Un médico vestido con el guardapolvos del Cemic, que dijo no ser del Cemic, senadoras que sólo les preguntan a expositores a favor del derecho de las mujeres a abortar, y algunas exposiciones cargadas de datos que sostienen la importancia de la sanción de la ley fueron los momentos más intensos de la primera jornada de expositores en el plenario de comisiones del Senado, en donde se debate la media sanción que llegó de Diputados por el Aborto legal, seguro y gratuito. Afuera, otra vez la marea verde rodeó el Congreso.

La primera oradora de la jornada fue la secretaria general del sindicato de Amas de Casa, María Lucila “Pimpi” Colombo, ex secretaria del Consejo Nacional de las Mujeres de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Si bien no se pronunció a favor, bregó por la despenalización de la extendida práctica clandestina. “Creo que la posición de nuestro Gobierno ha sido muy hipócrita. Nos ha sometido a esta discusión para dividirnos. Sostiene el ministro de Salud que hay que legalizar el aborto, y habla como si estuviéramos en Alicia en el país de las maravillas, pero en la salita no hay preservativos”.

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Luego le siguió un rabino, Fernando Szlajen, quien comparó el aborto con una decapitación y se basó en la Biblia para dar su posición al respecto. “La Biblia es la base de nuestra civilización y reconoce la vida humana desde la concepción”, dijo. El religioso sostuvo que el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo es “una matanza a demanda” y se ganó un apagado abucheo entre los y las presentes, ya que en el Senado no se pueden hacer expresiones abiertas de repudio o aprobación.

Una de las exposiciones más estridentes fue la del médico urólogo Fernando Secin, quien concurrió al Senado vestido con un ambo del Cemic, pero aclaró que no trabajaba en esa institución. También aseguró que milita en una organización de médicos anti derecho al aborto que “representa a la mayoría” de los profesionales de la salud. El urólogo usó trillada táctica de mostrar fotos de bebés de varios meses y trató de asesinas a las mujeres que deciden no continuar con el embarazo.

Secin destacó: “Los médicos consideramos que la legalización puede ser un descalabro para el sistema de salud”. Con cuadros y proyecciones propias, el doctor afirmó que “se miente con respecto a las cifras ya que no existen 500 mil abortos en nuestro país”.

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Al momento de las preguntas, la senadora Beatriz Mirkin (Bloque Justicialista Tucumán) le preguntó “en nombre de quién hablaba ya que la objeción de conciencia es individual y no institucional”. Secin respondió que lo hacía por la organización Médicos Por la Vida, «que nuclea unos mil médicos».

El rionegrino Miguel Pichetto (Bloque Justicialista Río Negro) se dirigió a Secin para cuestionar una de sus definiciones: “Las palabras las tenemos que usar de manera prudente. Después de la trágica historia reciente de los argentinos asimilar al aborto con la desaparición forzada de personas es exagerado”.

La senadora Nancy González (Frente para la Victoria – Chubut) cuestionó las cifras presentadas por Secin sobre el costo que tendría la implementación del proyecto en debate y señaló que “el presupuesto de Salud, a lo sumo se vería disminuido en un cincuenta por ciento”.

A su turno, le siguió El Director Científico de Fundación Huésped, Pedro Cahn, quien recordó que durante 10 años se dedicó a la terapia intensiva. “Allí vi morir decenas de mujeres por complicaciones por abortos inseguros. El cuadro clínico característico es el llamado síndrome tricolor: blanco, por la anemia producida por la hemorragia incontrolable; amarillo por la ictericia -que significa que el hígado ha dejado de funcionar adecuadamente-, y azul, por la cianosis- cuando ya el organismo no puede sostener la adecuada oxigenación de la sangre. Las que tuvieron suerte salvaron su vida, pero muchas de ellas perdieron la posibilidad de ser madres en un futuro, ya que la extirpación del útero suele ser el recurso heroico para evitar la muerte”, dijo contundente.

También recordó en los años 80 cuando empezó a tratar casos de VIH recibió el mote de “patota rosa” y sufrió violencia por ejercer su profesión. “Ambos temas, el HIV y el aborto, están vinculados a los derechos y a la sexualidad. Porque, finalmente, de eso se trata este debate: de qué nos pasa como sociedad cuando debemos discutir sobre la sexualidad y los derechos”, sostuvo. “Nadie defiende más la vida que quienes pugnamos por el aborto legal”. El especialista observó: “Cuando una mujer decide interrumpir su embarazo, queda sólo una vida por proteger: la de la mujer. La diferencia es si lo hará en condiciones seguras o si la condenamos por pobre y excluida a la muerte”.

La senadora católica Silvia Elías de Pérez le preguntó si la organización estadounidense Planned Parenthood financia a la fundación Huesped, y si bien Cahn lo negó e invitó a la legisladora a informarse a través de la web de la institución, Elías de Pérez insistió en su teoría.

Por su parte, la médica y psicoanalista Martha Rosenberg, integrante de la Campaña por el Derecho al Aborto, fue contundente: «El rol de esta Cámara no es mantener estructura arcaica de dominación sexual sobre los vientres», les dijo a los y las senadoras, y criticó la «voz ventrílocua» que le adjudican al bebé de papel que pasean en sus marchas los manifestantes anti derechos. “Tienen la posibilidad de transformar el dolor en derechos, de eso se trata ser legislador, y claramente hace tiempo que las mujeres, niñas y adolescentes sufren la negación de derechos”. “Las mujeres y cuerpos gestantes tenemos el poder de gestar y parir, o no. Ejercerlo atañe a nuestro saber y entender: somos personas con derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y sus avatares”, manifestó Rosenberg.

En tanto, la doctora Patricia Rosemberg ex titular de la maternidad Carlotto de Moreno, al oeste del conurbano, recordó las 3030 muertes de mujeres pobres del sistema de Salud público desde la democracia hasta hoy. “Es subestimar a las mujeres creer que usen el aborto como anti concepción”, se quejó. También descartó los argumentos economicistas de algunos senadores que sostienen que sus provincias no podrán solventar el gasto de garantizar este derecho en debate. “Nosotros lo garantizábamos con el presupuesto que tiene un hospital público d la provincia de Buenos Aires”, sostuvo.

Martín Farrel, abogado y doctor en Ciencias Sociales, enfatizó -ante una consulta de la salteña Cristina Fiore Viñuales- que “no existe” el concepto de objeción de conciencia institucional que algunos y algunas senadoras pretenden incluir en la media sanción. El especialista utilizó un ejemplo: “El Senado es una institución, y la institución Senado está determinada por la Constitución Nacional, por sus reglamentos y sus normas. Son hojas de papel con palabras impresas. Eso no tiene conciencia. Los senadores son los que tienen conciencia. No existe la conciencia institucional”.

También habló un cura. «Una vez que la presión pasa y esas mujeres pueden pensar más en frío toman conciencia de que lo llevaban en su vientre era su hijo, un hijo único e irrepetible», dice el sacerdote Matías Jurado. «Nunca el aborto es una solución a largo plazo, la mujer que es acompañada y amada no aborta, la mujer que sí aborta es la que está rota por dentro, abandonada y desesperanzada», sostuvo el religioso.

A continuación, la doctora Mariana Romero, maestra en Ciencias en Salud Reproductiva, echó luz. «Los embarazos pueden interrumpirse de manera segura, la tecnología está disponible, sin embargo la evidencia muestra que las restricciones y la ilegalidad tejen una red de determinantes que potencian la inseguridad», explicó. «Aun en la estimación conservadora de que en 2016 fueron 31 y no 43, quién puede negar el dramatismo de las noticias de estos días: el 5 de julio en Goya murió una mujer de 25 años con dos hijos», abundó la especialista en el área.