El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció hoy que no asistirá el próximo 20 a la ceremonia de investidura de su sucesor, el demócrata Joe Biden, en tanto el violento asalto al Congreso encendió luces de alarma respecto a la capacidad de las autoridades de garantizar la seguridad durante ese acto.

«A todos los que me han preguntado, no iré a la Inauguración el 20 de enero», indicó hoy a través de la red social Twitter el republicano, que tras perder todas las batallas judiciales en su denuncia de «fraude» electoral, reconoció ayer por primera vez su derrota.

Criticado por su rol en el inédito y violento asalto al Capitolio, y tras prometer una transición «ordenada», el mandatario saliente admitió por primera vez que no cumplirá un segundo mandato, aunque sin felicitar a Biden.

La ausencia de Trump en la toma de posesión del demócrata lo convertirá en el primer presidente saliente en no pasarle el mando a su sucesor desde 1869.

El asalto reciente al Capitolio en Washington DC encendió luces de alarma respecto a la capacidad de las autoridades de garantizar la seguridad durante ese acto.

Los seguidores de Trump atravesaron el cordón policial, ingresaron al recinto y a las oficinas de los legisladores, lo que llevó a suspender temporalmente la sesión en la que certificó la victoria de Biden.

Cuatro manifestantes fallecieron, entre ellos una mujer que fue baleada por la policía mientras intentaba entrar al edificio.

Antecedentes

El último gobernante que no asistió a la asunción de su sucesor fue Andrew Johnson, el primer jefe de Estado en ser enjuiciado por un impeachment del que fue absuelto por el Senado, otro antecedente que comparte con Trump.

 Johnson se negó obstinadamente a asistir a la investidura del general Ulysses S. Grant, considerado su némesis, quien también rechazó compartir el viaje en carruaje con su antecesor desde la Casa Blanca hasta el Capitolio para asistir a la ceremonia, tal como dictaba la tradición.

Los otros dos presidentes que se saltaron las inauguraciones de sus sucesores fueron John Adams en 1801 y posteriormente su hijo, John Quincy Adams, en 1829.

En el caso de Adams padre, este dejó la Casa Blanca a las 4 de la mañana para evitar asistir a la toma de posesión Thomas Jefferson, quien tampoco lo había invitado formalmente.

Este gesto que fue interpretado por los historiadores como un intento de evitar disturbios entre federalistas y demócratas-republicanos, ya que fue la primera vez en la que la Presidencia del país pasó al candidato del partido opositor.

En tanto, Adams hijo abandonó la Casa Blanca la noche anterior a la investidura de Andrew Jackson, su rival en los dos últimos comicios, luego de que este rechazara su ofrecimiento de la residencia presidencial para las festividades inaugurales.

Jackson había llegado a la capital unas semanas antes, durante las cuales no visitó a su predecesor ni tampoco este lo invitó a la residencia presidencial.

Según afirmó el historiador estadounidense Thomas Balcerski en la cadena CNN, en tiempos muy polarizados, la negativa de un presidente saliente a asistir a la jura de su sucesor ha sido positiva para el nuevo mandatario, ya que en los tres antecedentes mencionados los dirigentes electos tuvieron Gobiernos muy populares y dirigieron el país durante dos mandatos.