediados de febrero. Por ahora, se manejan con estricta reserva: sólo Ameal se limitó a denunciar que hubo cuotas de los pases de Nahitan Nández y Darío Benedetto que debían ser cobradas en agosto del 2020 y se efectuaron por anticipado. El millonario superávit fue una de las principales campañas de Angelici antes de las elecciones. “Se había vendido por 55 millones de dólares pero solo nos encontramos con cinco en el banco. Terminada la auditoría, diremos: ‘señores, esto es lo que pasó”, fue la declaración del presidente. En off, otro directivo que está cerca de los números va un poco más allá: “Nos pintaron que esto era Disney y nos estamos encontrando con el Tren Fantasma. Creo que más de uno se va a sorprender con el informe de la auditoría”.