«Ministro Aguad, quiero pedirle un favor, como familiar de los 44 del ARA San Juan. Usted sabe el dolor que sentimos después de tantos meses de espera. Es consciente de lo que nos costó que usted firmara la contratación de esta empresa. Deje de hacer declaraciones como la que hizo ayer, deje de ponernos el corazón en vilo, de desesperarnos. Por favor, le pido, mándese a guardar, y cuando los encontremos, ahí charlamos.»

El fuerte mensaje de Claudio, hermano del mendocino Hernán Rodríguez, suboficial maquinista del submarino desaparecido el 15 de noviembre del año pasado, y uno de los familiares de los tripulantes que batalló para que el Congreso articulara la Bicameral que investiga no sólo la desaparición sino también las hasta hoy fallidas operaciones de búsqueda y rescate, sintetizó lo que buena parte de los familiares piensa sobre Oscar Aguad.

En una declaración de una torpeza incomprensible, el ministro de Defensa salió el viernes a declarar que se había encontrado «una señal importante a 280 metros». Agregó, arrojando más sombras aún sobre su pobre desempeño durante la crisis que desató la pérdida del San Juan: «Sorprende que no lo hayamos visto antes». Y cerró deseando: «Ojalá sea el submarino».

La intervención del ministro sorprendió a los familiares, sobre todo a los cuatro que navegan a bordo del Seabed Constructor, el sofisticado buque de prospección oceanográfica de la empresa Ocean Infinity, contratada por el Estado, al cabo de una licitación accidentada que sólo se destrabó luego de que trasladaran su reclamo a un acampe en Plaza de Mayo.

Los continuos partes que envían desde altamar –más de 30 desde que el barco de bandera noruega zarpó desde el puerto de Comodoro Rivadavia, el 7 de septiembre– se ajustan a un lenguaje técnico sobre los puntos de interés detectados y la operatoria de los ROV (los vehículos submarinos operados remotamente) que exploran el lecho marino, manteniendo vivas las esperanzas pero evitando generar falsas expectativas. Todo lo contrario hizo Aguad el viernes.

Desde el Seabed, Luis Tagliapietra, padre de un submarinista y uno de los abogados de la querella en la causa que investiga el juzgado federal de Caleta Olivia, adelantó que era improbable que el contacto a 281 metros de profundidad fuera el ARA San Juan, y calificó de «irresponsabilidad enorme» a los dichos de Aguad, cuya renuncia pidió varias veces en los últimos diez meses. Su presencia y la de otros tres familiares en el lugar de la búsqueda, en contacto permanente con el resto, impidió que cundiera entre ellos una angustia innecesaria.

En efecto, a las 22 del mismo viernes, los investigadores de Ocean Infinity pudieron verificar que el «Poi10» (el décimo punto de interés detectado hasta el momento) resultó ser «otra deformación del suelo marino».

«Aguad no es apto para ser ministro. Si no se hacía el acampe, no había búsqueda. Tuvimos que encadenarnos para que nos escucharan», recordó Andrea Mereles, esposa del submarinista Ricardo Alfaro, en referencia a los 52 días de acampe. Su indignación se extiende entre los familiares del ARA San Juan, que no comprenden cómo sigue ocupando un lugar en el Gabinete. «

Cae el hombre más buscado de la Triple Frontera

El libanés Assad Ahmad Barakat, señalado como uno de los principales miembros de la milicia Hezbollah, fue capturado en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú, en la Triple Frontera. Pesaban sobre él órdenes de captura internacional emitidas por jueces de Paraguay y la Argentina. Para los Estados Unidos, país donde se congelaron todos sus bienes, Barakat es un «terrorista global».

La fiscal general paraguaya, Sandra Quiñonez Astigarraga, fue quien informó de la detención. El 31 de agosto pasado se había ordenado la captura internacional de Barakat  a partir de una causa en la que se investigaba la entrega irregular de un pasaporte paraguayo a su nombre.

Se considera a Barakat una figura clave en el financiamiento y lavado de dinero del grupo islamista libanés en la Triple Frontera y en otros puntos del continente, y ya había sido investigado por su presunto rol en el financiamiento del atentado a la AMIA, en 1994, por orden del primer juez de la causa, Juan José Galeano, luego destituido.

La Unidad de Información Financiera (UIF) ya había congelado los bienes de Barakat en julio, para investigar el cobro de «premios» por más de 10 millones de dólares en un casino de Misiones, adonde se trasladaba desde Ciudad del Este. Luego de que Paraguay ordenara su arresto, ahora fue detenido en Brasil. «Es la primera vez que se evidencia que los países de la Triple Frontera llevan una acción conjunta en la dirección correcta», declaró Ariel Gelblung, representante del Centro Simon Wiesenthal para América Latina.

Barakat ya había sido detenido en 2006 en una causa no vinculada al terrorismo sino por violar los derechos de autor de PlayStation. «