Pese a tener nombres como Emanuel Ginóbili y Luis Scola en el plantel, que revolucionaron el básquet nacional e internacional (y que lo continúan haciendo con casi 40 años), Andrés Nocioni bien podría haber sido el abanderado y sinónimo de la Generación Dorada. 

A los 36 años, el Chapu anunció por medio de una carta en las redes sociales que se alejará del básquet al finalizar la temporada con el Real Madrid.

Pocas veces la Argentina tuvo un jugador tan bestial dentro y fuera de la cancha. vivió este deporte con mucha intensidad, haciendo una aventura de cada juego, de cada torneo. 

Tan aferrado al básquet nacional está el santafesino que fue descubierto por el mismísimo León Najnudel, que más de una vez le contó en una hermosa anécdota: resulta que el joven Chapu se desempeñaba en el CECI de Gálvez y el gran León salió en su búsqueda. Apenas le alcanzaron 15 segundos para saber que es muchacho le iba a servir y que iba a ser uno de los grandes basquetbolistas de la historia.

Al ver que Najnudel se levantaba inmediatamente del asiento, el padre del Chapu se acercó a él alertado de la situación: “Yo vi lo que quería ver. Lo espero en Racing”, le respondió el creador de la Liga Nacional.

Y siempre fue así: apenas con un instante de verlo uno se daba cuenta que Nocioni era especial, la entrega en cada jugada, un triple, una volcada, una tapa. Una fiera que fue clave en los 15 años dorados de Selección.

Chapu supo reinventarse y se adaptó al equipo de turno. Lo hizo en la LNB (Racing, Olimpia e Independiente de Pico), en España (Tau Cerámica) y en la NBA (Chicago Bulls, Sacramento Kings, Philadelphia Sixers) y nuevamente en la ACB, con el Real Madrid.

Allí no solo levantó todo tipo de trofeos (¡hasta fue MVP de la Euroliga!) sino que se ganó el respeto de sus compañeros, rivales, entrenadores y medios de prensa. 

Chapu, que ya había anunciado su retiro de la Selección tras Río 2016, tuvo varios momentos para recordar: volcada en el rostro de Tim Duncan durante el Torneo de las Américas 1999, tapas varias a NBA, un soberbio cuarto de final ante Brasil en Indianápolis 2002, pero también supo reponerse a esos momentos de angustia, como el triple fallado en la semifinal de Japón 2006 frente a los españoles.

Tras ese fallo, Chapu no tuvo mejor idea que poner la foto de ese momento como fondo de pantalla de su computadora. La revancha, como si fuera necesario, llegó en los JJOO con un triple monumental, que jugueteó con el aro por unos segundos que parecieron milenios, pero que finalmente significó el triunfo de la Argentina ante el local en lo que fue, tal vez, el mejor partido de Chapu en la Selección: 37 puntos y 11 rebotes.

Se retira una bestia. Deja una marca en el básquet nacional.