En los últimos tiempos la agenda política reabrió temas que parecían saldados. Entre ellos, la educación laica. Esta semana se llevaron a cabo las primeras dos audiencias públicas convocadas por la Corte Suprema antes de decidir la constitucionalidad de las normas salteñas que disponen que la enseñanza religiosa sea una materia obligatoria y se imparta dentro del horario de clase. Abogados constitucionalistas y organizaciones de la sociedad civil plantean que la aplicación de las leyes provinciales trae aparejadas prácticas que lesionan los derechos a la libertad de religión y de conciencia, a la igualdad, a la no discriminación y a la intimidad.

«Tanto los padres que iniciaron la acción como la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), que es patrocinante pero a la vez es actora del juicio, vamos a insistir en la postura de que el modo en que se brinda en Salta la educación religiosa es violatorio de la libertad de pensamiento que prevé la Constitución Nacional y termina siendo discriminatorio para los niños que no profesan la religión católica o que no profesan religión alguna», explicó el director ejecutivo de la ONG, Torcuato Sozio. La ADC junto con un grupo de padres presentaron un amparo colectivo contra el Estado provincial en 2010 pidiendo la inconstitucionalidad de las locales. Un juez les dio la razón pero la Corte provincial revocó el fallo, por lo que recurrieron a la Corte.

La decisión del supremo tribunal fue abrir cuatro audiencias antes de tomar su decisión, aunque aclararon que no hay fecha para emitir su fallo. Como se sabe, estas decisiones que pueden generar debate público se emiten teniendo en cuenta el clima político. 

Este miércoles y jueves se llevaron a cabo las primeras dos audiencias en las que intervinieron 35 oradores. Los jueces de la Corte participaron de ambas jornadas con la excepción de Carlos Rosenkrantz, quien se excusó por haber sido miembro de la ADC al momento del inicio de la acción.

Las próximas audiencias se realizarán los días 30 y 31 de agosto próximos.  «

«Una escuela que reproduce relaciones de clase»

Pablo Gentili es doctor en Educación (UBA) y secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Pero lo más importante en este contexto es su presencia de más de 20 años en Brasil, donde le tocó observar la reciente reforma laboral y cómo los secundarios flexibilizan a los alumnos para insertarse en ese mundo laboral.

«Los gobiernos neoliberales tienen gran facilidad de usar la palabra futuro cuando quieren volver al pasado», enfatiza en diálogo con Tiempo. Según su perspectiva, la Secundaria del Futuro crea «una escuela que reafirma y reproduce las relaciones de clase. El emprendedurismo se usa como eufemismo del sálvese quien pueda».

«Reducen lo educativo a lo laboral. Pero el problema es que acá no se habla de trabajo, porque está bien que la escuela sirva para reflexionar sobre el mundo del trabajo, acá orienta al empleo, que es otra cosa diferente: el empleo es el mercado del trabajo.»

«Ni siquiera les interesa el grado de implementación efectiva, lo que les interesa es que se imponga una idea meritocrática, productivista, privatizadora y totalmente individualista –acota Gentili–. En lugar de que la educación sirva para hacer un análisis crítico del mundo y busque cambiarlo, se intenta adaptar la escuela al mundo de hoy, reproducir sus desigualdades.»

El especialista completa: «Es una propuesta clasista, que con eufemismos reafirma la discriminación, abandona la idea de escuela universal, pública, formadora de ciudadanos libres, para ofrecer una segmentadora y precarizadora, cada vez más fragmentada y despolitizada».