“Voy a instaurar el 11 de diciembre, en mi primer día de gobierno, la eliminación de los impuestos de exportación y voy a eliminar todas las restricciones para la industria argentina. El Mercosur necesita ser una realidad con metas y plazos. El mundo se está integrando con nuestros países sin que nos hayamos fortalecido regionalmente antes”, les garantizó Mauricio Macri a los empresarios brasileños el 4 de diciembre de 2015, cuando fue recibido como presidente electo, seis días antes de asumir la jefatura del Estado Nacional.

A punto de cumplir diez meses de aquella promesa que le obsequió a los miembros de la Federación de Industriales del Estado de Sao Paulo (FIESP), el mandatario argentino comenzó a negociar en Buenos Aires nuevas «flexibilizaciones arancelarias» con el presidente interino de Brasil Michel Temer, cuyo cargo fue confirmado luego de que Dilma Rousseff fuera suspendida en abril y finalmente destituida por el impeachment que instruyó el Parlamento a fines de agosto.

Desde que comenzó el proceso, Dilma fue reemplazada por Temer, un paulista y dirigente del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la fuerza política socialdemócrata que hasta el año pasado fue socia del PT en la alianza que gobernó el país. Cuando Macri visitó Brasil en diciembre pasado fue recibido por la entonces presidenta y por Pablo Skaf, titular de la influyente FIESP, un hombre tan determinante como Temer dentro del PMDB que en esa visita definió al mandatario electo «como la oportunidad para el retorno de las operaciones brasileñas a la Argentina».

Ayer nomás

Los diez meses que ambos demoraron en retomar la agenda fue el tiempo que llevó la crisis institucional del país vecino desde el debate, la votación, la suspensión y la destitución de la mandataria electa por elecciones libres. «Vemos objetivamente que el gobierno de Temer ha dejado ser de transición, que ahora el presidente Temer está confirmado hasta el resto del mandato. En el periodo de transición se hablaron todos los temas, pero muchas de las cosas en las que hablamos con Temer, eran agendas que habló Macri como presidente electo cuando habló con Dilma», explicó anoche la canciller Susana Malcorra en una entrevista televisiva, donde confirmó la naturaleza de la breve visita oficial del mandatario interino: retomar los temas que Macri había tejido con los industriales paulistas y con Rousseff, especialmente los referidos a los aranceles entre Argentina y Brasil dentro del Mercosur, un tema pendiente antes de retomar la negociación regional con la Unión Europea.

«Brasil y Argentina son socios inexorables mas allá de las ideologías, lo que ha hecho Temer es confirmar que efectivamente Brasil tiene mucho que ver con la Argentina, hemos descrito una agenda muy amplia que no trae grandes temas originales», detalló Malcorra sobre la nueva orientación política y económica que le imprimirán los dos principales socios al Mercosur y que Macri ya había confiado ese 4 de diciembre a los industriales paulistas. «Nos interesa que se realice una negociación seriamente» entre el Mercosur y la UE, para “converger con la Alianza para el Pacífico», prometió sobre el bloque impulsado por Estados Unidos e integrado por México, Colombia, Perú, Chile y Costa Rica.

Entre aquel entonces con Rousseff en el gobierno, hasta la confirmación de su vice como sucesor, la Argentina se transformó en observadora de la Alianza del Pacífico y en principal impulsora de un acuerdo del Mercosur con la Unión Europea que, desde fines de marzo de 2017, no contará con Gran Bretaña, cuya población decidió abandonar esa comunidad económica el 23 de junio pasado. Para Buenos Aires ese refendum no es menor, ya que la salida de Gran Bretaña también implica que las Islas Malvinas ya no formarán parte del mapa creado por el Tratado de Maastricht. «La semana que viene vamos a tener una reunión en Bruselas. El motor está en marcha. Sí es cierto que hay inconvenientes políticos en Europa que son peligrosos para avanzar, por allí la cosa pasa más rápido por los americanos que por el Mercosur», deslizó Malcorra anoche.

Cuando Temer reemplazó provisoriamente a Rousseff, a principios de mayo, designó a José Serra como canciller del nuevo gobierno. El ex candidato presidencial del PDMB es uno de los principales críticos del Mercosur y tuvo su primer viaje fuera del país como ministro de Relaciones Exteriores a Buenos Aires, dos semanas después de su nombramiento. En esa oportunidad acordó con Malcorra una hoja de ruta que sólo requería de la finalización del juicio político contra Dilma para continuar. Este lunes ambos gobiernos dieron ese paso, pero con Serra en segundo plano. Desde principios de agosto fue implicado en la red de sobornos que investiga la justicia brasileña en el caso «Lava Jato», por un grupo de ex gerentes de la constructora Oderbrecht que lo acusaron de haber recibido 7,5 millones de dólares para su campaña proselitista de 2010.

Colombia y Venezuela

La trama económica de los acercamientos y las nuevas coincidencias entre Macri y Temer tuvieron un gran imprevisto el día anterior: la derrota en las urnas del acuerdo de paz firmado entre el presidente de Colombia Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de ese país. El nuevo giro en la política colombiana fue desdramatizado por ambos mandatarios. «El resultado ha sido muy parejo, hay mucha gente que cree en una vía de acuerdo. Creemos en la paz, y Colombia seguirá buscando vías para la paz, lo que es importante no sólo para Colombia sino para la región», dijo Macri en una conferencia conjunta convocada con escasas tres horas de anticipación. «Quienes votaron en contra quieren los mismo, pero con otro acuerdo», evaluó el anfitrión con moderación.

Luego fue el turno de Venezuela. «Le hemos dado un plazo, si no cumplen perderán la condición de miembro activo (del Mercosur)», dijo Macri en referencia al acuerdo que promovieron ambos países, con apoyo de Uruguay y Paraguay para que «Venezuela cumpla con los requisitos necesarios para estar incluidos en el Mercosur». La advertencia busca que el presidente Nicolás Maduro llegue a un acuerdo con el legislativo para convocar a un nuevo referendum revocatorio antes de fin de año.

Al finalizar el día, en el canal TN, durante el único reportaje que concedió Malcorra luego de la visita oficial de Temer, la canciller opinó que «la cuestión de Maduro no tiene que ver con la Unión Europea ni con los cinco socios del Mercosur, sino con lo que este pasando en Venezuela. Lo que sí tiene que ver es con el compromiso de integración de Venezuela al Mercosur. Algunas cosas tienen que ver con decisiones políticas que adopta la legislatura. Podría haber una conversación del Ejecutivo venezolano con la Legislatura, pero obviamente si no hay ningún diálogo es poco probable que se produzca eso», remarcó la funcionaria para confirmar la advertencia.

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