«Cristina quiero que vuelvas”, la voz infantil, registrada a modo de mensaje en el contestador, se oyó fuerte en el estadio Julio Grondona de Arsenal de Sarandí. Fue parte del recurso al que apelaron los organizadores del acto de lanzamiento del Frente de Unidad Ciudadana para reafirmar la idea de que el reclamo por el retorno de Cristina Fernández a la disputa electoral no es sólo de la militancia. De hecho, a este mensaje lo precedieron otras voces de “gente de a pie” que dejaban sentado su apoyo a una eventual postulación de la ex presidenta a partir de sus propias experiencias tras un año y medio de gobierno neoliberal. Estos mensajes se intercalaron entre la “banda de sonido” de Unidad Ciudadana, construida a partir del pedido de la propia CFK de que sus seguidores aporten temas musicales “nuevos” para la etapa que comienza, que terminaron conformando una extensísima lista en Spotify, accesible para cualquier usuario de esa red de música. 

La impronta que los estrategas de campaña decidieron darle a Unidad Ciudadana se expresó también en la apelación a que la gente concurra con banderas celestes y blancas y que las organizaciones militantes no sean las primeras en ingresar al estadio (La inmensa columna de La Cámpora que arrancó del otro lado del Riachuelo, cruzó el Puente Pueyrredón y llegó a Sarandí casi sin posibilidad de ver a su “jefa” en vivo, sino a través de pantallas de LED). Fueron algunos de los guiños a la etapa que comienza. Unidad Ciudadana hará todo lo posible por despegarse de lo ya hecho por Cristina sin denostarlo, pero necesita imperiosamente convertirse en una opción a futuro en momentos en que el macrismo centrará sus esfuerzos en vincularla con el pasado. CFK jugará un rol, en ese sentido, de nexo entre esas dos fotografías.

El escenario instalado en el medio del estadio, a una altura más cercana del público, contrastó a su vez con la estética monumental de los actos que encabezó CFK durante su gestión presidencial. Sólo la voz de la locutora oficial de la ex presidenta, Natalia Paratore, estableció el lazo con la gestión. “Por una Argentina sin presos políticos, libertad a Milagro Sala”, “No al 2×1 de la Corte”, expresó a viva voz la locutora. “Porque nos queremos iguales, libres y vivas”, fue el guiño al movimiento de mujeres a partir del Ni Una Menos.

Los funcionarios y figuras que ingresaron tempranamente a Arsenal coincidían en otorgarle a Cristina y a Unidad Ciudadana el rol de “la única oposición posible a la restauración neoliberal del macrismo en la Argentina”, como sostuvo a Tiempo el filósofo Ricardo Forster. «La única posibilidad que tenemos de pararlo a Macri es condicionándolo», agregó el actor Gerardo Romano.

Cerca de ellos, Omar Plaini, el líder del sindicato de los Canillitas, buscó desarmar el discurso instalado desde un sector de la CGT, acerca de la confrontación del gobierno de CFK con el sindicalismo. “En las organizaciones sindicales hay muchas que acompañan a Cristina. No creo que el kirchnerismo haya desligado de los sectores del trabajo nunca”, advirtió.