El gobernador de Virginia declaró el estado de emergencia a raíz de violentos enfrentamientos entre supremacistas blancos y partidarios de la remoción de la estatua de un general esclavista de la Guerra de Secesión que dejaron como saldo al menos tres muertos y numerosos heridos en grave estado y más de 20 lesionados. El alcalde de la ciudad de Charlottesville, donde se produjeron los incidentes, culpó al presidente Donald Trump de haber exacerbado el racismo en Estados Unidos con su discurso de campaña. Trump fijó posición sobre el hecho desde Nueva Jersey, donde pasa sus vacaciones, en un tuit donde dijo condenar «en los términos más firmes posibles esta exhibición atroz de odio, fanatismo y violencia».

El violento desenlace sucede a varias semanas de cruces verbales y amenazas entre los que fomentaron la decisión del municipio de demoler la estatua el general Robert E. Lee del Parque de la Emancipación.

Lee encabezó los ejércitos confederados durante la guerra civil, entre 1860 y 1865. Por esa razón es una figura controvertida de la historia estadounidense ya que fue el que dirigía las tropas que luchaban por mantener la esclavitud. 

«Tengo el corazón destrozado porque aquí se perdió una vida», escribió el alcalde Mike Signer en la red social Twitter. «Culpo a muchos de lo que están viendo en Estados Unidos hoy mismo, a las puertas de la Casa Blanca y de la gente que rodea al Presidente», agregó.

Es que uno de los «cabecillas» de la protesta es el supremacista blanco Richard Spencer, quien apoyó a Trump desde el inicio de su postulación y dirige el Instituto de Política Nacional (IPN) y el Washington Summit Publishers, desde donde fomenta ideas muy cercanas al nazismo.

En vísperas de la manifestación de ayer, que fue publicitada bajo el lema «Unir la derecha», cientos de supremacistas  marcharon por el campus de la Universidad de Virginia en Charlottesville con antorchas. Los manifestantes gritaban «Sangre y tierra», «Un pueblo, una nación, fin a la inmigración», «No nos reemplazarán», «Las vidas blancas importan», entre otras consignas.

El choque se produjo con otros cientos de manifestantes favorables a destruir la imagen del polémico militar y que portaban carteles con la consigna «Estudiantes en contra de la Supremacía Blanca». En medio de nubes de gas lacrimógeno que arrojó la policía, llovieron golpes, volaron proyectiles de toda índole y flamearon los palos ensangrentados.

En ese marco resultaron muertas al menos tres persona, <atropelladas por un auto cuyo conductor fue detenido. Recién entonces las autoridades declararon el estado de emergencia. «