Estados Unidos no tuvo mayores contratiempos para quedarse por tercera vez consecutiva con básquetbol masculino de los Juegos Olímpicos, al doblegar en la final a Serbia por 96-66.

Al igual que lo ocurrido en las definiciones de Beijing 2008 y Londres 2012 (en ambos casos frente a España), el equipo norteamericano se quedó con la victoria y extendió la hegemonía.
La progresión del cotejo, siempre favorable a los conducidos por Mike Krzyzewski, fue la siguiente: 19-15, 52-29, 79-43 y 96-66

La diferencia de 30 tantos resultó ligeramente inferior a los 37 logrados por los estadounidenses ante el mismo adversario en la última final del Mundial España 2014 (129-92).

El alero Kevin Durant resultó la llave para abrir el encuentro, al anotar 30 puntos (5-8 en dobles, 5-11 en triples, 5-6 en libres), repartir 4 asistencias y tomar 3 rebotes. También fue destacada la labor del interno DeMarcus Cousins, responsable de 13 puntos y 15 rebotes.

Los brasileños, quienes tomaron claro partido por los exponentes de la NBA, disfrutaron del show que -por momentos- pretende instalar un equipo que no es equipo sino un arrogante conglomerado de estrellas del mejor básquetbol del mundo. Y que termina demoliendo por el peso propio de sus individualidades.

Estados Unidos incrementó así a 76 el número de partidos oficiales invicto en competencias FIBA. El último tropiezo se dio en el Mundial Japón 2006 frente a Grecia (95-101) en una de las semifinales.